“Empieza otro camino, la búsqueda de la verdad”: Pilar Navarrete

La esposa de Héctor Jaime Beltrán, uno de los desaparecidos del holocausto del Palacio de Justicia, dijo que la herida no cierra porque no se sabe cómo murió.

Redacción Judicial
04 de junio de 2017 - 02:00 a. m.
Pilar Navarrete, esposa de Héctor Beltrán, uno de los desaparecidos del holocausto del Palacio de Justicia. / Óscar Pérez
Pilar Navarrete, esposa de Héctor Beltrán, uno de los desaparecidos del holocausto del Palacio de Justicia. / Óscar Pérez
Foto: OSCAR PEREZ

Luego de la noticia de que los restos de su marido Héctor Jaime Beltrán, uno de los desaparecidos del Palacio de Justicia, aparecieron Pilar Navarrete sintió un sinsabor. Si bien había encontrado una luz en 31 años de búsqueda, aún le queda conocer a ciencia cierta cómo murió y qué pasó con el resto de los desaparecidos del holocausto, establecer la responsabilidad de las Fuerzas Militares y ayudar a las nuevas víctimas: la familia del magistrado auxiliar, Julio César Andrade. Fue en la tumba de este última donde la Fiscalía y Medicina Legal encontraron partes del cuerpo de Beltrán. (Vea: “Encontramos a unos y otros desaparecen”: Pilar Navarrete, víctima del Palacio de Justicia")

Pilar Navarrete explicó que la simple entrega de restos no la alivia y por eso comienza un nuevo camino: la búsqueda de la verdad. Además, exigió que se cumpla con las órdenes del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que obliga a que exista un acompañamiento internacional para tener garantías de los procesos adelantados por las autoridades. Finalmente, Navarrete exigió a la Fiscalía que designen un fiscal para el caso, pues desde hace tres meses, dijo, está desamparado: “Si quieren sacar limpios a sus militares, por lo menos póngannos un fiscal”, sentenció. (Le puede interesar: “Estoy reviviendo otra vez la toma”: Gabriel Andrade, víctima del Palacio de Justicia")

¿Se sintió aliviada?

No, porque vienen con muchísimo dolor y con otra familia que viene a recoger la carga de dolor y sufrimiento y los resultados no nos dan la posibilidad de investigar cómo murieron como en los otros casos. Son restos recuperados a destiempo y que dejan un sinsabor. Tampoco puedo culpar a nadie jurídicamente. No es alivio. Es tranquilidad un poco porque tenemos algo.

Si los Andrade no hubieran pedido la exhumación, ¿hoy sabría dónde está su esposo Jaime Beltrán?

Este cuerpo lo entregaron totalmente sellado en un cajón y ellos amorosamente lo cuidaron por 31 años como si fuera su padre. Y sí, ellos fueron los que lo pidieron. Como en todos los casos de desaparecidos, si los familiares no hacen la búsqueda no se hubiera descubierto nada, ni las atrocidades cometidas por el Ejército ni lo que ha tapado el Estado. Nada.

Esa insistencia de los Andrade de exhumar el cuerpo es lo que ayuda a reabrir este capítulo y encontrar a Héctor Jaime Beltrán…

Si no se hubieran atrevido a decir “sáquenlo”, no sabríamos nada. Estamos pensando que todos los familiares de los magistrados y las víctimas deberían permitir que se exhumen todos los cuerpos para cotejar la información. Si no, nunca se va a conocer qué pasó realmente y las barbaries que cometió el Ejército al entregar cajones sellados y revolver cuerpos para tapar las desapariciones y el fuego desmedido. Si no estamos dispuestos a desenterrar a nuestros muertos, no vamos a encontrar a los desaparecidos. Es un acto de valentía y de amor.

Durante los 32 años de búsqueda, ¿mantuvo la esperanza de encontrarlo vivo?

La tuve los dos primeros años. Pero después, me parecía cruel imaginarme el dolor, las torturas, el hambre y todos los problemas que debía estar pasando si estaba vivo. No quería pensar que había pasado momentos de dolor. Quería encontrarlo vivo inmediatamente.

¿Cree que en su caso hubo un posible cambio de restos para hacer pensar que su esposo estaba en la tumba del magistrado auxiliar Julio César Andrade?

