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'Hay que enseñar antes que operar'

Las madres de dos niñas con discapacidad cognitiva le explicaron a El Espectador su rechazo a la medida que permite practicarles ligaduras de trompas o vasectomías a los menores con este padecimiento.

Juan Sebastián Jiménez Herrera
13 de marzo de 2014 - 02:31 a. m.
'Hay que enseñar antes que operar'
Foto: El Espectador - David Campuzano

“Este es un fallo algo facilista y en realidad no resuelve el problema. No hay razón para ser tan perezosos. No es cosa de operar a nuestros hijos y ya. ¿Qué pasa con lo demás? Es que ligar trompas o practicar vasectomías no evita el abuso ni la transmisión de enfermedades. Lo que yo creo es que es necesario educar a todos los menores y, sobretodo, a los menores con deficiencias cognitivas para que puedan tomar sus propias decisiones en lo que a su sexualidad respecta”. Eso le dijo Enith Franco Arango –madre de una menor con discapacidad cognitiva y sicóloga de la fundación Auris– a El Espectador con respecto al fallo en el que la Corte Constitucional avaló la práctica de métodos anticonceptivos quirúrgicos a menos de edad con alguna discapacidad cognitiva si se cuenta con una autorización judicial previa y el consentimiento de los padres o el representante legal.

En criterio de la Corte los menores con discapacidad cognitiva no cuentan con el discernimiento suficiente para decidir algo tan importante como tener hijos ni son conscientes de las implicaciones de la paternidad. “Cuando se trata de menores en condición de discapacidad respecto de los cuales se haya comprobado la imposibilidad de que en el futuro otorguen su consentimiento para someterse a la esterilización, los padres o en todo caso el represente legal deberán solicitar autorización al juez para practicar la anticoncepción quirúrgica. En este sentido, la jurisprudencia ha estimado que una persona que no está en capacidad de comprender en qué consiste y cuáles son las consecuencias de la esterilización, como en el caso de las discapacidades mentales, difícilmente estará en condiciones de comprender la responsabilidad que lleva consigo la maternidad o la paternidad y por ende, las implicaciones de poder o no procrear”.

Enith, madre de una menor de 17 años, dijo no estar de acuerdo con este planteamiento y sostuvo que no hay que dar por sentado que los menores con deficiencia intelectual no puedan tomar sus propias decisiones sino que en cambio “hay que enseñarles para que vivan tan independientemente como sean posibles. En su momento, a mí me dijeron que si operaba a mi hija y, curiosamente, fue ella misma quien le respondió al doctor que si estaba loco, que ella quería tener hijos. Ella quiere tener hijos, ella tiene una pareja y sabe perfectamente que si ella quiere tener hijos, ella tiene que responsabilizarse”, indicó Enith.

“No es como todas las familias creen que las operaciones son el mejor método de control de natalidad. El mejor método está en orientar”, dijo al respecto María Angélica Benavides, madre de una menor con discapacidad cognitiva y directora de Auris. En su criterio, hay que permitirles a los menores con deficiencias intelectuales tomar sus propias decisiones y darles el tiempo suficiente para que lo hagan. “Es terrible que los padres tomen decisiones tan importantes como la de operar a sus hijos sin que estos puedan, siquiera, dar su opinión al respecto. Su proceso es más lento pero uno tiene que hacer lo posible por enseñarles con cuentos, con videos, con los métodos que sean necesarios”.

“Conozco una joven con discapacidad cognitiva que quería tener hijos. Ella jugaba mucho a los bebes. Para ella era un anhelo tener un bebe. Resulta que la tía la declaró interdicta –es decir, incapaz de tomar sus propias decisiones– y pidió que le ligaran las trompas. Cuando ella más o menos empezó a entender lo que le habían hecho, se sintió muy mal. Ya no podía cumplir su sueño”, le contó Enith Franco a El Espectador.

Benavides, por su parte, indicó que estas operaciones terminan siendo peor que el padecimiento debido a que, en ocasiones, las menores operadas quedan “emocionalmente traumatizadas” y, de nuevo, “no es una solución al abuso”. “¿Quién dijo que ligar las trompas impide el abuso o que va a impedir que tengan relaciones sexuales?”, agregó Enith Franco al respecto.

“Educar puede ser más dispendioso que operar. Pero operar es una decisión facilista. Le quita a la familia y al Estado –es decir, a toda la sociedad– la responsabilidad de educar. “Esto es un tema de corresponsabilidad, de dar una adecuada educación sexual para todos y todas”, concluyó Enith Franco.

 

 

jjimenez@elespectador.com

@juansjimenezh

Por Juan Sebastián Jiménez Herrera

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