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"No soy ninguna amenaza pública": Marilú Méndez

Luego de ser considerada como la dama de hierro de la Fiscalía donde trabajó 22 años, hoy la exfuncionaria que está detenida en su casa por tres delitos, se defiende de cuestionamientos.

Norbey Quevedo H.
07 de enero de 2012 - 09:46 p. m.

Durante 22 años la abogada Marilú Méndez Rada laboró en la Fiscalía y desde el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) tuvo la misión de ejecutar más de 5.000 órdenes de captura. Con el tiempo se convirtió en una de las mujeres más poderosas de la justicia. Pero en octubre de 2010 apareció una denuncia por contratación a través de Fondelibertad y hoy está imputada por tres delitos y en detención domiciliaria. En su primera entrevista explicó a El Espectador su caso.

Usted es considerada la dama de hierro de la Fiscalía, ¿cómo termina detenida en su casa por tres delitos?

A raíz de mi trabajo, que gozaba de prestigio y de reconocimiento por parte de presidentes, ministros, generales, magistrados, fiscales, jueces e investigadores, una se gana malquerencias. Desde que llegué a la Dirección Nacional del CTI siempre sentí persecución y en este contexto alguien que me tiene malquerencia puso en conocimiento público y de la Fiscalía una incidencia de parte mía en la contratación de Fondelibertad. Allí se generó esta situación que me tiene hoy en detención domiciliaria.

¿Cómo fue su relación con los fiscales generales?
Siempre que estuve en la Fiscalía conté con el respaldo de Gustavo de Greiff, Alfonso Valdivieso, Alfonso Gómez, Luis Camilo Osorio y Mario Iguarán. Pero me considero víctima de la interinidad de la Fiscalía. Yo soy técnica, tuve continuidad en la Dirección del CTI y hoy entiendo que el fiscal encargado Guillermo Mendoza nunca me vio como directora del CTI y ante el primer rumor quedé inmediatamente ante el escarnio público.

¿Cuál fue ese rumor?
Que la Dirección del CTI tenía injerencia sobre Fondelibertad y a través de mis decisiones había tenido favorecimiento para mi familia.

¿Cómo actúa en ese momento el entonces fiscal Guillermo Mendoza?
Yo nunca fui escuchada. El doctor Mendoza con anterioridad tenía conocimiento de que iba a salir esa información y nunca me escuchó. Al contrario, fui autorizada a salir del país, hecho que nunca antes había sucedido, a representar a la institución. Cuando estaba en el exterior se conoció el escándalo y cuando regresé ya estaba en medio de la polémica y la opción era renunciar.

¿Por qué se le imputa el delito de tráfico de influencias?
Porque afirman que utilicé mi cargo para influenciar ilícitamente al director de Fondelibertad para que asignara unos contratos a una empresa fachada y a otra empresa cuyo representante legal es mi exesposo, del cual soy divorciada desde hace cerca de 25 años.

¿Cómo explica este delito?
Hay una empresa que se llama Fares. Desafortunadamente yo soy rehén del sigilo profesional que debo guardar como funcionaria que ha tenido conocimiento de una actividad investigativa. No puedo dar detalles frente al procedimiento que se utilizó para consolidar una empresa fachada que iba a ser utilizada para hacer una investigación interna en la Fiscalía por corrupción administrativa y delincuencia organizada. Incluso existe la orden del fiscal general, existe el acta del fiscal de conocimiento autorizando la utilización de esa empresa.

¿Y cuál es la relación de esta empresa frente al cargo que se le imputa por tráfico de influencias?
Existe un oficio en que yo lo firmo, presentando a la empresa, pero realmente eso era lo que yo tenía que hacer. Porque si se levanta un acta con un fiscal de conocimiento autorizando la utilización de una empresa, pues yo tenía que presentarla, porque ante el mundo exterior tenía que ser reconocida como una empresa para luego ser utilizada dentro de la Fiscalía. Este oficio demuestra que es actividad misional y yo lo hacía en cumplimiento de una orden legalmente emitida por un fiscal y ante una solicitud del fiscal general Mario Iguarán. Incluso, él lo dijo ya en una declaración en la que recordó el procedimiento. Por eso digo que soy víctima de la interinidad, porque todo esto se desarrolla en el año 2009, cuando queda interina la Fiscalía.

¿Y el fiscal Mendoza no tenía conocimiento de esta actividad de inteligencia?
Lo que pasa es que cuando surge la idea como metodología investigativa, nace dentro de un proceso que se tiene que construir, elaborar y seleccionar para cuando ya esté lista, en un procedimiento que en Colombia lo utilizan agencias internacionales y nacionales, pero eso se tiene que desarrollar, se debe construir una confianza, se tiene que preparar la persona que va a manejar esa empresa, porque es un particular. Se tiene que estar seguro que tanto la empresa como la persona están listas para entrar a la labor investigativa. Estábamos dándole ya forma a esa empresa para más adelante ser presentada judicialmente.

