Para la Fiscalía, Sigifredo López no fue una víctima más del secuestro de los diputados del Valle en abril de 2002, sino el instigador y responsable de este crimen de lesa humanidad. Hasta ahora, la historia de López era la de un sobreviviente, el único que se había salvado de la masacre en la que perdieron la vida 11 de sus colegas el 18 de junio de 2007. Este miércoles, sin embargo, súbitamente la Fiscalía ordenó su captura en Cali con fines de indagatoria por los delitos de rebelión, perfidia, secuestro y homicidio.
Un giro que causó sorpresa entre los familiares de los diputados asesinados, desconcertados con la noticia en la que, en palabras castizas, se afirmaba que Sigifredo López formó parte siempre del bando de los verdugos. Así lo constató El Espectador, tras dialogar con Diego Quintero y Yolanda Narváez, hermanos de Alberto Quintero y Juan Carlos Narváez. “Estoy muy sorprendido. Su esposa Patricia y sus hijos estuvieron siempre con nosotros, soportamos la misma tragedia”, dijo Quintero. “Su esposa estuvo con nosotros trabajando por el acuerdo humanitario”, añadió Narváez.
No obstante, un fiscal de Derechos Humanos está convencido de que el exsecuestrado dio información para perpetrar el plagio en la Asamblea, sospechosamente sobrevivió a la masacre en la que perecieron sus compañeros y, en resumidas cuentas, fue parte del complot. Muchos se preguntan, sin embargo, cómo puede confabularse alguien para perder la libertad durante casi siete años. El mismo día de su liberación, el 5 de febrero de 2009, López lamentó el destino de sus excompañeros de cautiverio y criticó a la guerrilla. “No merecían morir así”, sostuvo y dirigiéndose a los hijos de los políticos, añadió: “Murieron como unos héroes”.
Uno de los testigos en contra de López es Reynaldo Valencia, alias El Cabezón, un desmovilizado de las Farc que dijo haber participado en el secuestro de los diputados. Según su relato entregado a la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía, López facilitó el plagio. Pero después se retractó de su versión e incluso acusó al abogado Gustavo Muñoz de haberle sugerido que denunciara al exdiputado a cambio de un supuesto asilo que le tramitaría en Suecia. Este diario contactó a Muñoz, fundador de la ONG La Nueva Esperanza, que lucha contra el secuestro, y su versión aporta más interrogantes a esta historia.
De acuerdo con Muñoz, quien fue secuestrado por las Farc entre 2001 y 2003 en el Valle del Cauca, Valencia —su carcelero— lo contactó para pedirle que lo ayudara a dejar las armas, tal como sucedió en mayo de 2007, un mes antes de la masacre de los diputados. Muñoz, asegura, no tuvo más contacto con él, hasta que un día lo vio en el programa La Noche , de RCN, diciendo que Sigifredo López tenía responsabilidad en el crimen. “En 2011, cuando López estaba en la campaña a la Alcaldía de Cali, ubicó a El Cabezón en una cárcel y lo convenció de retractarse”, señaló Muñoz.
El abogado, al verse involucrado por el desmovilizado, lo denunció por injuria y calumnia. Al margen de la controversia, la Fiscalía, con base en las versiones de supuestos desmovilizados, investigó preliminarmente al vicepresidente Angelino Garzón por el caso de los diputados, pero en marzo pasado el expediente fue archivado al constatarse la patraña. En contraste, el proceso contra López siguió su curso y posibles nuevas evidencias reforzaron la tesis de su participación en este episodio.
Pruebas que en todo caso van en contravía del libro que publicó López en el que dejó constancia, con frases muy duras, de la sevicia de las Farc durante su cautiverio. Por ejemplo, en uno de los apartes, al contar cómo fueron sacados bajo engaños de la Asamblea por un comando de la guerrilla que se hizo pasar por el Ejército, escribió: “Se burlaron miserablemente de nosotros esos hijueputas”. Esta madrugada Sigifredo López fue trasladado a Bogotá para rendir indagatoria en la Fiscalía. Hasta ahora él simbolizaba la tragedia del cautiverio. Hoy encarna el revés de la moneda. ¿Tiene la justicia suficientes evidencias en su contra?