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Grabaciones incómodas

Un decomiso de 125 kilos de cocaína en Barranquilla, en junio del año pasado, es investigado por la Fiscalía. Autoridades tienen audios en los que aparece un vicealmirante.

Juan David Laverde Palma - jlaverde@elespectador.com
03 de agosto de 2013 - 09:00 p. m.
La Fiscalía indaga por qué la Armada demoró tanto en destruir los 125 kilos de coca decomisados el año pasado.  /EFE
La Fiscalía indaga por qué la Armada demoró tanto en destruir los 125 kilos de coca decomisados el año pasado. /EFE

 El 26 de junio de 2012, en un operativo conjunto de las Fuerzas Armadas, se logró el decomiso en una bodega ubicada en Soledad (Atlántico) de 992 bultos de un material químico que estaba contaminado con cocaína. La Armada, que lideró esta investigación en conjunto con fiscales de Cartagena, decidió mover el alijo por seguridad a la Heroica, aunque en principio se consideró la posibilidad de conseguir un contenedor para depositar esa droga en la Escuela Naval de Suboficiales de Barranquilla.

No obstante, no hubo rueda de prensa advirtiendo del hallazgo y, en cambio, varias grabaciones en poder de la Fiscalía y conocidas por El Espectador son evaluadas para establecer si hubo alguna irregularidad en el traslado y custodia de la cocaína. El caso es investigado hoy por un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia. ¿La razón? En uno de los audios aparece el vicealmirante César Augusto Narváez Arciniegas, quien se desempeñaba en ese momento como comandante de la Fuerza Naval del Caribe y hoy oficia como jefe de planeación naval de la Armada.

Las siete grabaciones se produjeron el mismo día del decomiso de los 992 bultos contaminados. La Fiscalía logró establecer que en total se hallaron 125 kilos de coca. En el primer audio se escucha que un integrante de las Fuerzas Militares de apellido Cantillo se comunica con el capitán de fragata Jorge Eduardo Castillo Santos, director seccional de Aduanas de Barranquilla. Cantillo le advirtió de una información secreta, le reportó la incautación de la droga y le pidió conseguirle un contenedor prestado para poder trasladarla.

Cantillo le explicó que era una operación que no podía ser mostrada al público, porque se proyectaban otros decomisos, y en un momento se sugirió ubicar un contenedor y guardarlo en la Escuela Naval de Barranquilla. De los audios se infiere que el capitán de fragata Castillo hizo gestiones para colaborar con la petición pero que al final, por orden del vicealmirante César Narváez, no hubo necesidad de utilizar el contenedor que se había conseguido y la droga se habría movido a Cartagena, a la base de la Armada, porque según Cantillo “era una papa caliente tener eso por allá”.

De hecho, en la noche de ese 26 de junio, el capitán Castillo se comunicó con el vicealmirante Narváez para decirle que ya le había conseguido el contenedor pero que supo que habían “cambiado el movimiento”. A lo que el alto oficial le respondió: “Tú sabes que eso es más peligroso. Como que las líneas allá del CTI están preocupantes, que no se puede dejar por ahí, había que llevarlo acá a un sitio más seguro. Porque esas líneas están muy calientes, esas líneas están con todos los hierros, eso quién sabe cuánto vale, toca esperar un rato”. Las interceptaciones que hoy indaga la Fiscalía fueron obtenidas legalmente, dentro de una investigación paralela que se adelantaba en contra del capitán Castillo.

El Espectador pudo establecer que funcionarios de la DIAN denunciaron traslados injustificados de personal o movimientos irregulares en Barranquilla y por esa razón terminó interceptado el teléfono personal del capitán de fragata Jorge Eduardo Castillo. Cuando el fiscal local que lo investigaba descubrió que dentro de los audios aparecía el vicealmirante Narváez, remitió las grabaciones a Bogotá. Hoy la Fiscalía busca establecer si hubo anomalías en la incautación de esos 125 kilos de cocaína. Y aunque aparentemente no hubo irregularidades ni se perdió la coca, el ente investigador ha encontrado elementos que generan interrogantes.