¿Y por qué se toma la determinación de que sea la empresa Fares?
Eso no es de la noche a la mañana, es un proceso de búsqueda, de selección, porque una empresa ya establecida es difícil que entre a colaborar pues es toda una estructura. Nosotros estábamos buscando una estructura propia. Una estructura que nosotros mismos le diéramos forma, la vigiláramos, hiciéramos estricta vigilancia a la ejecución de la contratación y sobre todo contar con la confianza de la persona que la iba a gerenciar. Ella era una mujer totalmente transparente y confiable, por eso dimos el paso de la contratación y realmente en el contrato de capacitación que está siendo investigado no se perdió un peso y se ejecutó en su totalidad. El objetivo con la capacitación era que se diera a conocer dentro de la Fiscalía, era una forma de publicitarla en la entidad y no hay mejor forma de dar a conocer una entidad que a través de la capacitación. Y se utilizó personal de la Fiscalía, de la Policía, del DAS, para esa capacitación. Entonces queríamos darle forma a esa empresa, vigilada por un investigador de contacto, con el conocimiento permanente del fiscal, quien estaba enterado de todo lo que hacía esa empresa y a cabalidad se cumplió el contrato. La empresa era publicitada para capacitar, pero en el fondo iba a ser utilizada hacer inteligencia dentro de la Fiscalía.

¿Y qué resultados obtuvo?
Lo que sucede en ese proceso es que, como se estaba en estudio, evaluando cómo nos iba, la gerente no se comprometió totalmente y lo que hizo fue desconectarse de la Fiscalía. Cuando eso pasó, el proceso llevaba tres meses, fue un tiempo muy corto para obtener un resultado. En investigación, en inteligencia, es imposible que en un tiempo tan corto se pueda hablar de resultados. A la gerente de la empresa se le capacitó en la Fiscalía, con el investigador de contacto se le informó cómo funcionaban la Fiscalía, el CTI, entonces al ella entrar en ese proceso se asustó frente a la contratación y se desconectó totalmente de la Fiscalía.

¿Qué sucede con la otra empresa Idrobo y Asociados de su exesposo?
Me divorcié de él hace 25 años. Harlan Henao, director de Fondelibertad, recibe una solicitud de capacitación del general Pérez Laiseca, que era el director de Derechos Humanos del Ejército. Le solicita capacitación y entrenamiento en lavado de activos y financiamiento del terrorismo. Él le pide la propuesta a Idrobo y Asociados, que se la entrega personalmente. Yo recibo comunicación de Fondelibertad para que analice la propuesta y también analice la posibilidad de apoyar con otra solicitud que había hecho el general Pérez Laiyseca. La solicitud que había hecho el general consistía en colocar personal permanente del CTI a capacitar en la escuela del Ejército. Por razones administrativas eso era imposible. Sin embargo, yo coloqué en comisión un investigador que estaba discapacitado para que apoyara en capacitación. Pero lo que quería el general era entrenar docentes multiplicadores con el propósito de impactar en el Ejército Nacional, porque en ese momento había requerimientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por lo de los falsos positivos. Estaba frente a la captura de más de 600 militares por los falsos positivo y la gran mayoría habían hecho parte de los Gaula militares

¿Y la idea era capacitarlos en qué?
En el manejo del lugar de los hechos. En el manejo de las evidencias y sobre todo en el lavado de activos, porque no se veían los resultados en el financiamiento de terrorismo.

¿Por qué estaban inquietos los generales y ustedes en la Fiscalía?
Porque el manejo del lugar de los hechos estaba haciendo que se comprometieran los militares en las investigaciones penales por desconocimiento. Entonces, como una fórmula de respuesta ante la CIDH y como una fórmula de prevención para los errores que se venían cometiendo en el manejo de la evidencia física, se necesitaba que la capacitación impactara a nivel nacional y sobre todo que les llegara a los oficiales que manejaban tropa, para que dieran las instrucciones precisas. Lo que más pedía el Ejército era personal del CTI. Presupuesto en la Fiscalía no había para hacer esa capacitación. En la Escuela de Derechos Humanos tampoco. Pero ya estaba esa capacitación que iba a dictar Idrobo, entonces lo que hicimos fue reunirnos y proponerle al contratista que nos permitiera influir n el convenio 025 entre la Fiscalía y el Ejército, porque yo era la operadora, ellos nos suministraban seguridad, helicópteros y aviones. Y nosotros, capacitación y fiscales para el manejo de la información de inteligencia y para las bajas en combate.

