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Pulso político en Oriente Medio

Las protestas del viernes en Libia dejaron más de 20 muertos. El Ejército de Bahréin arremetió contra los manifestantes.

Redacción Internacional
19 de febrero de 2011 - 12:03 a. m.

El día que el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, renunció al poder luego de 18 días de manifestaciones populares, el gobierno de Irán fue uno de los primeros en celebrar. “La caída de Mubarak demuestra el fracaso de Estados Unidos y del sionismo en la región”, aseguró el gobierno de Mahmud Ahmadineyad en un comunicado. Al mismo tiempo, el gobierno de Estados Unidos felicitó a los egipcios por los hechos y aseguró que la caída del régimen era una “oportunidad para el país”.

Estas palabras demuestran, según analistas, que la explosiva situación en Oriente Medio es el nuevo campo de batalla entre Irán y Estados Unidos, dos países enemigos que luchan por ganar influencia en la región. “Irán muestra que las manifestaciones que se están presentando en Yemen, Bahréin, Argelia, Marruecos, Libia y Jordania están inspiradas en su revolución islámica de 1979 y son el resultado del fracaso de Washington, mientras que Estados Unidos las interpreta como parte de la tendencia democrática que está surgiendo en la región”, explica Andrew Bentz, experto en política internacional.

Trita Parsi, presidente del Consejo Nacional irano-estadounidense, le explicó a la agencia AFP que pronto se verá una escalada en la retórica estadounidense. “Washington quiere poner a Irán a la defensiva luego de que tratara de utilizar los acontecimientos de Egipto para socavar su posición en la región. Los dos están compitiendo por una posición en Oriente  Medio. Lo sorprendente es que Irán se está ubicando como un auténtico contendiente de Estados Unidos”, señaló Parsi.

Las manifestaciones en Bahréin, Libia y Yemen están creando cierto nerviosismo en el entorno del presidente Barack Obama y en países claves como Israel, que temen que en el futuro político de Egipto tomen fuerza los Hermanos Musulmanes, una organización extremista islámica. No sólo eso. Si en Bahréin, en donde ayer el ejército arremetió contra los manifestantes dejando un muerto y más de 25 heridos, se cayera el rey, Hamad bin Isa al-Khalifa, los shiitas que componen el 70% del país podrían llegar al poder y ellos están fuertemente respaldados por Irán, que en los últimos años ha ganado también influencia en Irak, Líbano y los territorios palestinos.

“La política exterior estadounidense en Medio Oriente se acerca a una crisis muy seria”, advirtió Zbigniew Brzezinski, consejero de Seguridad Nacional del gobierno de Jimmy Carter (1977-1981). Y agregó: “Nos enfrentamos a la posibilidad de ser literalmente expulsados de Medio Oriente. Sólo un gran cambio en la política de Estados Unidos, particularmente respecto del proceso de paz entre israelíes y palestinos, puede revertir la tendencia actual”.

Por eso el presidente Barack Obama, está tratando de ser consecuente con su política en la región: “Sostenemos lo mismo que en Egipto: no dictamos las soluciones, pero defendemos nuestros valores”, aseguró Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca. “Obama tiene que aplicar lo mismo que pidió para Egipto e Irán, en Bahréin, Jordania y quién sabe si algún día en Arabia Saudí”, explicó Bentz.

La crisis del reino de Bahréin es por eso una gran prueba sobre la sinceridad de la política norteamericana. Aunque este país no tiene el significado histórico ni el peso político de Egipto, sí es un pilar para la protección de la seguridad en Oriente Medio y de los intereses de EE. UU. en la zona. Además de ser el albergue de la V Flota norteamericana, fue decisivo para lanzar las dos guerras contra Irak y la de Afganistán, sin contar que sería vital en caso de una confrontación con Irán.

Víctor de Currea-Lugo, PhD, profesor de la Universidad Javeriana, explica que “EEUU., además de continuar con el pulso diplomático que mantiene con Irán desde antes de la crisis del último mes, se preocupará de mantener el statu quo. Si alguno de los gobernantes está en peligro de caer, Washington buscará que su reemplazo dé continuidad a la realidad que se vivía antes de la caída”.

Un líder revolucionario y excéntrico

De origen beduino, Muamar Kadhafi llegó al poder en 1969 por medio de un golpe de Estado, inspirado en las gestas de Gamal Abdel Nasser en Egipto. Desde entonces, el "Líder de la Revolución" libia ha gobernado de facto bajo un sistema político llamado Jamahiriya o “Estado de Masas”, en donde el poder está en manos del pueblo. Un híbrido entre socialismo, teocracia y hasta capitalismo.

Gracias al petróleo, Kadhafi ha logrado consolidar a Libia como uno de los países más prósperos de África, con un PIB per cápita de US$13.800. Sin embargo, son varias las manchas de su administración. La corrupción (es el país más corrupto de la región) y el nepotismo (en 2009 anunció su intención de heredarle el poder a Saif el Islam, uno de sus ocho hijos) son los aspectos más criticados.

En el campo personal, es reconocido por sus excentricidades. Entre ellas las más recordadas son su escolta personal conformada estrictamente por mujeres y las tiendas de campaña beduinas que siempre lo acompañan en sus giras mundiales.

Más protestas

La sed de cambio de los pueblos del Magreb volverá a evidenciarse este fin de semana. Primero será Argelia, donde hoy la oposición saldrá a la calle pese a las promesas de las autoridades de levantar el estado de emergencia y de implementar otras medidas tendientes a apaciguar la tensión social. El domingo será el turno de Marruecos, donde se espera que no menos de 15.000 personas respondan al llamado que el Movimiento 20 de Febrero ha venido haciendo a través de Facebook y Youtube.

Un emir cercano a Washington

Hamad bin Isa al Jalifa se convirtió en el rey de Bahrein en 1999, tras la muerte de su padre, Isa bin Salman al Khalifa, y después de haberse formado intelectual y militarmente en Estados Unidos y el Reino Unido. Así que el actual rey es el segundo líder que ha tenido el país desde que alcanzó su independencia en 1971, luego de un largo proceso para revertir el dominio británico, que se extendió desde el siglo XIX.

Antes de 1971, Isa bin Salman al Khalifa ejercía su mandato apoyado por un consejero del Reino Unido. A partir de entonces se convirtió en la máxima autoridad del Estado, asumiendo el título de emir. La guía de los Khalifa ha marcado una época de apertura para la nación árabe. Se posicionó como uno de los centros financieros de la región, se prestó para ser la sede del cuartel general de la V Flota estadounidense en el Golfo Pérsico y consiguió un asiento en la Asamblea General de la ONU y en la Liga Árabe. Algunos cables revelados por Wikileaks afirman que la lealtad del emir con Washington es tan grande que incluso en alguna oportunidad ofreció sus fuerzas para controlar a Irán.
 

Por Redacción Internacional

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