Imputan cargos al “médico de las barbies”

Carlos Ramos, quien denunció al periodista Juan Esteban Mejía por supuesta injuria, deberá responder por las lesiones que causó a una paciente colombo-canadiense.

Maria Paula Rubiano
30 de abril de 2016 - 03:08 a. m.
El médico general se autopromocionaba como el mejor cirujano de Medellín.  / Archivo particular
El médico general se autopromocionaba como el mejor cirujano de Medellín. / Archivo particular

Paula Andrea Restrepo supo que algo andaba mal cuando el médico Carlos Ramos Corena sacó una regla para marcar los cortes que estaba a punto de hacer en su cuerpo y que, por ser cirujano, debía conocer de memoria. Aun así, dejó que el procedimiento siguiera su curso. El calvario que vino después, y que ella relató ante la Secretaría Seccional de Salud y Protección Social de Antioquia el 26 de septiembre de 2011, la hizo pensar que debió “haber salido corriendo de ahí”. Por lo que le sucedió, el pasado 8 de marzo el juez 39 penal municipal de garantías de Medellín le imputó cargos a Carlos Ramos Corena por los delitos de estafa, lesiones culposas y falsedad en documento privado. Ese mismo día, el Tribunal de Ética Médica de Antioquia lo suspendió por cinco meses. (Ver actualización de esta historia)

Un mes después de que Paula Andrea Restrepo pusiera la queja ante la Secretaría de Salud de Antioquia, se publicó en la revista Semana un artículo en el que se revelaban otros casos de mujeres supuestamente afectadas por Ramos Corena. Una de ellas, Tatiana Posada Jiménez, habría muerto por complicaciones derivadas de la operación. El artículo causó revuelo, sobre todo porque en 2012 el médico denunció al periodista que lo escribió, Juan Esteban Mejía, por supuesta injuria. Mientras las investigaciones contra Mejía avanzaban –le imputaron cargos en junio de 2015–, las diligencias judiciales contra el supuesto cirujano estaban congeladas. Incluso, el 26 de mayo de 2015 tuvo que crearse una nueva carpeta para su expediente, pues la anterior no aparecía.

El nombre de Carlos Ramos Corena comenzó a sonar en 2008. Ese año, el concejal de Medellín Bernardo Guerra afirmó haber conocido tres casos de mujeres que fallecieron y al menos diez que sufrieron lesiones tras ser operadas por él. Sus denuncias quedaron en el olvido hasta que en octubre de 2011 se publicó en Semana el artículo titulado “El médico de las barbies”, en el que se afirmaba que Ramos Corena no tenía título de médico. Esa información, que habría sido agregada en el proceso de edición, es la que tiene a Juan Esteban Mejía ad portas de un juicio, a pesar de que la Fiscalía solicitó la preclusión de la investigación en su contra y la imputación al director de la revista Semana, Alejandro Santos, por las imprecisiones, tal como lo reveló El Espectador el pasado 25 de enero. El año pasado se conoció que Ramos tiene cinco cargos en su contra en Puerto Rico, en donde hizo unas revisiones médicas de manera ilegal. Una de sus pacientes boricuas, Nancy Santana,falleció después de pasar por su quirófano en 2014.

En la diligencia judicial contra el médico Carlos Ramos también les imputaron cargos a los médicos Lizbeth Vicent y Carlos Gómez, quienes habrían sido cómplices del cuestionado doctor para estafar a Paula Andrea Restrepo. En la declaración jurada ante la Secretaría de Salud de Antioquia, y que El Espectador pudo conocer, la joven de 26 años contó todos los detalles del camino que siguió a la operación que Carlos Ramos le realizó el 9 de junio de 2011. Paula Andrea Restrepo, quien además tiene nacionalidad canadiense, acudió al consultorio de Ramos en marzo de 2011, para arreglar las imperfecciones que dos procedimientos estéticos previos habían dejado en su abdomen y senos, y para retirar el exceso de grasa que le quedó tras su segundo embarazo.

La mujer contó que sus problemas empezaron en 2006, cuando el médico Andrés Zuliani le sacó la grasa del abdomen, espalda y piernas en la Clínica QuiroEstetic de Medellín. En la semana siguiente a la intervención quirúrgica, la mujer comenzó a sentir un pitido agudo y ensordecedor. “La presión se me bajó como dos o tres veces”, relató en 2011. Ante eso, aseguró ella, la respuesta del médico Zuliani y sus enfermeras fue que comiera espinacas y tomara agua de caléndula. Si bien los síntomas fueron disminuyendo, los senos quedaron “aplastados” y en el abdomen “quedó con un pliegue anormal”, según sus propias palabras. Por eso en 2011, después de que una amiga se lo recomendara, asistió al consultorio de Carlos Ramos, ubicada en el edificio Forum, en el barrio El Poblado de Medellín.

