El infierno carcelario en La Modelo de Barranquilla

Informe de la Procuraduría revela el desastre humanitario que se vive en este lugar.

Juan David Laverde Palma
30 de enero de 2014 - 02:39 a. m.
Ver galería
Ver galería
Foto: AFP - STR

La muerte de diez internos durante un incendio en el pasillo 7 del pabellón B de la cárcel La Modelo de Barranquilla, seis de los cuales perecieron calcinados tras los barrotes, reabrió un debate viejo y sobrediagnosticado relacionado con las pésimas condiciones en las que purgan sus penas más de 2.800 reclusos. Dicho centro penitenciario con un área de 13.000 metros cuadrados, originalmente fue diseñado y construido para ser un colegio que podía albergar máximo 200 estudiantes. No obstante, se adecuó como establecimiento carcelario y, según un estudio antropométrico de la Procuraduría, "el espacio para una persona con sus múltiples movimientos es de 1,50 metros". (Vea las imágenes de la situación que viven los presos en la cárcel La Modelo)

Una radiografía verdaderamente lamentable que quedó documentada en varios informes elaborados por el Ministerio Público a los que tuvo acceso El Espectador. Dichos reportes de marzo de 2013 constataron que las condiciones locativas de seguridad e higiene de La Modelo de Barranquilla no son ni siquiera dignas y atentan contra los derechos fundamentales de los reclusos. Los informes además tienen fotografías en las que se expone de una manera cruda el deterioro de la infraestructura, el hacinamiento en las celdas divididas por placas de madera, sin espacio o con internos durmiendo en el piso. Además, las fotos revelan el deplorable estado de los baños, repletos de humedades y de un aspecto grotesco.

Las pésimas condiciones de salubridad fueron diagnosticadas por una comisión de la Procuraduría. Se establecieron irregularidades en la cantidad de baños por el número de reclusos, en las celdas diminutas donde no llega luz, en el patio central que alberga el mayor número de internos. Sobre este último punto la Procuraduría advirtió hace diez meses que la cárcel presentaba inadecuadas instalaciones eléctricas que podrían causar un accidente y que “la falta de un extintor, pasillos estrechos y el hacinamiento” podrían provocar una tragedia como la que conoció el país el lunes pasado, y que tiene al director del Inpec, general Saúl Torres, dando explicaciones y exigiendo celeridad en las investigaciones de turno.

En los documentos conocidos por El Espectador, se explica que fueron múltiples las quejas de los internos de La Modelo de Barranquilla respecto a las condiciones de reclusión y por eso pidieron la intervención del Estado. Bajo esa perspectiva, la comisión de la Procuraduría verificó el estado de salud, alimentación, hacinamiento y situación jurídica de los más de 2.800 internos de La Modelo. Sobre el ítem de salud se estableció que hay dos médicos que prestan sus servicios entre las 8 de la mañana y las 5 de la tarde, de lunes a viernes. Cuando esos médicos no están, no hay quien atienda las necesidades o enfermedades de los reclusos. Con una particularidad: son los mismos internos quienes elaboran los listados de las personas que van a ser atendidas.

La Procuraduría señaló en el mencionado informe que hay un retardo impresionante para que los reclusos puedan ser atendidos por especialistas y que cuando requieren un determinado tratamiento no se les atiende ni se les suministran los medicamentos adecuados. Sobre el servicio de alimentación que se presta en la cárcel se determinó que la empresa encargada es la Unión Temporal Alianza para el Futuro y que los internos se han quejado de la ración de alimentos que les suministran porque no contiene los nutrientes mínimos. Igualmente se presentaron quejas por las condiciones de salubridad en las áreas en que cocinan y manipulan los alimentos. La Procuraduría observó que pisos, paredes, techos, calderos y estufas se encuentran en mal estado.

Con respecto al hacinamiento se estableció que excedía los topes máximos de cada pabellón y que en ese entonces podían contabilizarse 1.728 sindicados, 1079 condenados, 1 interno con vigilancia electrónica y 20 más con detención domiciliaria "a los cuales no se les hace el seguimiento correspondiente por falta de personal de guardia". La situación de la cárcel La Modelo es apenas un ejemplo más de lo que ocurre en todas las cárceles de Colombia, con un hacinamiento de más del 53% y una población total que supera los 116.000 internos.

En números redondos, para poner algunos ejemplos, la cárcel de Riohacha tiene un hacinamiento del 362%; la de Cali 232%; la Bellavista de Medellín un 227%; La Picota de Bogotá un 201%; La Modelo de Bogotá un 144% y la de Barranquilla un 114%. Una bomba social que ha sido valorada una y otra vez por las autoridades nacionales y por los propios jueces de la República que en distintos fallos judiciales le han pedido al gobierno que atienda cuanto antes esta situación infrahumana. Para no ir muy lejos, la jueza 56 de conocimiento de Bogotá, al resolver una tutela el año pasado, señaló: "Nunca había visto tamaña inmundicia, tanta porquería y (tanto) cinismo por parte del Estado. Nunca había visto tanta hipocresía porque yo soy juez penal y envío gente a la cárcel pensando en que estoy resocializando, imprimiendo un castigo. Lo más grave es la desidia, que eso pase y todos quedemos tranquilos".

Cada vez que ocurren tragedias vuelven a aparecer los mismos titulares de prensa: que el hacinamiento es muy grave, que hay que buscar una resocialización, que se requieren medidas urgentes, que la cárcel no es la respuesta para todos los delitos entre un largo etcétera de pronunciamientos predecibles. Justamente hace ocho meses El Espectador publicó un especial sobre el infierno carcelario en Colombia, estableciendo que había en 2013 más de 37.000 personas que estaban en cárceles en calidad de sindicados, es decir, sin que todavía se les hubiera probado su responsabilidad. Desde entonces los números poco han cambiado: hay más de 2.500 reclusos de la tercera edad, otros 2.192 con problemas de salud mental, 694 censados que reconocieron pertenecer a la población LGBTI, casi un centenar de niños conviven con sus mamás en centros de reclusión y en promedio solo hay un guardia por cada 30 internos.


jlaverde@elespectador.com
@jdlaverde9

 

Por Juan David Laverde Palma

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar