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El primer abogado colombiano que defiende en la CPI

El jurista puede ser escogido por las víctimas y por los acusados para que los represente en los procesos de la Corte Penal Internacional.

María Camila Rincón Ortega
29 de septiembre de 2014 - 11:47 p. m.
Raúl Eduardo Sánchez . /Cristian Garavito
Raúl Eduardo Sánchez . /Cristian Garavito

"Lo bueno del derecho es que usted saca un escritorio, un código y puede empezar a trabajar en la calle porque eso es el litigio", fue el consejo que hace 21 años el magistrado Hernando Sánchez le dio a su hijo, Raúl. Era el principio de la década de los noventa y el joven se debatía entre seguir los pasos de su papá y de su hermano mayor o dedicarse a los misterios de la física y la química. "Esas dos materias me encantaban, me fascinaban, me parecían increíbles, pero luego pensaba ¿qué hago como químico y físico en Colombia?, pues ser profesor. Sí porque aquí no está la Nasa ni nada parecido", cuenta hoy entre risas. Y entonces decidió estudiar derecho: un camino que lo llevó a convertirse en el primer abogado de defensa colombiano de la Corte Penal Internacional (CPI).

En abril pasado, este alto tribunal le confirmó a Raúl que su hoja de vida había sido aceptada y a partir de ese momento pertenecía a la barra de abogados de la CPI. Es decir que su nombre y trayectoria hacen parte de una lista en la que tanto las víctimas como los acusados de los procesos que lleva la Corte pueden escogerlo para que actúe como defensor. "Yo puedo ser seleccionado por cualquier víctima del mundo o por cualquier sindicado. La Corte y la Oficina del Secretario, que es la que maneja toda la parte administrativa, le pagan a uno unos honorarios por realizar esa labor. Uno tiene equipos de investigadores judiciales adscritos y unos abogados junior, que te ayudan. Una vez las víctimas o el acusado lo escogen a uno, pues se empieza a trabajar", explica Raúl.

Y, en medio de la euforia que todavía le produce saber que fue escogido, termina de exponer que en la lista de la Corte sólo hay otros cuatro abogados de Latinoamérica. "En general, son personas de todo el mundo, aunque la gran mayoría vienen de África y Europa porque el 100% de los juicios que ahora tiene la CPI son casos de Estados africanos. Los europeos están ahí porque muchos de esos Estados fueron colonias europeas entonces hay una relación. De hecho, el primer caso ante la Corte fue el de Thomas Lubanga, un jefe guerrillero de la República Democrática del Congo, y él escogió un abogado de nacionalidad belga porque el Congo fue colonia de ese país".

Saber este tipo de detalles le confirman algo que él mismo reconoce: "Mis temas siempre han sido Derecho Penal Internacional y Justicia Internacional". Unas preferencias a las que llegó por el derecho penal. Por eso, cuando tuvo su primera crisis profesional –en sexto semestre de Jurisprudencia en la Universidad del Rosario– el desencanto le duró un par de meses. "Los cinco primeros semestres eran muy humanistas y eso me gustaba porque combinaba lo histórico con la economía, sociología y pues obvio el derecho. Pero cuando empecé a ver procesales y tributario me pareció muy denso. Hasta que llegó la práctica del derecho penal. Por ahí me fui", narra Raúl.

Una vez escogido el derecho penal como la rama de la jurisprudencia a la que se quería dedicar llegó el grado como profesional en 1997 y a partir de ahí las becas. "El Rosario me dio el 60% para que estudiara el posgrado ahí mismo en la universidad, lo hice en Derecho Procesal Penal. Luego me volvieron a becar para que me fuera a Inglaterra a estudiar la maestría en la Escuela Económica de Londres (LSE), la cual también me terminó becando y me dio un apoyo". En la reconocida LSE Raúl Sánchez completó su maestría en Derecho Penal Internacional y Política Criminal, entre 2001 y 2002.

Durante ese año, Raúl confiesa que vivió un "sueño" porque trabajó en "dos temas que yo quería y hacían que esa maestría fuera como el traje a la medida: perfecto para mí". Tras una carcajada recuerda que cuando tomó la decisión de trasladarse se fue. "Con beca y plata mía porque vendí todo. Para la época tenía buenos ingresos, pero se me acabó el dinero a mitad de camino. Entonces, me tocó llamar a mi hermano rico y pedirle plata prestada que luego le pagué. Esa universidad valió la pena porque la calidad es de primera, no por nada tiene 33 jefes de Estado y 17 premios Nobel". De hecho, parte de esa grata experiencia en Inglaterra también se debió a los amigos que reencontró en el campus.

Un par de años antes, Raúl trabajó como asesor del entonces ministro de Justicia, Rómulo González Trujillo, y esa cartera lo envió en calidad de delegado a las comisiones preparatorias para el establecimiento de la Corte Penal Internacional. "En Nueva York (Estados Unidos) elaboramos todos los elementos de los crímenes, reglas de procedimiento y prueba, todo lo necesario para que la Corte Penal empezara a funcionar". Y en Londres volvió a coincidir con buena parte de los otros delegados que habían sido enviados a esas comisiones preparatorias. De ahí que suela añorar esos años. Después volvió a Colombia a seguir trabajando y hoy dirige, junto a su hermano mayor, la firma de abogados Sánchez y Sánchez.

"Lo que yo hago es básicamente es litigio, asesorías y consultorías. Todo en materia penal y áreas afines. Pero también escribo: tengo mi columna en La Nación, el diario regional del Huila, que se publica semanalmente. Y, por supuesto, hago mis artículos académicos". Es el autor de dos libros sobre responsabilidad penal y código de tratados internacionales y ha sido coautor en otros siete. Pero gran parte de su tiempo la dedica a dictar clases de derecho en la Universidad del Rosario y en la Libre.

"En el Rosario actualmente dicto Derecho Penal Especial, que son todos los delitos. Pero yo me inventé la materia Derecho Penal Internacional porque no existía y cuando la propuse fue aceptada. Después la empecé a dictar en inglés como por cinco o seis años. Lo que pasó es que esa cátedra se dejó porque no hay muchos estudiantes interesados en la materia y como es en inglés pues son menos", relata Raúl. En la Libre dicta tres materias en posgrados: Delitos de lesa humanidad, Delincuencia transnacional y Tribunales penales internacionales.

Tras dos años de espera, en los que incluso llegó a pensar que la Corte Penal Internacional nunca lo iba a aceptar, los próximos planes de Raúl son viajes. "El próximo año quisiera irme a Europa a hacer un curso de actualización sobre mis temas. Y de ahí irme a La Haya, a la Corte, a presentarme para que me conozcan en carne y hueso. Creo que eso es como importante, que sepan quién soy yo y qué cara corresponde a mi nombre", añade. Mientras tanto seguirá mostrando orgullosamente esa hoja tamaño carta, de cuatro párrafos, en la que la CPI le informó que ya hacía parte de su grupo de abogados. Un documento que al final tiene la firma del Secretario de la Corte para despejar cualquier duda.



mrincon@elespectador.com / @macamilarincon

Por María Camila Rincón Ortega

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