Por ejemplo, se estableció que de todos los uniformados que intervinieron en las grabaciones, el único que tenía un teléfono no oficial era el vicealmirante Narváez. Trascendió que esa línea de celular no era de la Armada sino de una empresa pesquera llamada Comercializadora Marítima del Caribe. La Fiscalía habló con representantes de esa compañía y lo que contestaron era que se le había dado ese celular al alto oficial para tener línea directa con respecto a posibles irregularidades o embarcaciones extrañas que se movieran por el Caribe. También se indaga por qué la droga duró varios meses en la Armada sin ser destruida.

Un investigador le dijo a este diario que la demora en deshacerse de los estupefacientes podría explicarse porque Medicina Legal habría tardado en oficializar su dictamen sobre la cantidad de cocaína en los bultos incautados. “Cuando empezamos a investigar, ese alijo llevaba varios meses guardado en la Armada, algo que nos parece raro”, resaltó la fuente. A la Fiscalía también le llama la atención que sobre esa incautación no se hubiera convocado a una rueda de prensa para difundir el positivo, como es usual, y que tanto el dueño como el arrendatario de la bodega en Soledad en donde se realizó el decomiso sigan libres.

Todo parece indicar que las mafias podrían tener infiltradas a algunas autoridades en Barranquilla y por tal razón fue que se dispuso mover la droga decomisada a Cartagena. Sin embargo, la Fiscalía trata de despejar cualquier duda en este caso. El Espectador intentó comunicarse con el capitán Castillo y el vicealmirante Narváez, pero la respuesta oficial de la Armada es que como no han sido notificados de la investigación, “se considera que no se debe hablar de algo que no se conoce”. Al margen de lo que arrojen las pesquisas, lo cierto es que tanto Narváez como Castillo han tenido hojas de vida intachables.

En todo caso, la última grabación entre ambos tiene otras particularidades. Por ejemplo, en un momento de la charla pregunta el vicealmirante: “Oiga, ¿y carritos no le han salido?”, en referencia a si habían decomisado vehículos en Barranquilla. Castillo le contesta: “No, por allá hay uno venezolano que se incautó, estamos esperando que Venezuela nos conteste. Si es hurtado en Venezuela nos toca devolverlo; si no, nos quedamos con él. Tan pronto nos contesten yo le aviso y se hace un oficio pidiéndolo y yo le hago el trámite. Yo le consigo uno bien chévere” (ver transcripción de la grabación). Hoy la Fiscalía investiga para aclarar este episodio.

Yo le consigo un carro bien chévere

El capitán Castillo y el vicealmirante Narváez hablan sobre la droga decomisada. El vicealmirante, además, pregunta si no se han incautado carros.
Capitán Jorge Eduardo Castillo: Señor almirante, buenas noches, capitán Castillo de la DIAN de Barranquilla.

Vicealmirante César Narváez: ¿Qué más mi hermanito, cómo te ha ido?

Capitán: Señor almirante, era para darle parte de que ya le habíamos conseguido el contenedor para lo que necesitaban y estábamos aquí en el puerto esperándolo, pero me dijeron que ya cambiaron el movimiento.

Almirante: Sí, se cambió el movimiento. En todo caso muchísimas gracias. Tú sabes que eso es muy peligroso. Como que las líneas allá del CTI, me dicen, que están preocupantes, que no se puede dejar por ahí. Había que llevarlo acá a un sitio más seguro. Porque esas líneas están muy calientes; esas líneas están con todos los hierros. Eso quién sabe cuánto vale. Toca esperar un rato.

Capitán: Señor, quería aprovechar para felicitarlo por su ascenso. Yo tengo que ir a Cartagena de pronto la otra semana y voy a su oficina a saludarlo y llevarle un detallito por su ascenso, de verdad lo felicito y cualquier cosa a la orden. Yo ya hablé con Bogotá y la DIAN ya me autorizó, que lo que coloque lo van a respetar. Ya encontré en el Ministerio de Defensa quién es la persona que pone el nombre para lo que yo coloque. Se llama Farid, contador del Ministerio de Defensa, ya hablé con él pero resulta que el que cambia eso es un teniente. Entonces mañana voy a llamar al teniente para decirle, de parte mía y suya, que me deje lo que coloque para allá. Entonces vamos a empezar otra vez a sacarle buena mercancía para allá.