¿Pero en algún momento no pensó que el hecho de que esa empresa fuera de su exesposo le podría generar líos?
No. Realmente yo vivía un romanticismo oficial. Durante mi carrera en la Fiscalía yo veía dificultades e inmediatamente pensaba en solucionarlas. Siempre aprovechaba la capacidad instalada de la Fiscalía. Por ejemplo, con la administradora de riesgos profesionales cada vez que había capacitación en prevención, yo les proponía aprovechar la capacidad instalada para hacerla también en investigación. Entonces en ese momento vi que legalmente no existía ninguna inhabilidad, era otra entidad, reitero que me separé de él hace 25 años, no existe ningún vínculo, y realmente yo vi fue un contratista. Yo vi una capacidad instalada y una oportunidad para economizarle al Estado.

¿Y qué experiencia tenía esa firma para hacer ese trabajo?
Toda. Él no apareció el día de la capacitación. Él tiene 15 años de experiencia como consultor. Aparte de eso, él fue el fiscal fundador de la Unidad Nacional de Lavado de Activos. El equipo de la consultoría está conformado por el exfiscal Alfonso Valdivieso, está el penalista Jaime Granados, quien es coautor del Sistema Penal Acusatorio. Está Rodrigo Escobar Gil, magistrado de la Corte Constitucional, entre otros. Todos los que pertenecen a ese grupo consultor no son aparecidos, son personas de conocida honorabilidad. Además, Fondelibertad siempre exigía confiabilidad a una entidad como el Ejército. Venían como cien comandantes del Ejército, por eso la entidad pedía que alguien respondiera con transparencia, respondiera por el contenido para que la capacitación no fuera en contra de la doctrina del Ejército o en contra de la política de la Fiscalía. Entonces la operadora del sistema era yo, la de las relaciones interinstitucionales entre Fondelibertad y el Ejército era la Dirección del CTI, yo no me metí, era mi función. Y adicional a eso, lo que se dijo en el oficio todo se corroboró, o sea el diseño curricular del congreso por solicitud del Ejército fue ampliado. Es decir, Idrobo había sido contratado y su propuesta era por 40 horas de capacitación y terminaron siendo 72 horas.

¿Cuál fue el monto del contrato y qué resultado tuvo?
Fue de $99 millones y el resultado fue satisfacción absoluta, al punto que tengo una comunicación del comandante del Ejército, en ese momento el general Navas, en donde nos dice que fue todo un éxito y que la institución fue impactada por esa capacitación. También tenemos comunicaciones de otros oficiales en donde dicen que es la mejor capacitación que han recibido. Porque la idea era que fuera una capacitación práctica. Idrobo tenía montada una capacitación teórica como la venía haciendo en varios sitios. Pero esta vez se le hizo un cambio, que consistió en hacerla más práctica.

¿Pero también eran evidentes las diferencias entre el CTI y el Ejército?
Esta capacitación se dio en un momento en que había unas dificultades de entendimiento interinstitucional porque el CTI apoya a la Dirección Nacional de Derechos Humanos y como tal ejecuta las órdenes de captura contra militares y en ese proceso llevaba más de 600 y los acompañaba al lugar de los hechos y eso genera que se piense que hay un CTI bueno y un CTI malo o que persigue, judicializa y captura a los militares. Pero también un CTI que los ayuda a desmantelar milicias urbanas. Entonces, a través de ese proceso se buscaba que con la capacitación práctica el Ejército entendiera que era una función misional el CTI y que el CTI también participara de las dificultades y de las situaciones que se le presentaban al Ejército en áreas de combate. Entonces la práctica era la única que llevaba eso. Incluso, se presentó una situación que llamó mucho la atención: un coronel les decía “es que ustedes CTI hacen informes desconociendo que un arma de largo alcance, una vez se empieza a disparar, se dispara toda. Allí no hay sevicia, simplemente así funcionan”. Pero en general digamos que se presentaron situaciones que dentro de la entidad venían manifestando su inconformidad y el CTI decía “no, es que ustedes alteran la escena. Si bien es cierto que un rafagazo son varias detonaciones, por qué las limpian, por qué las quitan, déjenlas que eso se va a entender. Pero si ustedes dicen que es un solo disparo y aparecen varias detonaciones, dejen así y expliquen la realidad”. Entonces estas situaciones hicieron que esa práctica sobre todo a nivel nacional se entendiera mutuamente. Por eso la capacitación sirvió para mejorar las situaciones interinstitucionales, para que se optimizara el recurso humano y físico, porque como fuera la Fiscalía tenía que responder por ese compromiso que había adquirido en el convenio 025 con el Ejército, que tenía como objetivo capacitar al 100% al Ejército y no lo había hecho. La Fiscalía tenía que montar esa capacitación trayendo personal. Por eso fue que yo traje personal de la regiones donde de verdad se habían presentado problemas interinstitucionales. Por ejemplo, traje de Cali unos formadores, hablo de tres, en donde ellos estuvieron esperando durante varios días en un batallón de alta montaña porque el helicóptero no llegaba a recogerlos y ellos no estaban preparados para estar en medio de un área de combate y en dificultades climáticas. Entonces ello hacía que los que estaban abajo, hablo del personal del CTI, ya no quisieran ir a las zonas de combate porque corrían el riesgo de que los dejaran allá en medio del difícil clima y en medio del combate. Igualmente existen unos videos en la Fiscalía en donde el personal del CTI estaba expuesto a minas quiebrapatas, varios compañeros estuvieron entre combates. Entonces ya el personal del CTI, los directores, estaban reclamando alguna acción que previniera, que mejorara el clima y sobre todo las relaciones interinstitucionales. Para eso sirvió, porque se sensibilizó tanto la Fuerza Pública como la Fiscalía. Ese fue el mayor logro, porque no es fácil decirle a un investigador del CTI “coja su morral, súbase a un helicóptero, trasládese a un área de combate donde hay unas bajas y maneje el lugar de los hechos”. Si no está motivado, si no está tranquilo de que va a ir y volver, eso genera ansiedad. Y no es fácil que un grupo de militares entienda que llega la Fiscalía al lugar de los hechos y que va a revisar su trabajo, porque han visto que muchos de sus compañeros han sido judicializados por ese manejo. Entonces digamos que había roces, diferencias, eso no se ve en Bogotá, eso se ve en las áreas de combate y por eso uno les tiene que llegar a las personas que manejan el trabajo en el lugar de los hechos. Por eso en la reunión que hubo se le plantearon al contratista esas dificultades.

