“Mi Sangre”, el narcotraficante que retó a la Fiscalía de EE. UU.

Henry de Jesús López Londoño le presentó al juez de su caso una inusual petición: que levante la reserva sobre la información que recibió el gran jurado que lo acusó. “Mi Sangre”, además, se declaró informante de la DEA.

Diana Durán Núñez - Juan David Laverde Palma
30 de enero de 2017 - 03:20 a. m.
Alias “Mi Sangre” fue capturado en octubre de 2012 en Argentina, y desde allí extraditado a  Estados Unidos. / EFE
Alias “Mi Sangre” fue capturado en octubre de 2012 en Argentina, y desde allí extraditado a Estados Unidos. / EFE
Foto: EFE - Alias mi sangre EFE

Henry de Jesús López Londoño, más conocido como Mi Sangre, parece estar preparado para dar una larga batalla en Estados Unidos, país al que fue extraditado el 17 de noviembre de 2016 desde Argentina por cargos de narcotráfico. López sostiene la tesis de que su proceso ha sido irregular y está viciado y, por eso, el pasado 4 de noviembre le pidió a la Corte del Distrito Sur de Florida que levantara la reserva que pesa sobre las actas del gran jurado que lo llamó a juicio. Mi Sangre está convencido de que su acusación (indictment) es “constitucionalmente defectuosa”. La Fiscalía de ese país, sin embargo, piensa muy diferente.

El 10 de febrero de 2012, la justicia estadounidense hizo público su interés en procesar a Londoño y a seis hombres más por narcotráfico. Según el indictment, entre 2006 y 2012 Mi Sangre y los demás acusados habían conspirado “con personas conocidas y desconocidas ante el Gran Jurado” para distribuir drogas. Entonces, aunque sin investigaciones propias en contra de él, las autoridades colombianas le pidieron a la Interpol que emitiera una circular roja en contra de López Londoño. Y así, a finales de octubre de ese mismo año, este jefe de los Urabeños (hoy conocido como el clan del Golfo) fue capturado en Buenos Aires, donde vivía en un lujoso barrio.

Desde entonces y hasta 2015, a punta de recursos judiciales, Mi Sangre logró permanecer en la cárcel de Ezeiza, que está a las afueras de Buenos Aires. Paradójicamente se convirtió en una fuente de referencia para los periodistas argentinos cuando éstos trataban la problemática del narcotráfico, que desde hace varios años viene azotando a Argentina también. Tanto él como su esposa pidieron asilo político. Sin embargo, al final, la justicia gaucha autorizó su extradición y el 17 de noviembre de 2016 él fue enviado a Estados Unidos. Trece días antes de ser trasladado a Florida, López Londoño dejó claro que su posición sería dar la pelea.

El informante

El pasado 4 de noviembre, Henry de Jesús López Londoño presentó un recurso para solicitar que se hiciera una inspección a las minutas del gran jurado que, cuatro años atrás, había decidido llamarlo a juicio. En ese documento, elaborado en 34 páginas y conocido por este diario, Mi Sangre hizo una gran revelación que está en deuda de ser verificada por Estados Unidos: dijo que en el período en el cual fue acusado de ingresar estupefacientes en Estados Unidos, él realidad “estaba bajo un contrato tanto con la DEA (Agencia antidrogas) como con ICE Agencia de Aduanas e Inmigración) trabajando proactivamente y entregando información crítica”.

Según Mi Sangre, tres años antes de que el indictment en su contra se emitiera, él ya les había mostrado su voluntad a las autoridades de Estados Unidos de ayudarlas en su búsqueda de cargamentos con droga. Afirmó que llegó a acuerdos con ambas agencias (la DEA y ICE) para que, a cambio, le garantizaran asilo político a su familia y un tratamiento favorable a él. Aseguró, además, que tiene los documentos para comprobar que en 2009 agentes estadounidenses se pusieron en contacto con sus abogados y que fue entonces cuando él empezó a infiltrar organizaciones narcotraficantes colombianas.