Almirante: Ah, bueno, excelente. Oiga, mi hermanito, ¿usted no me había dicho de unos bongos?

Capitán: Sí, señor. Lo que pasa es que apelaron y están todavía en el proceso jurídico. Nosotros estamos esperando y dando la pelea. Lamentablemente la ley aduanera permite que puedan demostrar con documentos que son legales. Ya la DIAN había ordenado el decomiso y los tipos apelaron, están en ese proceso todavía. Tan pronto eso termine, y yo creo que va a salir positivo, hacemos el trámite.

Almirante: Sí, es que estoy necesitando una vaina de esas, usted no se imagina. ¿Puede de alguna forma ayudarme?

Capitán: Sí. Yo estoy muy pendiente de allá. De verdad que cualquier cosa que salga es para allá. A mí me han llamado de otras partes y todo y yo a nadie le mando absolutamente nada.

Almirante: Oiga, ¿y carritos no le han salido?

Capitán: No señor. No han salido carritos, pero cuando salgan vamos a mirar. Por allá hay uno venezolano que se incautó. Estamos esperando que Venezuela nos conteste. Si es hurtado nos toca devolverle; si no, nos quedamos con él. Entonces tan pronto nos contesten también yo le aviso a su ayudante o a alguien para decirle los datos del carro, se hace un oficio pidiéndolo y yo le hago el trámite. Yo le consigo uno bien chévere.
Almirante: Bueno hermano, te agradezco con el alma.

“Se cogieron mil bultos de 25 kilos”

Cantillo: Mi coronel, páreme bolas. Esto que le voy a comentar es de carácter secreto. Hicimos una operación hoy en Barranquilla. Se cogieron mil bultos de 25 kilos, al parecer es una sustancia que viene con coca. Ya nos dio positivo. Pero necesitamos que mi coronel nos apoye. Necesito conseguirme un contenedor prestado, que me lo coloquen en el Ejército, allá en el batallón Vergara, para poderle montar seguridad a esta vaina. Esta es una operación que se viene desarrollando en otro país, ¿sí me entiende? Y ahora van a venir más vainas y eso no podemos ni mostrarlo al público ni nada de esa vaina, porque hay otras cosas más grandes allí.

Capitán de fragata Jorge Castillo: ¿Y no podríamos ponerlo en la escuela, en la Armada?

Cantillo: Yo no tengo problema. Pero si usted coloca el contenedor allá yo le presto la seguridad porque a mí me toca. Inclusive, acaba de llamarme el almirante y me dijo ‘se va ya para Barranquilla y se encarga de eso’.

Castillo: Siendo así las cosas es mejor ponerlo dentro de la Armada o en el Vergara. Yo no sé usted qué me dirá (...) Yo le digo la Armada es porque le acabo de conseguir uno para la Armada y ya lo están llevando para allá.

Los 32 años de carrera del vicealmirante Narváez

El hoy jefe de Planeación Naval, el vicealmirante César Augusto Narváez Arciniegas, se graduó de la Escuela Naval Almirante Padilla el 1º de diciembre de 1980 y desde ese entonces ha hecho carrera en la Armada. Se ha desempeñado como jefe en varias de las más importantes fragatas del país y, además, ha sido jefe de Planes y Operaciones del Comando de la Armada, jefe de Inteligencia Naval de la Armada, comandante de la Flotilla de Superficie de la Fuerza Naval del Caribe, del Comando Específico de San Andrés y Providencia y de la Fuerza Naval del Caribe, cargo en el que estuvo hasta diciembre del año pasado.

Narváez es ingeniero naval y, además, estudió Ciencias Navales en la Escuela Naval Almirante Padilla. También es especializado en Instrumentación Electrónica de la Universidad Santo Tomás, especialista en Gerencia de la Universidad Militar Nueva Granada y magister en Seguridad y Defensa Nacional de la Escuela Superior de Guerra. Asimismo, fue agregado naval en la Embajada de Colombia en el Reino Unido e Irlanda del Norte, y representante de Colombia ante la Organización Marítima Internacional en Londres.

 

Por Juan David Laverde Palma - jlaverde@elespectador.com

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