El segundo delito que se le imputa a usted es peculado, ¿por qué?
La Fiscalía, además de tráfico de influencias me imputa un peculado por $2’880.000, que corresponde a los viáticos que recibieron los investigadores de Cali y de Ibagué que se trasladaron a Bogotá a realizar las prácticas con el Ejército. Lo que le costó a la Fiscalía fue $2,8 millones por cumplir con un compromiso que había adquirido con el Ejército a través de un convenio del cual yo era la operadora. Lo que me imputa la Fiscalía como peculado fue lo que se ahorró o le costó cumplir con un compromiso que tenía.

¿En su experiencia cuántas veces ha visto a un funcionario público procesado por un presunto peculado cercano a los tres millones de pesos?
Yo no entiendo. Hemos explicado con documentos, con videos, que se los entregué al fiscal del caso en donde le mostraba que en el momento en que se hizo la capacitación estábamos en ley de garantías por elecciones, en ese momento el único con el que podía contratar Fondelibertad era con el Ejército o la Policía. Era cumplir una solicitud del Ejército. Entonces yo también tenía una solicitud del Ejército y lo que se hizo fue aprovechar ese momento, esa capacidad, ese contrato que había solicitado el Ejército, para que la Fiscalía cumpliera con su obligación. Eso que hice yo en ese momento, es lo mismo que hacía cuando la administradora de riesgos profesionales elaboraba alguna actividad de prevención, yo aprovechaba esa capacidad instalada para la capacitación en investigación.

¿Qué presupuesto manejaba como directora del CTI?
Cuando llegué a la Dirección Nacional la recibí con un presupuesto de $5.000 millones. Luego a través de presentación de proyectos alcanzamos $30 mil millones por año. Durante los cinco años se ejecutaron $98 mil millones.

Pero usted, manejando un presupuesto de $98 mil millones, le dicen que cometió un peculado cercano a los tres millones de pesos, que piensa?
A mí me duele eso y frustra. Quiero que se revise si alguna vez un miembro de mi familia, incluso la misma firma Idrobo, tiene alguna participación en la ejecución de esos $8 mil millones. Nadie. Yo lo que hacía era darles esa función a los jefes de división, a los directores seccionales, y siempre la ejecución de ese presupuesto era en equipo con la dirección administrativa.

¿Y por el manejo de esos presupuestos tan grandes tiene una investigación o la ha tenido?
Con toda certeza le quiero decir que no tengo ni una investigación penal, fiscal o disciplinaria por el manejo de esos recursos.

¿Por qué le imputan un tercer delito, falsedad ideológica?
Ese fue un delito que me imputaron a última hora porque vuelven y toman estos investigadores que vinieron de Cali y de Ibagué. En el formato para solicitar los viáticos decía que era para cumplir funciones propias del cargo y la Fiscalía dice que eso no es así, sino que venían era a capacitar dentro de un contrato que tenía un particular, entonces por eso la falsedad ideológica. Pero consultando en varias agencias del Estado se usa así: cuando se desplaza personal para capacitación se saca en comisión de servicios y vienen a cumplir una función propia del cargo, porque por política criminal, por experiencia, por funcionamiento y por entendimiento interinstitucional, el experto en el manejo del lugar de los hechos es el CTI, y como decía, estos investigadores que vinieron han vivenciado situaciones de riesgo. En suma, la Fiscalía dice que ellos no vinieron a cumplir funciones del cargo y por eso me imputa el delito de falsedad ideológica.