Hay una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) que dice que debe haber veeduría internacional. Tanto para la investigación, como para las exhumaciones y entrega de informes. La no presencia de esa veeduría hace que tengamos duda de por qué aparecen unos restos acá y otros allá. Cuando el Estado es el mismo que asesina y desaparece, y son ellos mismos los que investigan, crecen las dudas, porque sí podemos creer que han plantado restos. En mi caso no, porque los Andrade cogieron su ataúd y se lo llevaron sellado. Pero en el caso de Luz Mary Portela y de Cristina Guarín, ellas aparecieron con cadáveres calcinados y aún con la ropa de ellas con las que hicimos las denuncias.

¿Qué le han dicho sus hijas en estos años de búsqueda?

Están orgullosas y no voy a dejar en este momento de buscar. Les prometí a los Andrade, que los conocí cuando eran niños, que todo mi trabajo, mis contactos y tenacidad de investigadora lo voy a poner a su servicio. Mis hijas hoy estaban tristes porque es difícil encontrarse con esa verdad y aceptarla. Tenemos que empezar a cerrar un duelo sin verdad.

¿En algún momento de estos años quiso parar de buscar?

Sí… Especialmente cuando terminaban las conmemoraciones. Decía: “no quiero más”. Pero me alentaba la necesidad que tenemos de encontrar a todos los desaparecidos. Pero no como hoy, sin verdad y entregándonos unos simples restos. Nadie nos va a parar. El día que yo deje de tener la foto de mi marido en la mano, él se muere. Él salió vivo y vivo quedará por siempre en nuestros corazones

Usted se convirtió en un símbolo de la búsqueda de los desaparecidos del Palacio de Justicia. Ahora que lo encontró, ¿va a parar?

En este caminar encontré muchas fundaciones que nunca se han rendido y esos son motivos de seguir en esta lucha, pero ya por otras personas. También seguiré buscando una verdad para saber cómo murió. No voy a andar con los restos del bajo del brazo, pero tenemos la esperanza de que por un avance científico logremos tener respuestas. Mi lucha no termina y ahora empieza la búsqueda de la verdad. Otro caminar diferente.

¿Cuál es su consejo para la familia Andrade?

Se los di de corazón: Valor y creer que las cosas se pueden lograr. Mucha unión y que nunca decaigan. Mi solidaridad con ellos de aquí hasta siempre

¿Cree que es posible ponerle un punto final al episodio del Palacio de Justicia? ¿O más bien cree que esto será por siempre un círculo vicioso en el que aparecen unos y desaparecen otros?

En cuanto a búsqueda de desaparecidos, deseo un fin. Pero esto es una muestra de lo que pasa, encontramos a unos y otros desaparecen. El caso del Palacio de Justicia no es solo los desaparecidos. Son los magistrados, la otra gente que murió. El golpe que le dieron a la justicia, no solo el M-19 que fue el que hizo la toma, sino la Fuerza Pública y las entidades estatales con la retoma, la desaparición y la barbarie. Cuando en el tema del holocausto, las víctimas, los desaparecidos, los torturados, los ejecutados extrajudicialmente, se sepa la verdad, ahí podremos hablar de un cierre.

¿Cuál es el paso a seguir luego de recibir los restos?

Primero nos dieron un informe verbal con algunas filminas. Esperamos el informe oficial para ver qué encontraron. Los restos nos los entregan cuando ya hayamos digerido un poco el tema y decidamos cómo vamos a despedir con honores a nuestro Héctor Jaime Beltrán

¿Ustedes perdonan a quienes les causaron tanto dolor?

Yo no sé a quién perdonar, porque nadie lo ha hecho. El Ejército ha sido envalentonado y nos culpan a nosotros de las condenas contra sus oficiales. El dolor que vi sentir a mi familia no lo perdono, menos a todo el aparato que ocasionó todo este dolor.

¿Algo más para agregar?

Quiero decir que por favor el caso Palacio de Justicia necesita un fiscal ya y una veeduría internacional. No pueden seguir apareciendo restos por todas partes, sin una persona ajena a las autoridades. No han cumplido con nada del fallo de la Corte IDH. Ni lo simbólico, ni el video, ni las indemnizaciones. Si quieren sacar limpios a sus militares, por lo menos póngannos un fiscal.

 

Por Redacción Judicial

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