En la consulta, el médico le dijo que era el mejor cirujano de Medellín y que había realizado estudios en República Dominicana y en Italia. Las paredes de la oficina, tapizadas con diplomas, respaldaban sus palabras. El supuesto cirujano plástico le dijo que le cobraría $11 millones por retirarle las prótesis mamarias que tenía y para sacarle grasa de brazos, piernas y abdomen. Un día antes de su operación, Restrepo conoció al anestesiólogo de cabecera de Carlos Ramos: el médico Carlos Gómez. Ese día tuvo que comprar las fajas posoperatorias –supuestamente exclusivas del doctor Ramos– y una póliza que la cubriría durante los 30 días posteriores a la operación, que le costó $280.000. Más tarde se vio con Ramos Corena, quien le aseguró que el día de la cirugía “saldría caminando para su casa”. Nada más alejado de la realidad.

En la mañana de la intervención la mujer pagó $380.000 adicionales por una medicina que le dijeron le ayudaría con el dolor posoperatorio. A medida que se acercaba el momento de entrar al quirófano, comenzó a inquietarse: “Me llamó la atención que los quirófanos estuvieran tan cerca (…) a la puerta de la calle. Al manifestar mi inquietud, el médico Carlos Ramos me dijo que más fácilmente me infectaba en un hospital”. Antes de la operación, Carlos Ramos se mostró nervioso e incluso le solicitó ayuda a otro cirujano. Cuando la enfermera le inyectó el sedante, Paula Andrea Restrepo quedó semiinconsciente: si bien no sentía el dolor, si escuchaba los vallenatos que sonaban en plena cirugía. Al salir, se dio cuenta de que sus brazos y piernas no fueron intervenidos. Una enfermera le dijo que era porque había perdido mucha sangre.

La operación solo fue el comienzo de una seguidilla de errores, cada uno más grave que el anterior. Paula Andrea Restrepo no lograba conciliar el sueño, por lo que Carlos Ramos, dijo la joven, le recetó zolpiden y bizacodilo, que solo aumentaron las pesadillas. Si las noches eran espantosas, los días no eran muchos mejores: el medicamento para disminuir el dolor no tuvo ningún efecto, y todo el tiempo tenía hambre, pues Ramos le había hecho un procedimiento con “una técnica suya” en el que le cosió el estómago a la altura del esternón. Luego, el 24 de junio, aparecieron las primeras infecciones en forma de moretones en sus genitales y del abdomen enrojecido e hinchado. Compró unos antibióticos que no le sirvieron para nada. El 30 de junio se levantó y cuando se quitó la faja se dio cuenta de que sus heridas estaban abiertas. Ramos no apareció y quien le drenó los cortes –en la oficina de Carlos Ramos– fue una médica que se presentó como la “doctora Carrillo”. Una semana supuraron sus heridas, después de la cual Paula Andrea Restrepo se peleó con Ramos. No supo nada más de él hasta que vio en el diario El Colombiano un artículo en el que advertían que el médico general se hacía pasar por cirujano. Le exigió que se encontraran y cuando fue por su historia clínica y dijo que había sido Carlos Ramos quien la había operado, en la clínica le dijeron que eso no era cierto, según su historia clínica. Que quien la había intervenido era una mujer. Esa mujer era Lizbeth Vicent, también imputada y suspendida para ejercer como médica por cuatro meses y quince días por el Tribunal de Ética Médica de Antioquia. Una medida que podría parecer insuficiente pero que, comparada con años de impunidad, puede ser un primer paso esperanzador.

* Actualización de esta noticia: Con posterioridad a esta publicación, en lo que respecta al caso de Paula Restrepo, en audiencia de acusación adelantada el 23 de octubre de 2017, se decretó la nulidad del cargo de estafa en contra del señor Ramos Corena, dado que no se había agotado el requisito de procedibilidad penal para el mismo.  En cuanto al delito de falsedad en documento privado, el fiscal de conocimiento decreto su preclusión a favor del imputado. Posteriormente, el Juzgado Treinta y Tres Penal Municipal de Medellín, mediante sentencia No. 0249 del 13 de diciembre de 2018, absolvió de todo cargo al señor Carlos Alberto Ramos Corena, por la presunta comisión del delito de lesiones personales culposas en contra de la denunciante Paula Andrea Restrepo, en tanto no se probó que el señor Ramos Corena hubiera ejecutado la acción, no acreditándose la autoría material del tipo penal. Esta sentencia fue confirmada en su integridad por el Tribunal Superior de Medellín, sala de Casación Penal, mediante sentencia de segunda instancia del 12 de febrero de 2019.
 
En lo que respecta a los cargos en Puerto Rico, con posterioridad a esta publicación, el Tribunal General de Justicia de Primera Instancia del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, declaró el 29 de marzo de 2017 "no culpable" al señor Carlos A. Ramos Corena.

 

Por Maria Paula Rubiano

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