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Los mártires de la guerra

Aun cuando se sostienen conversaciones de paz en La Habana, los enfrentamientos entre Fuerza Pública y guerrilla no se detienen. Defensoría exige respeto por la población civil, principal afectada.

Redacción País
07 de julio de 2013 - 09:00 p. m.
Así quedó uno de los vehículos afectados por la explosión del sábado en Santander de Quilichao. /  Notivisión 80
Así quedó uno de los vehículos afectados por la explosión del sábado en Santander de Quilichao. / Notivisión 80

“Los perdono por el daño que nos hacen y que Dios también los perdone, que tenga misericordia y piedad de quienes atentaron contra mi familia”, dice Pilar Gómez, en la clínica Salucoop de Cali, a donde fueron remitidos su hermana, su cuñado y su sobrina afectados por la explosión de una bomba, el sábado pasado, a las 10:30 de la mañana, en la vía que conduce de la vereda San Pedro a Santander de Quilichao, Cauca, y que dejó a 7 policías y 10 civiles heridos.

Según el coronel Ricardo Alarcón, comandante de la Policía del Cauca, un grupo de 11 policías recibieron una llamada en la que indicaban que había un secuestro en la zona y al ir a atender el caso, a su paso, fueron activados 60 kilogramos de explosivo R1, al parecer por miembros de la Quinta compañía de la columna Jacobo Arenas de la guerrilla de las Farc.

Estos hechos serían una retaliación por la captura de alias Caicedo.

Alarcón también aseguró que “llevábamos bastante tiempo sin hechos terroristas en Santander de Quilichao; independientemente de este hecho, el balance con respecto año anterior es positivo”.

Sin embargo, existe preocupación, pues la cuarta y la quinta unidades móviles de la Jacobo Arenas decidieron unirse o por lo menos esto reportan las autoridades.

El hecho violento se presenta mientras miembros de la guerrilla dialogan con representantes del Gobierno Nacional en La Habana, con el fin de buscar una salida al conflicto armado que desde hace medio siglo afecta al país y en el cual la población de Cauca y Nariño es la que más ha sufrido los efectos de los enfrentamientos de la Fuerza Pública y grupos al margen de la ley, según la Defensoría del Pueblo.

Jorge Armando Otálora, titular de este despacho, le dijo a El Espectador que esa entidad siempre les ha pedido, tanto a los agentes del Estado como a los grupos insurgentes, que la sociedad civil debe ser ajena a los enfrentamientos, situación que no ha sido posible y que ha tenido como efecto colateral el desplazamiento de miles de familias.

“El llamado que siempre ha hecho la Defensoría es que aun cuando el Gobierno Nacional decidió adelantar unas negociaciones en medio del enfrentamiento, los dos grupos tienen que tener absolutamente claro, tanto la Fuerza Pública como la guerrilla, que la población civil tiene que ser ajena al conflicto y a los enfrentamientos. Esta es una demanda no sólo de derechos humanos, sino del Derecho Internacional Humanitario”, dijo Otálora.

Por su parte, Pilar Gómez aseguró que sus familiares venían de la finca que queda en la vereda de San Pedro hacia Santander, en un vehículo Mazda blanco, atrás de una patrulla de la Policía, cuando sucedió la explosión. Sus familiares: la zootecnista Virginia Lorena, de 39 años; su cuñado Libardo Cuetía, de 45 años y quien pertenece al cabildo indígena de Jambaló, y su sobrina Valentina, de 16 años, estudiante de Derecho en la Universidad del Cauca, se recuperan de las heridas en los rostros y de las fracturas en los brazos, mientras que algunos de los policías heridos fueron dados de alta en el hospital Francisco de Paula Santander de Quilichao y en algunos centros asistenciales de Cali.

“Tienen heridas muy profundas en los rostros y van a necesitar cirugías reconstructivas y mi sobrina tiene afectado el oído izquierdo y se queja mucho. Uno no comprende esta situación de violencia, es muy duro lo que nos toca soportar en el Cauca. Es lamentable, ya que los atentados afectan a gente inocente como las personas que caminaban por la vía y viviendas cercanas”, manifestó angustiada Pilar Gómez.

Con la voz quebrada por el dolor que le afecta, Pilar, quien se desempeña como auxiliar de farmacia en Santander de Quilichao, se pregunta “por qué hay personas que hacen tanto mal. Quiero que esta guerra se termine de una vez por todas”.

Este hecho sería el segundo en el que se utiliza la modalidad que consiste en dar aviso a las autoridades por medio de una llamada telefónica y en el desplazamiento hacia el lugar le es detonada una carga explosiva.

El 28 de junio, en el Queremal, corregimiento de Dagua, occidente del Valle, uniformados se dirigían a atender un supuesto atraco cuando fue activada una carga explosiva que dejó como saldo dos policías heridos y uno más desaparecido. Al ser informados sobre el hecho refuerzos de la Policía de carreteras se dirigían al lugar y también fueron atacados. En el cruce de disparos fueron heridos un hombre y su hija. Los hechos fueron atribuidos al frente Manuel Cepeda Vargas de las Farc.

Por Redacción País

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