López Londoño le aseguró al juez de su caso que se reunió en múltiples oportunidades con agentes de la ICE en Cartagena; dijo que sus enlaces eran cinco miembros de esa agencia y tres de la DEA, y entregó los nombres de cada uno de ellos, y más importante aún: referenció de qué organizaciones dio información. Ahí figuraban los Urabeños –como era de esperarse, pues era a la que pertenecía–, los Rastrojos y, por último, nada más y nada menos que el cartel del Chapo Guzmán. López Londoño aseveró que detalló sus jerarquías, rutas, ubicación de laboratorios, actividades para lavar dinero y hasta identificó a sus líderes.

Los problemas con su cooperación, aseguró Mi Sangre, empezaron a salir a flote hacia 2010. “Me di cuenta de que había un conflicto interno entre la DEA y ICE con respecto a quién supervisaría mis actividades como informante”, señaló. Dijo que él sabía de la cercanía entre la DEA y la Policía colombiana –con la cual tiene una guerra a muerte– y que temía que la Policía lo delatara ante las organizaciones que él había infiltrado, lo cual, aseguró, podría costarle la vida y a su familia también. “Sin embargo, mantuve mi disposición para cooperar (…) y fui acusado el 10 de febrero de 2012”.

En resumen, es por ese motivo que Mi Sangre cree que su proceso es irregular. Sostiene que la Fiscalía no le informó al gran jurado que lo llamó a juicio sobre su supuesta cooperación con Estados Unidos. Y así las cosas, pidió que se develaran los contenidos de las reuniones del gran jurado que lo acusó, para determinar si acaso la Fiscalía “omitió intencionalmente esta información con el propósito de asegurar esta acusación vengativa”.

La Fiscalía contraataca

El organismo investigativo de Estados Unidos le dio otra versión a la Corte del Distrito Sur de Florida. En cabeza del fiscal Wifredo Ferrer, en un documento de 10 páginas también conocido por El Espectador y presentado ante la Corte el pasado 18 de enero, la entidad argumentó que Mi Sangre, luego de pasar por las Autodefensas Unidas de Colombia y por uno de los carteles posdesmovilización, los Urabeños –en donde llegó a ser un alto mando a cargo del narcotráfico–, se acercó a las autoridades estadounidenses con el propósito de “reducir su exposición en las investigaciones” en ese país.

La Fiscalía señaló que sólo un organismo, la ICE, registró a Henry de Jesús López Londoño como su informante, y que lo hizo entre agosto de 2010 y febrero de 2011, un período mucho menor al que él mismo acreditó. Indicó que el indictment en su contra derivaba de una investigación de la DEA y que, para evitar su captura, había huido a Argentina. Al final, sin embargo, fue detenido y extraditado. Según la Fiscalía, la idea de levantar la reserva sobre la información que recibió el gran jurado no viene a lugar, porque “los procedimientos de los grandes jurados histórica y razonablemente han sido secretos y han estado protegidos de la divulgación”.

“El acusado cree que ha sido perjudicado por los procedimientos relacionados con la presentación ante el gran jurado y, por lo tanto, que eso es una base para desestimar la acusación sellada. La sola sospecha de irregularidades, sin embargo, es insuficiente para invocar la autoridad de supervisión limitada de la Corte sobre los procedimientos del gran jurado”, arguyó la Fiscalía estadounidense. Agregó que la acusación sólo podría ser desestimada si se comprobara que la Fiscalía, a propósito, engañó al jurado. No obstante, hasta ahora, ese engaño –sostiene el organismo investigativo de EE. UU.– no se ha hecho evidente.

Así va, hasta el momento, la pelea entre Henry de Jesús López Londoño, alias Mi Sangre, y la Fiscalía estadounidense. Según los informes de los órganos de inteligencia colombianos, él lideró la Oficina de Envigado y los Urabeños; Mi Sangre siempre ha sostenido que la Policía elevó su perfil artificialmente. Tribunales de Justicia y Paz que han documentado la violencia del bloque Capital también lo ubican en la cadena de violencia y narcotráfico de los paramilitares, como jefe de sicarios de los “paras” que se establecieron con sus oficinas de cobro en el Sanandresito del sur de la capital colombiana. Ahora, sin embargo, lo que más importa es lo que la Corte del Distrito Sur de Florida diga con respecto a esta reciente e inusual petición sobre el gran jurado que lo acusó.

Por Diana Durán Núñez - Juan David Laverde Palma

 

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