Los testimonios contra Iván Cepeda

Los exparamilitares dicen que el congresista los presionó para que declararan contra Uribe; Cepeda dice que mienten y que todo es un complot en su contra por parte del Centro Democrático.

Juan Sebastián Jiménez Herrera
20 de octubre de 2015 - 01:00 p. m.
Los testimonios contra Iván Cepeda

Gran controversia empieza a generar la apertura de pliego de cargos en contra del senador Iván Cepeda por, supuestamente, haber presionado a dos exparamilitares para que declararan en contra del expresidente Álvaro Uribe Vélez. En Twitter, por ejemplo, los seguidores y copartidarios del dirigente de izquierda crearon un hashtag #YoapoyoaIvánCepeda. El anuncio del pliego de cargos fue hecho por el mismo Cepeda, a través de su cuenta de Twitter. El parlamentario dijo, entre otras, que toda la vida ha "enfrentado persecuciones, amenazas y exilios. A mi padre lo asesinaron. No le tengo miedo al procurador ni a la mentira” y sostuvo que este proceso era en respuesta al debate hecho en contra del hoy senador Álvaro Uribe por sus presuntos nexos con el paramilitarismo.

En el documento de 110 páginas se señala que la Procuraduría investiga porque, supuestamente, presionó a dos exparamilitares, Ramiro de Jesús Henao Aguilar y Gabriel Muñoz Ramírez, para que “declararan en contra del expresidente de la República Álvaro Uribe Vélez, para lo cual, a pedido del congresista, tendrían que exponer determinados hechos que no les constaba a los entrevistados, en donde también el congresista previamente prepararía la versión de estos testigos, ofreciéndoles, a cambio de todo ello, algunos beneficios”.

Los dos testigos se refirieron a las supuestas presiones. Muñoz, por ejemplo, sostuvo que Cepeda le dijo que quería que él lo apoyara “sobre un proceso o sobre unas cosas” que Cepeda tenía “con el doctor Álvaro Uribe (…) A usted lo han sacado mucho de esta cárcel. Yo le doy un papelito a usted y le anoto qué es lo que va a hablar del doctor Álvaro Uribe (…). Yo lo pongo a vivir en una cárcel, en donde usted quiera, y le traslado a la familia para otro país (…) Yo le traslado lo que sea”. La respuesta del exparamilitar, según el mismo, fue: “Vea, doctor, me perdona, pero usted lo que tiene es una guerra con Álvaro Uribe políticamente”.

Por su parte, Henao dijo que Cepeda le dijo: “Que él lo que necesitaba era que yo le sirviera de testigo contra el doctor Álvaro Uribe; que me dejara grabar un video; que me dejara grabar (…) que él me decía qué dijera (…). Como yo estuve en un operativo que hicimos a principios del 97, donde se le dio muerte a unos guerrilleros, entonces me dijo que me dejara grabar un video donde yo dijera que el doctor Álvaro Uribe había estado en una finca y que había cacheteado a un guerrillero, un guerrillero de nombre Juan Pablo; que ese guerrillero que supuestamente se le había llevado unas cosas de una finca Guacharacas al doctor Uribe. Entonces, que yo me dejara grabar un video, en donde yo atestiguara que Uribe había estado y había ordenado la muerte de ese guerrillero”.

A todo esto, el senador Cepeda respondió que lo que Muñoz y Henao decían era algo falaz, producto de un montaje. Dijo que fueron ellos y no él quienes buscaron la reunión y que los dos le pidieron beneficios a cambio de sus declaraciones, a lo que él les respondió que, como senador, no podía hacer tal cosa. Que, al final, ante su negativa, ellos quedaron molestos. Que se le hacía curioso que estos testimonios fueran conocidos, precisamente, en momentos en los que Cepeda realizaba un debate de control político contra Uribe Vélez; es decir, a mediados del año pasado. Y que ya había demostrado que otros dos testigos en su contra, Carlos Enrique Areiza y Alexánder Amaya, habían sido desvirtuados a la hora de hacer señalamientos similares.

Ante los dos testimonios, el Ministerio Público señaló que tenía dos opciones: o cerrar el proceso por duda a favor de Cepeda o decir que los testimonios son suficientes para seguir con el proceso, “porque ciertamente, a pesar de lo altamente comprometedor de estas afirmaciones, podría considerarse que había una duda razonable entre estas dos versiones”.

Pero, entonces, sale con una tercera opción: verificar la existencia de otras pruebas, que por la enorme dificultad en su examen merecen una cuidadosa y especial mención. Y estas pruebas, mejor, estos indicios apuntan, en resumen, a que Cepeda tiene una enemistad con Uribe y, por ello, no es descabellado concluir que posiblemente buscó a los exparamilitares para que declararan en contra del expresidente. En otras palabras, que aunque los testimonios por sí solos no eran suficientes, sumados con los “indicios” de enemistad, daban para abrir pliego de cargos.

En el documento, la Procuraduría concluye que Iván Cepeda Castro tiene una predisposición contra Álvaro Uribe Vélez “por ser su enemigo político y público, cuestión que sería coherente con la presunta solicitud indebida que les habría hecho a dos internos de la cárcel de Itagüí. Dicho de mejor manera: es concordante que un enemigo político y público busque la forma de perjudicar a alguien, mientras que lo incoherente sería que una persona busque desacreditar o descalificar a otra sin que medie entre los dos una enemistad grave”.

Cepeda asegura que hay una persecución en su contra. De hecho, ayer dijo que “no cabe ninguna posibilidad de que el Procurador garantice una investigación imparcial en mi caso”. El uribismo, por su parte, ha dicho que la persecución es por parte de Cepeda contra Uribe. Falta ver qué define el procurador Alejandro Ordóñez, al que, no obstante, algunos sectores le han criticado sus posiciones contra la izquierda y cercanas, precisamente, al presidente Uribe.
 

Por Juan Sebastián Jiménez Herrera

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