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El profesor que quiere arreglar el sistema judicial desde la ingeniería

Desde hace más de 15 años, Camilo Olaya trabaja para mejorar el sistema judicial colombiano. Lejos de abordar el problema desde la jurisprudencia y las leyes, asegura que es necesario que la ingeniería entre a mediar la crisis.

María José Medellín Cano
23 de agosto de 2016 - 03:49 a. m.
Camilo Olaya Nieto es uno de los trece asesores del Plan Decenal de Administración de Justicia del Ministerio de Justicia. / Andrés Torres
Camilo Olaya Nieto es uno de los trece asesores del Plan Decenal de Administración de Justicia del Ministerio de Justicia. / Andrés Torres

Los puentes, casas y cubiertos son, para el ingeniero industrial Camilo Olaya Nieto, tecnologías desarrolladas por la ingeniería que han surgido a partir de los problemas a los que se ha enfrentado el hombre desde sus inicios. Pero pocos como él piensan que la respuesta para solucionar la crisis del sistema judicial colombiano está en la ingeniería. Desde hace más de quince años, el doctor en economía de la Universidad de Gallen (Suiza) y profesor de ingeniería de la Universidad de los Andes estudia la forma de mejorar la administración de justicia en el país.

Olaya asegura que aunque la relación entre la ingeniería, el derecho y el sistema penal puede sonar a una mezcla exótica, cree que el resultado sería la creación de procesos de articulación entre entidades que componen el sistema judicial. Olaya le dijo a El Espectador que ya existen convenios con el Ministerio de Justicia y la Fiscalía para lograrlo.

¿Cómo termina un ingeniero metido en el laberinto que resulta ser el sistema judicial de Colombia?

Es cierto que esta puede ser una mezcla extraña y exótica. Pero creo que no. La ingeniería existe desde que el hombre está en el planeta y se le presentó el primer problema para sobrevivir, como construir una casa o una herramienta para protegerse del frío, para comer o cruzar un río. ¿Cómo solucionó estos problemas? A través de tecnologías, diseñando y construyendo artefactos para solucionarlos. Pero hay otras obras de ingeniería que han ayudado a resolver otro tipo de problemas que son intangibles, como lo diría el economista premio Nobel, Herbert Simon. No toda la ingeniería son puentes, edificios o carros. Hay otro tipo de invenciones en el plano organizacional, como una ley o una constitución, que están creadas para ayudar a resolver un problema.

¿Es original esa idea de que la ingeniería puede estar relacionada con el mundo judicial?

Yo no me estoy inventando nada. En la Universidad de Cambridge trabaja un profesor de leyes que se llama David Howarth, que además fue parlamentario durante cinco años. En uno de sus libros, que se llama El derecho como una ingeniería, descarta ese debate largo de si el derecho es una ciencia social o una humanidad y dice que es una ingeniería, porque el abogado construye artefactos y los diseña con el propósito de resolver un problema. Para hacerlo, usa la misma epistemología y técnicas de los ingenieros, solo que él crea contratos, fiducias, conciliaciones o una ley y, precisamente, estos resultan ser artefactos de ingeniería.

¿Cómo se pueden implementar las ideas del profesor Howarth en Colombia?

Uno de los problemas más apremiantes que enfrenta hoy el sistema judicial colombiano es cómo podemos tener una justicia más pronta, eficiente, efectiva y que garantice los derechos de todos los ciudadanos. La situación actual presenta muchos retos por los problemas que se en la parte administrativa. Si uno tiene un sistema de justicia lleno de problemas, es claro que la ingeniería debe estar ahí metida de cabeza. Por eso creo que no es tanto una excentricidad de que los ingenieros estemos sentados con abogados tratando de solucionar la situación. Tenemos que entender cuáles son los alcances de la ingeniería. Hay que reconocer que lo que es administración de justicia, por ejemplo, requiere una serie de técnicas, tecnologías y herramientas que pueden ayudar a mejorarse.

¿Podría darnos un ejemplo de cuáles serían esas técnicas o herramientas que se podrían utilizar en el sistema colombiano?

La ingeniería puede ofrecer estrategias para utilizar mejor los recursos o para lograr una mejor organización. Pero también puede dar herramientas para que, a largo plazo, todas las entidades entiendan que hacen parte de un solo sistema que tiene que ser el mejor. ¿Cómo administrar mejor la nómina? ¿Cómo financiar proyectos? ¿Cuál es la mejor manera de organizar el personal? Para todas esas preguntas, la ingeniería tiene técnicas y herramientas para solucionarlas de la manera más eficiente. Es importante entender que el sistema judicial no se puede ver como una empresa privada. Lo que no se puede ignorar es que el sistema judicial son organizaciones construidas de manera similar (a una privada), pues tienen sus propios funcionarios o empleados, unos objetivos por cumplir, un jefe o director y cada una tiene sus propios recursos. Pero al mismo tiempo, todas trabajan dentro de un solo sistema. Creo que el problema más grande que tiene la administración de justicia en Colombia no es jurídico ni legal. Por eso necesita más profesionales que puedan ayudar a solucionarlo.

¿A qué se refiere con que el problema del sistema no es únicamente jurídico ni judicial?

