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El misionero norteamericano acusado por nexos con las Farc

Mientras la Fiscalía y la Policía advierten que el norteamericano ha sido fundamental para la guerrilla en la región de Sumapaz, en diálogo con El Espectador el religioso enfatizó que todo es un montaje de unos falsos testigos que lo estaban extorsionando dos años atrás.

Santiago Martínez Hernández
20 de febrero de 2015 - 01:24 a. m.
Cortesía  / Cortesía
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Rusell Martin Stendal, el estadounidense que tiene un recorrido de varias décadas como misionero y que ha entregado biblias en las selvas del país a guerrilleros y paramilitares, fue capturado por la Fiscalía y la Policía de Cundinamarca, supuestamente, por ser parte de las redes de apoyo de las Farc. Según las autoridades, hay testimonios de desmovilizados, informes de inteligencia y seguimientos a sus comunicaciones que permitirían inferir que entre Stendal, de 59 años, y la guerrilla existía un vínculo que no se limitaba al trabajo humanitario del extranjero. Sin embargo, su familia aseguró que se trata de un montaje y que él es un hombre que ha trabajado de la mano del Ejército y del Gobierno.

La Fiscalía le imputó cargos por rebelión. La Policía de Cundinamarca precisó que se trataba de una investigación adelantada de meses atrás. Al parecer, las principales pruebas contra Stendal son los testimonios de tres desmovilizados de las Farc identificados como Robinson Valencia Vera, alias ‘Abelardo’, Dumar Yepes Hurtado, alias ‘Samuel Carrillo’, y alias ‘Hernies’. Según ellos, el misionero norteamericano colaboró con la instalación de emisoras de la guerrilla en los departamentos de Meta y Cundinamarca, precisamente, en el páramo de Sumapaz.

Los tres guerrilleros señalaron que Standel supuestamente entraba desde víveres hasta equipos de comunicación, que eran instalados para crear emisoras radiales y así trasmitir mensajes subversivos. También declararon que el norteamericano era conocido con el alias del ‘Gringo’ y que era muy cercano a los comandantes de la zona. Contrario a esta hipótesis, la familia y el propio Stendal le dijeron a este diario que los desmovilizados los extorsionaron durante dos años al pedirles $250 millones a cambio de no declarar en su contra.

La historia de Martin Stendal

Martin Stendal llegó a Colombia junto a sus padres cuando tenía 8 años. Los primeros pasos como misionero los dio en la Sierra Nevada de Santa Marta donde trabajó con las comunidades indígenas en los años 60. Desde ese entonces empezó a recorrer el país y liderar procesos humanitarios. Su familia creó el Instituto Lingüístico Lomalinda en Puerto Lleras (Meta). Sin embargo, empezó a ser un foco de atentados ya que era considerado por la guerrilla como una entidad fachada del gobierno norteamericano. Tanto así que en 1981 uno de sus miembros fue asesinado por hombres del M-19.

Martin Stendal terminó secuestrado en agosto 1983 por las Farc. Duró cinco meses en cautiverio y, según relató, amarrado con nylon a un palo. Recuperó su libertad y comenzando los años 90 el instituto Lomalinda cerró por los constantes ataques a los americanos. Sin embargo, el misionero extranjero continuó su labor y se convirtió en un intermediario entre grupos paramilitares y guerrilleros. Luego de su secuestro, Stendal escribió un libro llamado Secuestro y Reconciliación –en inglés Rescue the Captors–, que fue publicado en 1987 y en el cual relataba su tragedia y la de sus captores.

En el libro Stendal relató su secuestro y enfatizó en que él no era la única víctima, ya que sus captores eran jóvenes que no superaban los 20 años y también eran prisioneros de guerra. Inició una campaña de reconciliación a la que se sumó el ya fallecido padre Rafael García Herreros, fundador del Minuto de Dios. Ambos intentaron adoctrinar a los guerrilleros a través del cristianismo y el catolicismo. Ya terminada la década de los 90, Stendal fundó Marfil Stereo, su primera emisora cristiana en el país. Luego creó Radio Alcaravan y Voice of Your Conscience (Voz de la Conciencia).

El 7 de febrero de 2005 Stendal volvió a ser secuestrado por las Farc en los Llanos Orientales. Tras recobrar su libertad continuó con su trabajo de repartir biblias –en varias ocasiones lo hacía vía aérea ya que era piloto y sobrevolaba las zonas rojas– y fundó su organización en Canadá bajo el nombre Colombia para Cristo, que tenía como objetivo distribuir libros religiosos gratis por la selva colombiana y crear emisoras radiales que difundieran mensajes de Dios.

Stendal logró crear más de una docena de emisoras cristianas. Su labor comenzó a ser reconocida por distintas entidades ya que a través de su ayuda humanitaria varios paramilitares y guerrilleros desertaron. Empezó a manejar frecuencias establecidas para sus emisoras y lideró una campaña para entregar radios solares en las selvas para llevar su mensaje. Tanto así, que aseguró que trabajó en el páramo de Sumapaz –para la Fiscalía esta es la zona en la que Stendal colabora con las Farc– junto con el coronel (r) Paco Mejía, un oficial que designaron en su momento para que pudiera ingresar a la zona roja con el material que entregaba. “Él (Mejía) ponía un retén cuando entraba y salía del páramo”, le dijo el norteamericano a este diario.

