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"Nadie ha podido probar que soy guerrillero": Feliciano Valencia

Desde la cárcel, el líder indígena, condenado a 16 años de prisión, sostuvo que no es un secuestrador y que el soldado que fue retenido durante la minga de 2008 en el Cauca en realidad quería ensuciar la protesta y relacionar el movimiento indígena con las Farc.

Juan David Laverde Palma
03 de noviembre de 2015 - 05:16 p. m.
"Nadie ha podido probar que soy guerrillero": Feliciano Valencia

¿Por qué terminó usted condenado por la justicia?

La Constitución Política del 91 nos dio derecho territorial, nos dio derecho jurisdiccional y derecho judicial. Por eso es un absurdo que la justicia ordinaria, en cabeza del Tribunal de Popayán, me haya condenado. Soy indígena, pertenezco a un territorio indígena y hago parte de un gobierno indígena. Esto es un absurdo, un atropello y una flagrante violación a lo que está establecido en la norma colombiana.

¿Es usted un secuestrador como lo afirma el Tribunal Superior de Popayán?

Ni he cometido delito alguno ni soy secuestrador. Al contrario, quién más que nosotros ha defendido la vida y la integridad física de las comunidades indígenas por todos los atropellos que los grupos armados han hecho en el territorio. Yo no retuve al soldado (Jairo) Chaparral, yo no lo trasladé al sitio donde lo guardaron, yo no lo investigué y yo no lo procesé. No hay secuestro por donde se mire.

¿Qué pruebas tenían ustedes de que ese soldado era un infiltrado en la minga de 2008 en el Cauca?

Al soldado (Jairo) Chaparral Santiago en el proceso de investigación se le encontraron radioteléfonos, celulares, varias sim cards y un cuaderno que es un manual de instructivos para la fabricación de artefactos explosivos y prendas militares. Eso configuró para la gente que lo investigó de la comunidad y de la autoridad un hecho que ponía en riesgo la movilización en la María, (Piendamó, Cauca) precisamente porque estábamos señalados de que la minga estaba infiltrada por las Farc.

¿Dice usted que lo que se intentaba era ensuciar la protesta?

Los móviles y los artículos que se le encontraron al soldado Chaparral apuntan hacia esa determinación que toma la comisión de investigaciones y la asamblea.


¿Puede la jurisdicción indígena condenar a personas que no son indígenas y aplicarles de remedio nueve fuetazos, como en este caso?

Totalmente, podemos ejercer nuestros derechos siempre y cuando sea en jurisdicción indígena, los afectados sean comunidad indígena y el que haya cometido la desarmonización sea indígena o sea considerado indígena. Actuamos en derecho en tiempo, modo y lugar según las circunstancias que se presentaron, por eso actuó la jurisdicción indígena y por eso actuaron las autoridades.


¿Cuál fue su función durante la asamblea?

Mi función como autoridad del Consejo Nacional Indígena del Cauca era permanecer en la primera línea, en la línea que viene del Cauca a Popayán, atender a los periodistas, atender a las personas que entraban y se solidarizaban con la minga, incluso atender a los funcionarios del Gobierno y trasladarlos al sitio de concentración. Esa era mi función. Donde yo aparezco en el evento, que es causa de mi condena, es cuando se determina la asamblea. Toda la asamblea, las 122 autoridades y los 22 consejeros me llaman a mí para que coordine la asamblea. Mi función única es coordinar a la asamblea, ahí es cuando el soldado Chaparral Santiago me ve.


Si usted fue condenado, ¿eso significa que los 14 mil indígenas que estuvieron con usted en esa asamblea también deberían terminar presos?

A la luz de la justicia ordinaria podría ser. Pero a la luz de la misma justicia que nos da esos derechos y esas potestades no lo podría hacer. Y es más, no podría hacer una sanción colectiva y por eso individualizó el caso en Feliciano Valencia, pero en este momento el acto que debe estar claro es la decisión de 14 mil personas, 122 autoridades y 32 consejeros legalmente reconocidos por la ley colombiana.


¿Cuál era el contexto de esa protesta indígena de octubre de 2008, cuando ustedes se tomaron la vía Panamericana?

Era un contexto muy difícil el que se estaba presentado. Nos congregamos ahí a partir del 9 de octubre (de 2008), se citó al presidente Álvaro Uribe Vélez para el 14 de octubre para que nos viniera a dar cuenta de los avances de los acuerdos pactados con el Gobierno en términos de tierra, educación y salud. No vino pero nos mandó una fuerte represión, teníamos 72 heridos, teníamos un compañero asesinado por parte del Esmad ahí en La María (Piendamó) y había un fuerte cuestionamiento tanto del presidente de la República como de altos mandos militares de que esa minga estaba infiltrada por la guerrilla de las Farc. En ese contexto se presenta la situación del soldado Chaparral Santiago y por eso la comunidad autodetermina que él se infiltró para colocar en entredicho la minga que estábamos realizando.

¿Es cierto que usted evitó que ese soldado fuera maltratado por los indígenas?

Es reglamento que toda persona que sea aprehendido por la guardia indígena se le tiene que garantizar su seguridad física y todos sus derechos. Por eso actuó la guardia indígena. Recuerdo que entonces estaban los ánimos caldeados, no lo vamos a negar, y donde no actuemos, donde la guardia no actúe rápidamente en términos de aislar al soldado Chaparral Santiago, no sabemos que hubiera podido pasar. Sí se demuestra que lo protegimos.