¿Qué es lo que pasa con su hermana, por qué también se habla de un favorecimiento de parte suya?
Mi hermana, desde hace más de 10 años participa en licitaciones. Tan así es que es contratista de la Policía Nacional, por eso tiene que ver con todo lo de la Fuerza Pública. Y Fondelibertad aporta recursos a la Policía Nacional. Ella se ganó en franca lid ese contrato y nunca ha necesitado de mí para ganarse un contrato. Hoy es contratista de la Fiscalía y yo no soy nada, actualmente ni tengo trabajo.

¿Y su hijo?
En ese afán de sacar a la luz pública estos hechos, ese supuesto tráfico de influencias de manera sistemática a nivel de medios de comunicación, aparece como que tuvo un contrato con Fondelibertad en 2010 y que recibió $50 millones mensuales. Él en 2010 no estaba en Colombia y nunca ha recibido esa suma. Es más, eso es ilegal, porque un contratista no puede recibir más que un director, eso nunca sucedió. Pero lo colocaron en ese año para hacerme daño de manera sistemática, porque esa no es la realidad.

¿Y el caso de su exesposo?
Reitero que me separé hace 25 años. Él ha dictado capacitaciones a la Policía, al DAS, al Ejército, no fue que ese día de la capacitación llegó, no, él tiene experiencia nacional e internacional. El conferencista internacional es director de investigaciones económicas de la Universidad Javeriana, de la Universidad Sergio Arboleda y tiene un gigantesco récord en capacitaciones. El único delito que cometió fue haber sido mi esposo hace 25 años. Cumplió con su contrato a cabalidad y según un informe del Ejército y la Fiscalía, la satisfacción fue del 100%.

¿Cómo fue su relación con Harlan Henao, exdirector de Fondelibertad?
Fue la relación armónica que tuve con jueces, fiscales, investigadores, magistrados, comandantes, ministros, con todos. Yo tuve excelentes relaciones con toda la estructura del Estado.

¿Y en algún momento incidió o recomendó a alguien para que lo contrataran en Fondelibertad?
El director Henao de Fondelibertad es una persona de carácter fuerte, no era influenciable, es un profesional muy acreditado. Era muy colaborador con la Fiscalía y en esos dos oficios que aparecieron como una prueba de transparencia se volvió en contra mía, porque son oficios que no redacté yo, los hace una secretaria, radicados, y hacen referencia a las características de Fondelibertad para firmar un contrato. No era que yo provocaba la decisión, el director de Fondelibertad ya había hablado con Idrobo, ya lo había aceptado y cuando nos sentamos a ampliar el currículum del Congreso y todos sus detalles él ya estaba listo. Así funcionaba Fondelibertad, lo pueden certificar varios comandantes de los Gaulas, como el general Guatibonza de la Policía o el coronel Guido, que era el comandante del Gaula militar, cuando yo era directora del CTI. Siempre hacíamos énfasis en que lo que contratáramos fuera seguro, transparente y confiable.

De acuerdo con lo expuesto, ¿considera que la Fiscalía se ha ensañado con usted?
Lo que creo es que hay alguien interesado en que la Fiscalía asuma esa posición, porque realmente la Fiscalía tiene que investigar frente a unos hechos como se presentaron. Lo que veo es que hay una tendencia a ver lo malo y presentarlo. A rodearlo de imprecisiones, a desconocer una realidad que fue institucional. Me pregunto: ¿yo qué ganaba con que Fares tuviera ese contrato? Nada. Yo estaba cumpliendo con mi función en beneficio del Estado. Si hubiese habido dolo hasta podría haber puesto a firmar a otra persona.

He tenido información de que supuestamente quienes podrían estar detrás de esta situación son los fiscales Martín Moreno y un exdirector del CTI Jaime López, ¿usted que sabe?
No me quiero meter en ese tema, porque eso es levantar polvo.

¿Qué pasa luego de que usted renuncia a la Fiscalía?
Para mí ha sido una situación impensada. Yo nunca me imaginé que iba a vivir esto. Yo decido renunciar en noviembre de 2010 cuando se presenta el escándalo, el ambiente era muy feo, no tenía respaldo ni la confianza del fiscal Guillermo Mendoza. Me quedé ese año de interinidad esperando que un nuevo director nacional me recibiera para podérselo entregar con toda la libertad posible y para que hubiera continuidad en todo, pero no por un interés personal, era institucional, llevaba 22 años en el CTI, que era mi vida y decía: “lo que he vivido aquí vale la pena, lo que he trabajado quiero entregarlo con todas las formalidades”, pero tuve que entregar mi cargo en un día y a una persona que duró de directora un día. También para dejar en libertad la investigación y que no se pensara que yo iba a manipularla. Después tomo la decisión de cambiar absolutamente mi forma de vivir, toda mi forma de comunicarme, suspendo toda comunicación con la Fiscalía. Salgo con una ilusión, yo soy normalista de formación y siempre me ha gustado enseñar.

