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"Exigimos un cese bilateral del fuego"

Tras el asesinato de dos nasas a manos de guerrilleros de las Farc el pasado miércoles, el líder de esa comunidad nativa del Cauca dice que el Gobierno y la guerrilla no pueden seguir negociando en medio del conflicto.

Édinson Arley Bolaños
12 de noviembre de 2014 - 03:41 a. m.
Luis Acosta, coordinador nacional de la Guardia Indígena. / Karina Delgado
Luis Acosta, coordinador nacional de la Guardia Indígena. / Karina Delgado
Foto: Ana Karina Delgado

Cuando los indígenas nasas decidieron alzarse en armas y crear el movimiento guerrillero Quintín Lame, en 1984, fue para defenderse de los pájaros a sueldo pagados por los terratenientes del norte del Cauca, quienes los estaban matando en la lucha por recuperar la tierra. Pero el día que firmaron la paz, en 1991, cambiaron los fusiles por un bastón de mando hecho de árbol de cedro. Lo portan en la mano, también atravesado en el pecho o la espalda, y significa respeto por la vida y resistencia en el territorio.

Luis Acosta, coordinador nacional de la Guardia Indígena, tiene 40 años. Mide más de un metro con ochenta y sus facciones son de un indígena nasa. El domingo pasado lucía como siempre. Sombrero vueltiao, cabello largo recogido, botas pantaneras, ruana de lana de ovejo, machete al cinto y un bastón de mando que le entregaron los aborígenes del Amazonas.

Desde los 14 años es guardia. “A mi padre lo desapareció la guerrilla de las Farc”, dice. El hecho ocurrió en 1982, en la región de El Naya (norte del Cauca), mientras los mayores recuperaban las tierras que ancestralmente les pertenecen.

Es un indio auténtico. Firme en su discurso y acciones. En 2012 protagonizó un hecho sin precedentes en Colombia. Junto con otros guardias, sacó cargado a un soldado del Ejército Nacional que se resistía a salir de un lugar sagrado en el municipio de Toribío: el cerro El Berlín.

Hace tres días, durante el juicio de aplicación de justicia propia a siete insurgentes de las Farc condenados por matar a dos nasas por quitar una valla alusiva al extinto exjefe guerrillero Alfonso Cano, Acosta coordinó a los 1.500 nativos que custodiaron, desde montañas y carreteras, la tranquilidad de la asamblea. En diálogo con El Espectador, el líder indígena explicó las funciones de la Guardia, una labor que cataloga como una iniciativa de paz, y su postura frente a los diálogos en La Habana.

¿Qué labor cumplía la Guardia Indígena de Toribío cuando fueron asesinados los dos nativos?

Estaban haciendo actos de control territorial y los vamos a intensificar, porque si se está en un proceso de negociación en La Habana, hablando de desmilitarización y desarme, nosotros ya lo estamos haciendo práctico. Que comience a despejarse el territorio. Creo que esos símbolos de guerra deben acabarse para implantar símbolos de paz, y eso es lo que nosotros estamos haciendo cuando quitamos vallas alusivas a las Farc. 

¿Cómo ve que los guerrilleros que asesinaron a los dos guardias sean indígenas nasas?

Son hermanos nuestros que fueron convencidos por la lógica de la guerra, en la que ya no importa matar al hermano, por eso la rechazamos. Creo que esto que pasó es un hecho simbólico para que los colombianos hagamos un alto en el camino y vayamos a la paz, porque nos estamos matando entre familia. Los que dispararon fueron indígenas cegados por el conflicto, se pusieron el letrero de las Farc y se olvidaron que son hijos, nietos y hermanos, por lo tanto le seguiremos quitando niños, jóvenes y mayores a la guerra. Porque estaremos llamándolos a que hagan parte de la Guardia Indígena, que es una propuesta de paz.

¿Continúa el respaldo de los indígenas al proceso de paz entre el Gobierno y las Farc en La Habana?

Seguimos respaldando que el Gobierno y la insurgencia decidan parar la guerra; eso es importante porque merma el conflicto; pero decimos que los hechos de paz los hemos hecho nosotros a través de la historia. A través de la Guardia Indígena celebramos esa decisión, la aplaudimos, pero ni las Farc ni el Gobierno nos representan. Exigimos un cese bilateral del fuego. No se puede seguir negociando en medio del conflicto.

¿Qué piensa de las Farc después de este hecho?

Creo que hay tres tipos de Farc. Una política, que es muy poca y está en La Habana sentada con el Gobierno; una militar, que está en las montañas, y otra asesina y narcotraficante, que hace alianza hasta con el diablo. Esta última es la que tenemos en el norte del Cauca.

¿Y ustedes qué proponen? Porque entonces los guerrilleros rasos se estarían saliendo de las manos del secretariado...

Si el secretariado hace la negociación, tiene que recoger toda su gente; si no va a haber más conflictos y personas dedicadas a matar, pues se les olvidó trabajar la tierra. En el proceso de posconflicto debe haber un proceso de integración, pero desde el corazón, desde lo espiritual y cultural. Queda mucho joven loco de la guerra, que sólo sabe disparar; esa gente hay que reincorporarla al territorio. Tenemos un grupo fuerte de indígenas en la guerrilla; esos regresan a la casa. Por lo tanto, la negociación no es entre ellos, porque a quien le queda el problema es a la comunidad. 

Frente a ese punto, ¿qué piden las comunidades indígenas?

Hemos solicitado asumir la autonomía territorial, a través de los decretos del Gobierno. Creo que el hecho de que se hayan reconocido las entidades territoriales indígenas nos permitirá de ahora en adelante unirnos para hacerle frente al posconflicto.

 

Por Édinson Arley Bolaños

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