A que la naturaleza de la crisis no es esa. Creo que uno de los problemas más grandes que tiene hoy nuestra administración judicial es la articulación entre los actores del sistema. En Colombia se requiere de la cooperación de muchas entidades que tienen que funcionar en conjunto, pero no hay ni un gerente ni jefe superior diciéndoles lo que tienen que hacer para que ese sistema funcione de la manera más eficiente y adecuada. Quiero aclarar que no estoy diciendo que debe existir un superior. Sino que estamos hablando de toda la cadena: desde la ciudadanía, la Policía, Fiscalía, hasta Procuraduría, Defensoría, hasta los jueces y las cárceles. Todas estas entidades tienen sus propios intereses, su eficiencia se mide de diferentes maneras y cada una tiene sus problemas independientes. A pesar de esto, tienen que encontrar la manera de trabajar de manera más articulada para que su trabajo aporte positivamente al funcionamiento del sistema judicial. Lo que estamos tratando aquí es problema de diseño organizacional. Es supremamente complejo y lo que he visto en mis años de experiencia es que no hay ningún tipo de articulación.

En Colombia es difícil entender que cada entidad puede tener sus propios intereses, pero que al mismo tiempo pueden trabajar activamente para mejorar el sistema. ¿Cómo se soluciona este problema?

Esa es la pregunta del millón. Pero creo que ahí también puede entrar la ingeniería, pues nosotros tenemos un concepto que se llama pensamiento sistémico. En otras palabras: pensar en los sistemas. Las entidades tienen que darse cuenta que pertenecen a un solo sistema que tiene que funcionar pase lo que pase. Es importante sensibilizar a todos los actores para que entiendan que con cada acción que realizan, se afecta todo el sistema. Claramente en este tema hay que respetar las independencias de cada una de las entidades, sobre todo la de las jueces por ejemplo. Pero al final se tienen que dar cuenta que trabajan para un mismo objetivo. Eso solo se logra a largo plazo y es un proceso muy complejo. Pero eso es lo primero que hay que hacer. Ya hemos visto que es posible con el tema del calentamiento global porque ahora somos mucho más conscientes de que si hoy tiramos basura a la calle, nos afecta a todos. Si logramos tener esa mentalidad dentro del sistema judicial, tendríamos un avance muy importante. Creo que para eso es fundamental la educación.

Hasta ahora solo se conoce de abogados trabajando para mejorar la administración de justicia…

Creo que no es suficiente. Los abogados tienen que estar en esta tarea sí o sí. Pero es importante que piensen que el derecho como una ingeniería. Para que además se den cuenta que lo jurídico tampoco es suficiente a la hora de implementar las teorías del derecho y todo su conocimiento en el contexto colombiano.

¿Existe algún intento de una entidad del Estado por unir dos pensamientos que parecieran estar tan distantes como el derecho y la ingeniería para mejorar el sistema judicial?

Hace poco comenzó a funcionar el consejo asesor para el Plan Decenal de Administración de Justicia del Ministerio de Justicia. En ese consejo somos trece personas y yo soy el único ingeniero. Soy el ingeniero colado. Esto lo que significa es que aquí en Colombia ya están tomando en cuenta nuestro trabajo y cada vez está sonando menos exótico. Eso es herencia de Eduardo Aldana y Alfonso Reyes (hijo del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alfonso Reyes Echandía, asesinado en la toma del Palacio de Justicia), dos ingenieros que desde hace años están trabajando en mejorar la justicia del país.

Pero usted lleva más de diez años trabajando y todavía no se ven las mejoras. Es más, podríamos decir que son más las deficiencias en los últimos años. ¿Qué tan optimista es de que la mezcla entre la ingeniería y el derecho sí vale la pena?

Yo soy idealista. Esto requiere de mucho tiempo, pues es un cambio que se tiene que conseguir a largo plazo. Y soy optimista de que por lo menos podemos lograr cosas pequeñas, como por ejemplo, que la sociedad y los ingenieros crean en las posibilidades que la propia ingeniería le puede dar a este tipo de situaciones. Además para esto hay que experimentar mucho. Debemos entrar a esa dinámica de ensayo y error para saber qué es lo que funciona. Así se han inventado las grandes tecnologías del mundo, como el avión de los hermanos Wright. En el sistema judicial es más difícil porque no tenemos ni idea de qué es lo que va a funcionar. Es todavía más difícil en este territorio porque como se trata del sector público, debemos justificar cualquier gasto porque los recursos son públicos. Pero hay que arriesgarse.

¿En qué otros proyectos está invirtiendo el país para trabajar de la mano de ingenieros dedicados a estudiar el sistema judicial?

Existe un convenio con el Ministerio de Justicia, la Fiscalía y la Universidad de los Andes para, precisamente, mejorar la articulación con las entidades. Es un proyecto que está basado en el pensamiento sistémico en el que estamos estudiando las mejores soluciones para esa falta de articulación. Estamos en la tarea de identificar los puntos débiles y cómo atacarlos y de experimentar qué es mejor. Ensayando y errando. Para que el avión de los hermanos Wright volara, se tuvieron que caer cientos de veces. Pero lo lograron. Nosotros estamos en las mismas, aprendiendo de los errores para mejorar nuestro sistema. Y como lo han dicho grandes como Charles Darwin: te garantizo que va a funcionar. Funciona porque funciona. Así sea para saber qué es lo que definitivamente no sirve para descartarlo. La sociedad lo necesita.

Por María José Medellín Cano

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