Stendal también es recordado por producir la película La Montaña, un filme que relata su historia como misionero y mediador entre los paramilitares y los guerrilleros. Agregó que muchos oficiales del Ejército han apoyado su trabajo y que en enero de 2014 el entonces comandante de las Fuerzas Armadas, general Leonardo Barrero, dijo en un evento: “Le agradezco a todos los invitados especiales. Cuando aparezca Martin (Stendal) colocando emisoras allá en los cerros no me lo vayan a sacar”. Sin embargo, siente que durante el último año todo cambió, y que detrás de esta situación debe estar “alguien del gobierno pisando mangueras porque a nosotros nos han recibido muy bien”.

Para las autoridades Stendal es un hombre clave para las Farc ya que es el encargado de instalar una serie de antenas –según él, las que permiten que las frecuencias de sus emisoras cristianas lleguen al monte – para modernizar las comunicaciones de las Farc y enviar a través de la radio mensajes subversivos. Pero el misionero manifestó que todo el proceso está soportado en los falsos testimonios de dos guerrilleros que lo estuvieron extorsionado. Se trata precisamente de los testigos del ente investigador: alias ‘Abelardo’, ‘Samuel Carrillo’ y ‘Hernies’.

Alias el ‘Gringo’, el hombre de las emisoras

Durante la imputación de cargos el fiscal del caso leyó una serie de testimonios que entregaron los guerrilleros ‘Abelardo’, ‘Samuel Carrillo’ y ‘Hernies’, en el marco de Justicia. Al parecer, Martin Stendal era conocido con el alias del ‘Gringo’ al interior de la organización, especialmente en la región del Sumapaz, donde supuestamente estaba montando la emisora de la guerrilla. Según indicaron los desmovilizados, el misionero norteamericano era el encargado de entrar a la zona las antenas, transmisores y víveres para el frente 53.

La Fiscalía precisó que el contacto de Stendal era alias ‘Noé’, un hombre que dirigía las emisoras de las Farc. Entre la pruebas está una entrevista que rindió alias ‘Samuel Carrillo’ el 6 de agosto de 2013. Al preguntarle por Stendal contestó: “Yo lo distinguí en el año 2007, en el páramo de Sumapaz. Él es contacto de alias ‘Noé’, un guerrillero antiguo que siempre ha manejado la emisora. Cuando yo subí al páramo en el 2007, el ‘Mono Jojoy’ me ordenó que por intermedio de ‘Noé’ hiciera contacto con el ‘Gringo’, para que y le hiciera entrar todo lo de la emisora. Computadores, plantas y micrófonos. Dentro de los planes estaba que Martín Stendal hiciera un contacto para hablar con alias ‘Cuchillo’ (Pedro Oliviero Guerrero Castillo)”.

Agregó que con el misionero se reunió en la vereda Totuma Baja, que le pagaban entre $40 y $50 millones cada vez que iba al páramo y que tenía un hombre de confianza que era alias ‘Cabezas’. “Yo casi no me veía con el ‘Gringo’. Yo le dejaba la plata a ‘Noé’ para el ‘Gringo’, quien subía cada mes y le pedíamos que llevara bota, remesas, intendencia. También sacaba guerrilleros heridos a la ciudad. Sacó a ‘Libardo’ que estaba enfermo de la columna, a ‘Yesenia’ que era la analista del ‘Mono Jojoy’, al indiecito ‘Armando’, herido en la pierna y a quien le consiguió la prótesis. Él nos entraba todo. Le pagábamos siempre en efectivo, plata colombiana o dólares. Algunas veces nos cambiaba dólares (…) Luego de un mes de hablar con él, llegó la orden de tratar el tema de alias ‘Cuchillo’. El ‘Mono Jojoy’ ordena contactarse con ‘Cuchillo’ por medio de Martin Stendal. Ellos nos daban plata y nosotros territorios”, fue uno de los partes que leyó el fiscal del testimonio de ‘Carrillo’.

Stendal en diálogo con este diario precisó que todo se trataba de un montaje. Que existían dos guerrilleros que estaban presos –a los cuales identificó como ‘Abelardo’ y ‘Samuel Carrillo’– que lo estaban extorsionado porque, supuestamente, había sido el culpable de sus capturas. Advirtió que le pedían $250 millones a cambio de no enlodar su nombre. Su familia indicó que Martin Stendal era un predicador, pero no de iglesia, sino “un predicador del monte”. El Espectador conoció que las dos organizaciones que le ayudan a Stendal en el tema de envió de radios solares y biblias – Cancom y Spirit of Martyrdom (Espíritu de Mártires), fundadas en Canadá y EE.UU. – enviarán una queja internacional ya que su labor es netamente cristiana y no están vinculados con las Farc. En pocas palabras, envían un mensaje respaldado a Stendal.