¿A qué atribuye entonces usted lo que le está pasando?

A mí la élite política caucana me acusa del taponamiento de la vía Panamericana, la guerrilla a veces me ha señalado de ser colaborador del Ejército, el Ejército me ha señalado de ser miliciano y guerrillero de las Farc, la Policía Nacional en esos enfrentamientos que hemos tenido por exigir nuestros derechos me ha señalado de ser un violentador de los derechos del resto de la sociedad, así que me he ganado muchos enemigos por defender los ideales del movimiento indígena, por exigir que sus derechos se cumplan, por exigir que lo que se pacte con las comunidades por parte del gobierno se cumpla.

Recientemente el jefe guerrillero Pastor Alape declaro desde La Habana que su captura era una provocación hacia la paz. ¿Por qué cree que hizo esa afirmación?

Deben estar preocupados porque ellos están en un proceso de negociación donde se está discutiendo una jurisdicción especial de paz y un mecanismo transitorio para resolver sus asuntos. Cuando el gobierno manda estos mensajes de no respetar los derechos que se pactan, en este caso para los pueblos indígenas, claro que les preocupa a ellos. Si no respetan a los indios ellos deben estarse haciendo la pregunta: ¿respetarán a los guerrilleros sobre esos acuerdos que se están pactando?


¿Qué opinión tiene usted de las Farc?

Es un movimiento insurgente con ideales políticos y con un método armado que perdió su vigencia. Es respetable lo que están pactando en La Habana, así debe ser, que se negocie por la vía política dialogada este conflicto armado interno. Ojalá que lo que se pacte allá realmente garantice el ejercicio de una acción política.

¿Es cierto, como mencionan algunos sectores de la Fuerza Pública, que usted es un guerrillero de las Farc?

Ni el general (Alejandro) Navas que alguna vez me acusó de ser miliciano y guerrillero de las Farc, ni funcionarios militares que me han hecho el mismo señalamiento, ni todos aquellos que nos han fustigado en términos de decir que somos proclives a la guerrilla de las Farc han podido demostrar que soy guerrillero. La inteligencia militar tan alta y tan compleja en el país no ha podido demostrar que soy guerrillero.


Pero, ¿hay guerrilleros infiltrados en el movimiento indígena?

Una cosa es que haya guerrilleros indígenas, otra cosa es que la guerrilla permanezca en algunos momentos en territorios indígenas y otra cosa es que ellos infiltren nuestra organización y nuestra lucha. Nosotros somos cuidadosos con eso. Es más, siempre les hemos exigido a ellos que no se metan en los asuntos nuestros. Cuando convocamos a las movilizaciones somos muy cuidadosos de que milicianos o guerrilleros intervengan en nuestros ejercicios autónomos de carácter comunitario.

¿Qué mensaje les envía usted a las comunidades indígenas que se declararon en asamblea permanente desde su captura hace casi un mes?

Mucha fortaleza, estamos alegando los derechos de los pueblos indígenas que están legalmente reconocidos en la norma colombiana. Ánimos, fuerza, resistencia, porque no estamos atentando contra ninguna seguridad ni contra la justicia ordinaria, estamos reclamando lo que por derecho nos pertenece y así vamos a permanecer hasta que esta situación se aclare.

¿Por qué la justicia ordinaria no puede juzgar a los indígenas? ¿Merecen acaso ustedes un trato especial?

La misma Constitución nos dio el fuero indígena y la jurisdicción indígena. Estamos actuando en ese marco, siempre hemos actuado en ese marco y no pretendemos violentar tampoco lo que está establecido en la ley. Es bien sabido por nosotros que tenemos unos límites pero también es sabido por la norma constitucional que tenemos unos derechos más allá de los establecidos en la misma norma colombiana.


Hace 15 años usted recibió el Premio Nacional de Paz por la resistencia de los indígenas del Cauca. Sin embargo, en recientes declaraciones Diana Perafán, la madre de su hijo, lo acusó de violencia intrafamiliar. ¿Al fin qué?

Esta señora ha configurado su resentimiento en odios y en sentimientos de venganza. Ella hace parte de la Organización de Pueblos Indígenas (Opic), la que creó Álvaro Uribe Vélez y Fabio Valencia Cossio en el año 2009 y que ha venido fustigando a las autoridades indígenas. Lo que ella dice en las declaraciones es lo mismo que dicen altos funcionarios de la Fuerza Pública: que soy violento, que atropello, que soy guerrillero, que recluto menores y que soy favorable a la insurgencia colombiana. Así que es muy diciente esta situación. Jamás he agredido a mi hijo, no podría hacerlo porque es mi sangre, jamás la he agredido a ella por las múltiples ofensas que ha hecho y no entiendo a que se deben ese tipo de declaraciones precisamente en estos momentos.


¿Se va a firmar la paz en La Habana?

Según las cuentas que se hacen, los avances, las declaraciones y los preacuerdos ya firmados, en este momento la paz es un hecho. La paz ya no tiene reversa, como dicen. Con una aclaración, sí: en La Habana lo que se está negociando es la terminación del conflicto armado. La paz necesita esa condición fundamental, pero la paz son otras muchas cosas más que se tienen que cambiar en el sistema político nacional y en el sistema de convivencia nacional.

 

 

jlaverde@elespectador.com

Por Juan David Laverde Palma

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