¿Y después qué pasa?
Me dedico a mi vida civil, en chiste les decía a mis amigos que me había desmovilizado. La idea era vivir una vida anónima, tranquila, convencida de que cuando vieran las circunstancias que rodearon la investigación todo iba a quedar claro y que no iba a tener problema. Incluso tuve un ofrecimiento del gobierno para irme del país a un consulado y lo rechacé porque no concibo mi vida fuera de Colombia. Soy feliz en este país y vivo muy bien, no me imagino por fuera. Pero siempre he soñado que la experiencia de Colombia les puede servir a otros países porque realmente es valioso lo que ha vivido Colombia. Entonces yo salí a escribir, a presentar actividades investigativas que les sirvan a otros países que están implementando el nuevo sistema, empecé a elaborar diseños pedagógicos.

¿Y que pasó con su seguridad luego de hacer tantas capturas y operaciones contra diversos frentes delincuenciales?
En mi trabajo hice al menos cinco mil capturas, participé activamente en recolección de evidencias contra carteles de droga, paramilitares y guerrilleros. También trabajé en el desmantelamiento de bandas de delincuencia organizada, entre otros asuntos, siempre poniendo la cara. Es público que tengo muchos odios alrededor, salí y a los tres meses exactos fue retirado mi esquema de seguridad. Quedé con un policía que me acompañaba a pie, cogiendo taxi. A mí de daba pena con la misma Policía Nacional tener a un agente en esas condiciones, entonces lo que hice fue hipotecar mi apartamento para comprarme un carro blindado. Hoy yo ando con un policía.

¿Esta situación no se la comentó a las autoridades?
Entiendo las limitaciones institucionales, lo dejé por escrito y a lo que me dediqué fue a buscar una posibilidad laboral fuera del país sin que significara irme del país, como hacen muchos profesionales en Colombia. Entonces viajé a varios países presentando las propuestas y lo que se manejó, porque me fue comunicado por la misma Fiscalía, era que yo estaba buscando asilo en otro país y que entonces debía limitar mis salidas.

¿Qué argumentos tuvo la Fiscalía para decir que usted estaba buscando asilo?
Es una fuerza de la que hablo que hace fluir informaciones en contra mía para que obviamente sean recibidas, sean valoradas y se me devuelvan en contra, o sea esa misma fuerza, esa misma persecución que no es nueva. Yo siempre en la Dirección Nacional del CTI tuve también persecución, esa fuerza mandó esa información. Pero yo viajaba era buscando oportunidades laborales, incluso concursé en algún país y pasé el examen entre muchos extranjeros para ser docente certificada a nivel internacional. Cuando estaba haciendo ese procedimiento dijeron que yo estaba buscando asilo y hubo nerviosismo, eso fue como en mayo o junio del año pasado. Entonces, ante ese riesgo, yo no quería que tomara forma, bajé las salidas e incluso la última vez que viajé le informé a la Fiscalía por escrito. Pero cuando hacía esas propuestas, también se me presentaban varias situaciones extrañas, donde se ve el odio, la intención de dañar y no dejarme hacer nada.

¿Cuáles situaciones?
Cuando yo reuní un grupo de diez directores del CTI para plasmar nuestras experiencias y convertirlas en modelos pedagógicos, ese trabajo había sido encargado por un país extranjero, entonces nosotros nos comunicamos, nos reuníamos y cuando menos pensé, recibí información de los directores de sentirse presionados y estaba corriendo la versión de que nuestras reuniones tenían como propósito vender la información de la Fiscalía a la delincuencia organizada y estaba en el ambiente la prohibición a los funcionarios activos de hablar con los directores. Ante el susto y la prevención, en octubre del año pasado decidimos desistir por prudencia, así cada quien haría lo que quisiera individualmente en cada región.

Pero usted estuvo trabajando en la Contraloría General y duró muy poco…
La contralora general, en su deseo de fortalecer la capacidad investigativa que todo el mundo reconoce, queriendo fortalecer el control fiscal, quería activar la función de policía judicial. Yo le pasé una propuesta, a ella le gustó, para capacitar al personal de la Contraloría en policía judicial. Estábamos comenzando, como en el segundo mes del contrato, cuando aparecieron las críticas. Lo que más yo le decía a la gente de la Contraloría, era que lo más importante era el trabajo armónico con la Procuraduría y la Fiscalía, los tres tienen que trabajar en conjunto para optimizar recursos, porque la misma evidencia que se recopila puede servir para el control fiscal, para el disciplinario y el penal y se ahorran recursos. Surgió entonces la inconformidad, que yo pretendía sacar la información de Fiscalía, aprovechando mi anterior cargo, para que la Contraloría diera resultados.