‘Los guerrilleros me estaban extorsionando’

El Espectador logró comunicarse con Martin Stendal, quien aseguró que detrás de este proceso hay alguien que es su enemigo. Enfatizó en que alias ‘Libardo’ y ‘Carrillo’ lo extorsionaban y, al parecer, mintieron para obtener beneficios jurídicos. Agregó que ha sido apoyado en su labor por el mismo gobierno y que varios oficiales del Ejército conocen su trabajo.

¿Cómo lo capturaron?

El capitán Luis Jesús León me llamó y me dijo que tenía que había que solucionar algo con la Sijin. Me dio el teléfono de un comisionario de la Sijin que me dijo que me esperaba. Cuando llegué me tenían una orden de captura.

¿Cómo conoció al capitán León?

El capitán León estuvo una vez en mi casa porque me lo presentó el general Gabriel Pinilla –comandante de la Sexta División del Ejército–, un gran amigo. Cuando él iba saliendo (como comandante dela Brigada XIII) mandó unos nuevos oficiales para que me conocieran porque el general Pinilla había apoyado la campaña de distribuir biblias y radios solares por los páramos y otros sitios.

El capitán León le dice que lo están solicitando en la Sijin porque hay una investigación…

Sí. El hombre de la Sijin me citó en la Policía de Cundinamarca, por Paloquemao. Me estaban esperando en la puerta, me subieron a un segundo piso y me dijeron que estaba detenido porque tenía orden de captura, aunque antes no figuraba en ningún sistema que habíamos chequeado.

Usted habla de que lo extorsionaron desde la cárcel dos guerrilleros, ¿cómo arranca el problema?

Uno es alias ‘Carrillo’ y el otro alias ‘Abelardo’. Están presos en La Picota. Ellos se habían dado cuenta que, como misioneros, ayudábamos a personas enfermos o con problemas. Somos buenos samaritanos y no nos importa de dónde viene la persona. Desde que no esté armado y esté necesitado lo miramos con el amor de Dios. Entonces alguien le dio por mandar a estos dos hombres para infiltrarnos y seguramente hacer terrorismo desde nosotros. Pero saliendo ellos desde su campamento en la Macarena, ‘Carrillo’ pisó una mina y perdió un pie. Comenzaron a pedirnos auxilio. Pero yo sabía que no podía hacer eso y llamé a un coronel del Ejército para que se encargara del asunto. Ellos terminaron en la cárcel pero tenían sospecha de mí. Eso simplificando la historia porque eran unos terroristas de miedo.

¿Y qué pasó?

Desde la cárcel comienzan a mandar mensajes de que si yo no les mando plata declaraban en contra mía en la Fiscalía. Eso está en un libro que yo escribí. El capítulo se llama ‘Abelardo’ y ‘Carillo’. Esto sucedió hace tres años y medio y la extorsión en diciembre de 2012. Me pedían $250 millones. Cuando supe la cosa simplemente apagaba el teléfono. Pero me mandaron una nota con una trabajadora social que es testigo de lo que sucedió. Esto también se lo comenté a unos amigos militares. Pero en estos casos, como a mí me extorsionan mucho por trabajar en zonas rurales, nunca pagamos. Si uno se pone a hacer mucha denuncia ellos son capaces de hacerle algo a la familia.

¿Quiénes están detrás de los guerrilleros?

No lo sé. Lo que pasa es que cuando hay incentivos de que les van a bajar las penas, ellos declaran. Debo tener algunos enemigos graves. Debe ser alguien del gobierno pisando mangueras porque a nosotros nos han recibido muy bien. Nos han apoyado mucho en la distribución de biblias y radios solares. El expresidente Uribe nos apoyó y el presidente Santos también, ha estado contento. Estos radios y biblias han sido bien recibidos por los guerrilleros, paramilitares, campesinos y miembros de las fuerzas militares. Hemos repartido entre 50.000 y 100.000 por año.

¿De qué lo acusan?

Por rebelión. Por supuestamente auxiliar a la guerrilla y entregar equipos de comunicaciones. Esos son radios solares que solo trabajan en las frecuencias nuestras y no sirven para otra cosa sino escuchar el mensaje de Dios.

¿Cómo demostrar el mensaje?

Si quiere puede entrevistar al coronel (r) Paco Mejía, el oficial que designaron en su momento para que yo hablara con él para ir a la zona roja. Él ponía un retén cuando entraba y salía del páramo ya que yo quería tener las certificaciones y certezas de que no se presentara un caso de estos. Pero el último año algo pasó y todo se fue contra mí. El problema es por el páramo de Sumapaz. Esto comenzó con los dos guerrilleros y luego algo se encimó.

¿Qué decirle ahora a las autoridades?

Yo creo que la mayoría de oficiales del Ejército están a mi favor porque ellos han visto los buenos resultados de estas campañas. Se reflejan en vidas cambiadas, en personas que han dejado la violencia y en zonas rurales donde se siembra la palabra de Dios.

 

smartinezh@elespectador.com

Por Santiago Martínez Hernández

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