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Los enredos del general Montoya

El excomandante del Ejército Mario Montoya volvió a ser señalado de nexos con los paramilitares y como impulsor de falsos positivos. Él asegura que se trata de una “infamia”.

Juan sebastián Jiménez Herrera
12 de junio de 2014 - 12:44 p. m.
El excomandante del Ejército, general Mario Montoya.  / Archivo
El excomandante del Ejército, general Mario Montoya. / Archivo

En apenas 72 horas el nombre del excomandante del Ejército, general (r) Mario Montoya, saltó del ostracismo judicial a las primeras páginas de los medios nacionales. Dos graves acusaciones, una lanzada por un exsubalterno suyo y la otra por un narcoparamilitar extraditado, volvieron a poner bajo sospecha sus actuaciones en las Fuerzas Militares. Este lunes el coronel (r) Róbinson González del Río —quien ya aceptó 27 ejecuciones extrajudiciales y calcula que puede aclarar otras 400— se refirió a Montoya como el cerebro de los falsos positivos; y ayer, desde Washington, Juan Carlos El Tuso Sierra reiteró que hizo parte de la nómina de las autodefensas.

En entrevista con la W Radio, Sierra soltó sin rodeos sus señalamientos: “Conocimos muchas personas de la Fuerza Pública y recibimos ayuda a cambio de dinero. Lo que ya todo el mundo sabe: tuve relaciones con el general Luis Alberto Moore, con el general (Mauricio) Santoyo, con el general Montoya (…) Cuando se pagaban nóminas a la Fuerza Pública, se le pagaba al general Montoya, que estaba en la Cuarta Brigada”. Sierra aseguró que todas las pruebas de estos pagos ya se las dio a la justicia estadounidense y que en virtud de su colaboración ya se encuentra libre en ese país. ¿Fueron así de jugosas las evidencias que entregó para que apenas purgara cinco años en prisión?, se preguntan algunos.

Al margen de estos cálculos, el general Montoya ha tenido que capotear el temporal. Sobre las acusaciones del coronel Róbinson González, el excomandante del Ejército dijo que “son falsas” y que jamás tuvo “ningún trato ni comunicación con él”. Sobre El Tuso Sierra no ha dicho aún nada. Y eso que no es la primera vez que Sierra lo salpica en actuaciones ilegales. En octubre de 2010 le dijo a la Fiscalía que “el general Mario Montoya era de la nómina de la Oficina (de Envigado)”, la temida estructura criminal que se apoderó del mundo criminal del valle de Aburrá de la mano de Diego Fernando Murillo, alias Don Berna.

En esa ocasión Sierra dijo que, aunque no le constaba, había oído que a Montoya le pagaban $20 millones. Montoya, entonces embajador de Colombia en República Dominicana, negó cualquier vínculo con los ‘paras’, pero tuvo que salir de la diplomacia. Como si fuera poco, en 2009 Don Berna vinculó a Montoya con irregularidades en la Operación Orión, con la que la Fuerza Pública les quitó el control de la Comuna 13 de Medellín a las guerrillas —para muchos, con ayuda de los paramilitares—. Dijo Berna que en 2002, en desarrollo de Orión, “las fuerzas de autodefensa del bloque Cacique Nutibara llegaron a la Comuna 13 como parte de la alianza con la Cuarta Brigada del Ejército, incluyendo a los generales (r) Mario Montoya, del Ejército, y Leonardo Gallego, de la Policía”.

Meses antes, otro exjefe paramilitar, Salvatore Mancuso, dijo que Montoya le había dicho que “lo pensara muy bien antes de emprender una desmovilización” porque, al parecer, las Fuerzas Militares no contaban con el poder suficiente para contener a la guerrilla. Y en febrero de 2010, Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, acusó a Montoya de haber recibido $1.500 millones para ayudar al entonces jefe del bloque Centauros de las autodefensas, Miguel Arroyave, en su guerra contra las autodefensas del Casanare de alias Martín Llanos. Montoya respondió al respecto que entre 2002 y 2003 —años de la guerra en los Llanos Orientales entre estas facciones de las autodefensas— fue comandante de la Brigada IV en Medellín y del Comando Conjunto del Caribe, con sede en Santa Marta.

“Estas dos jurisdicciones son muy distantes de los departamentos del Casanare y Meta, con los cuales se me pretende relacionar”, señaló en ese momento el exoficial. Y agregó que repudiaba estas acusaciones malintencionadas, “cuyo único propósito apunta a causarme daño tanto en mi vida personal como profesional”. Pero los señalamientos en su contra no pararon ahí. A la revista Semana, Montoya le dijo: “Me he enterado de que un bandido alias Diomedes ha hecho falsas imputaciones sobre mí, aseverando que en abril de 2002 le había entregado un vehículo con siete fusiles (…) Esto es totalmente falso y sería totalmente descabellado pensar que un comandante de Brigada puede regalar un vehículo”.

Desde 2008, Montoya ha tenido que enfrentar acusaciones de este estilo. Ese año, el Washington Post dio a conocer los señalamientos de Luis Adrián Palacio Londoño, alias Diomedes, desmovilizado del bloque Mineros. Según él, Montoya le habría facilitado al jefe paramilitar Carlos Mauricio García, alias Doblecero, una camioneta, siete fusiles, seis AK-47 y un M-16. Montoya respondió molesto: “Esta es una infamia total, una falsedad total, y por ello le he solicitado ahora mismo al señor fiscal general de la Nación que me adelante la investigación correspondiente para establecer toda la verdad respecto a esta falsa imputación”.

Ante estos señalamientos, un congresista estadounidense, Patrick Leahy, sostuvo que estas acusaciones debían “ser investigadas a fondo para asegurarse de que el comandante del Ejército —una institución que recibe cientos de millones de dólares cada año de Estados Unidos— es una persona de total integridad”. Al poco tiempo el general Montoya se retiró del Ejército. Ya entonces el país había conocido los aberrantes casos de ejecuciones extrajudiciales de 11 jóvenes en Soacha y las Fuerzas Militares adelantaron una investigación interna que cobró las cabezas de 27 uniformados, incluidos tres generales, por el escándalo de los falsos positivos.

Al general Montoya lo han salpicado, además, oficiales retirados como los coroneles Néstor Iván Duque y José Fernando Castro, quienes lo han relacionado con los paramilitares cuando Montoya se desempeñó como comandante de Primera División del Ejército. El exoficial ha negado todas y cada una de estas acusaciones y ha dicho que se trata de una campaña en su contra por los contundentes golpes contra las guerrillas, por ejemplo la muerte de Raúl Reyes o la Operación Jaque, en la que fueron rescatados 15 de los llamados canjeables en poder de las Farc. El expresidente Álvaro Uribe lo ha defendido asegurando que es un “hombre honorable que le sirvió a la patria”. Aunque ha sido citado a varios interrogatorios, el exoficial nunca ha sido imputado. Por ahora la Fiscalía indaga estas dos nuevas acusaciones.

 

jjimenez@elespectador.com

@juansjimenezh

Por Juan sebastián Jiménez Herrera

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