¿Esa información quién se la da a quién?
Todo lo que yo digo está en el ambiente, con personas muy importantes del sector de la justicia y más del sector público, que me advierten que debo tener prudencia, el sindicato inquieto en la Contraloría, periodistas alertando; entonces yo por absoluto respeto a la institución y a la señora contralora, lo que hago es renunciar y nunca más volver a tener contacto, a pesar de que yo había pasado un escrito solicitando que investigaran los contratos.

¿Qué dice la contralora cuando usted renuncia?
Se impresionó con la presión que yo vivía, pero entendió que era necesario ese espacio.

¿Después de su paso por la Contraloría qué hizo?
Me he dedicado a leer, a estar con mi familia. Hay personas maravillosas que me han acompañado en este proceso, personas que nunca me imaginé que fueran a estar, porque quienes creí que iban a estar fueron los primeros en desaparecer. Igualmente la vida te reemplaza esa personas y vienen momentos diferentes especiales, estoy viviendo como un retiro, como un volver a empezar, de cambiar de manera de pensar, de vivir. Yo vivía de afán.

Pero usted no puede negar que puede haber una fuerza oscura dentro de la propia Fiscalía que la podría estar afectando?
Yo diría que esa fuerza oscura puede estar en cualquier lugar, no necesariamente en la Fiscalía. Utilizan esa costumbre de estar mirando lo malo, nunca lo bueno.

¿Por qué han llegado a decir que usted está detrás de la polémica por el matrimonio de la fiscal Viviane Morales?
No tengo ni idea y no sabía eso, no tengo ningún poder y no soy una mujer de odios.

Entonces, para que usted este en esta situación, ¿cuáles han sido sus pecados?
Como investigadora no he podido entender, porque sé que ningún periodista se inventa una historia. Estoy segura de que existen las fuentes, lo que he querido es abrazarme a la fe y seguir viviendo con confianza en la justicia, convencida de que la verdad puede por encima de todo. En lugar de ponerme a hacer parte de esa misma maquinación, de la siembra de la duda, decidí aislarme de todo, me dediqué a reclamar el anonimato. Quiero irme por el lado legítimo, que es mi defensa, en la que creo absolutamente, la justicia divina en primer lugar, creo en los fiscales y en los jueces. Quiero ejercer el derecho a la defensa y estoy convencida de que esto tendrá un final correcto.

¿Por qué ahora decide hablar con un medio de comunicación sobre todo lo que le está pasando?
Porque ya no hay nada privado y ya hubo una audiencia de imputación de cargos y una detención. Antes de que un fiscal, una defensa y un juez hablaran, yo no tenía por qué pronunciarme.

¿Qué pensó cuando se tomó la determinación de darle detención domiciliaria?
Eso es impactante. Que te digan a ti, después de 22 años de servicio, que eres un peligro, después de haber renunciado a una familia, a ti mismo, de haber servido, haber respetado, eso me duele. Nunca nadie podrá decir que alguna vez se filtró una información y hoy digan que soy un peligro para la sociedad, eso es fuerte. Hoy más que nunca considero a todas esas personas que tienen que escuchar una sentencia, no importa qué equivocación hayan cometido, pero que públicamente te digan, delante de tus hijos, que fueron testigos de toda esa tarea, que vieron a su papá y a su mamá separarse hace 25 años, y hoy nos ven unidos en un proceso penal como delincuentes y adicional a eso como peligros para la sociedad, eso es fuerte. Mi familia sufre y me da pena con ellos que tengan que sufrir esta situación y en lo que más he trabajado es en transmitirles mucha fe y confianza en la justicia.

¿De qué manera plantea su vida hoy?
Ahora tengo mucho reposo, estoy sin afán, antes era acelerada, ahora reposo, comienzo a escribir un libro, contando toda esta experiencia, porque siento que le puede servir a mucha gente, siento que hay mucho por transmitir, pero no lo que yo creía, desde el punto de vista profesional, sino desde el punto de vista personal.

¿El libro que va a escribir qué sentido tiene?
El libro es de experiencias profesionales, personal, pero con una mirada desde lo humano; es sencillo, es tranquilo. Aunque esta situación es una experiencia dolorosa, ha sido renovadora, siento que Dios tiene el control y todo está dado para que yo escriba el libro.

¿Ha pensado en la posibilidad de ir a la cárcel con esta imputación de tres delitos?
Yo no creo, nunca me lo imagino, porque es que en ningún momento me asalta el susto de que me hayan descubierto en algún ilícito, ya mirado todo dentro del contexto total y no como hasta ahora, presentado por partes, en medios de comunicación de acuerdo con el momento, igual que en la imputación. Falta el contexto, en dónde se da, cómo se da. Yo creo en la justicia.

¿No ha considerado que con tanto poder que manejó usted, con tantas capturas que hizo, en algún momento se ha podido exceder y por eso le está pasando esto?
No, yo tengo absoluta convicción del respeto que tuve no sólo con los compañeros de trabajo, sino con los investigados. No perseguí nunca a nadie, no maltraté a nadie, no vi en mi trabajo un negocio, no vi un contrato como una oportunidad para mí, siempre en mi forma de vivir, el servicio público era una misión de vida. Soy una mujer temerosa de Dios, en el buen sentido, en agradarle, como para haberme excedido. Lo que hice, lo hice absolutamente convencida de estar actuando bien, yo no creo ni siento que haya tenido algún abuso, estoy dispuesta a enfrentar todas las situaciones y a explicar todo lo que tenga que explicar.

¿Cuáles fueron los aciertos en su gestión de mayor recordación?
Mi mayor logro fue haber conseguido la pensión de alto riesgo para los investigadores. Siento infinita admiración por ellos, es un trabajo muy sacrificado, son cerca de 7.200 funcionarios. Siempre me sentiré orgullosa de haber sido la directora del CTI, amo la Fiscalía a pesar de las circunstancias y creo que aporté algo. La historia lo demostrará, siento la satisfacción personal de haber trabajado allí. En lo operativo, me trajeron mucha satisfacción casos como el caso de Emmanuel, en el que ayudé a identificarlo plenamente y entregarlo a su familia. En ese momento, que era también época de Navidad, mi familia debió cambiar los planes por el trabajo que yo estaba adelantando. Esta vez igual sucedió por mi detención. Otros casos que recuerdo, cuando se desmontó la red de comunicaciones ilegales del narcotraficante Wílber Varela, la captura de Diego Montoya o diversos casos de corrupción administrativa. Me satisface también la buena relación con la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, era yo la primera persona en conocer sus decisiones y transmitirlas. Todo el tema de la parapolítica lo manejó el CTI, con el mayor respeto por los procesados.

¿Cómo se han portado los investigadores en esta situación que vive usted?
Yo los entiendo a todos. Para este momento yo soy una particular y ellos deben asumir una posición institucional, cada uno es dueño de sus temores y prevenciones, yo siento mucho respeto por eso.

¿Qué le han dicho los exfiscales frente a esta situación?
Gracias a Dios he tenido un respaldo muy bonito de mis anteriores jefes, los exfiscales y los exdirectores nacionales del CTI. Ha sido hermoso el respaldo, impresionados con la situación, me han mandado mucha fuerza. El doctor Iguarán, me nombró como directora del CTI y aún hoy me respalda y cree en mí.

¿Cuál es la reflexión más profunda frente a la condición humana frente a su caso?
La primera, que hay mucha gente amiga del cargo y no de la persona; la segunda es que servirle al país es como si lo inhabilitara a uno de por vida para trabajar y para tener un buen nombre; y la tercera es que esto es un proceso de aprendizaje, es una prueba en la que hay que confiar en la justicia divina, que es en la que creo totalmente.

¿Ha pensado a qué se va a dedicar si se resuelve su situación jurídica favorablemente para usted?
No, yo en esta prueba me entrego a la voluntad de Dios, porque todo lo que pensé que se podía hacer, lo vi totalmente truncado, es como empezar de nuevo. Me gusta mucho escribir, leer, la academia, en la que sé que puedo aportar.

¿Qué significa estar encerrada en las paredes de su apartamento después de ser una persona libre y poderosa?
Hasta ahora no lo he sentido, yo soy muy de casa, no ha sido algo extraordinario, el tiempo lo ocupo en comunicarme, no he sentido que estoy encerrada, me siento libre, me ocupo.

¿Volvería a ser funcionaria pública?
No, y no por lo que pasa, sino porque todo tiene su ciclo y ese ya lo cerré, eso es lo que reclamo, tener derecho al anonimato, a mis hijos, a mi familia.

¿Qué les dice a sus enemigos?
Que yo no soy una amenaza pública, que no soy una mujer de odios, que se preocupen por cosas realmente importantes.

¿Cómo una mujer pudo permanecer 22 años en una dependencia tan difícil como el CTI?
Gracias a Dios permanecí todos esos años, pero era la absoluta convicción de mi vocación de servicio, soy una investigadora nata, me gusta mucho, estaba absolutamente realizada en el CTI, con infinita admiración sobre todo por el equipo de trabajo, la fe en la justicia, siempre leal a los fiscales generales, era la lealtad institucional y a los jefes, el amor hacia la entidad y la convicción absoluta de que yo estaba aportando. Porque soy normalista, soy profesora de cuna, yo me dedicaba a enseñar, todo lo volvía capacitación, fortaleciendo los laboratorios, el respeto a los derechos humanos.

Su reflexión final.
Después de todo esto, quedo en las manos de Dios, quien es mi juez natural. Confío en que sus jueces terrenales hagan justicia. Me siento tranquila, porque es la verdad lo que se va a mostrar y llegaré con ella hasta donde tenga que llegar.

Por Norbey Quevedo H.

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