Radiografía del poder de Sahagún

Musa Besaile y Bernardo “Ñoño” Elías están en un problema mayúsculo con la justicia por dos escándalos de corrupción: Odebrecht y la Corte Suprema.

Alberto Donadío
11 de septiembre de 2017 - 02:00 a. m.
Radiografía del poder de Sahagún

“No joda, dejé la cédula”. Eso exclamó Musa Besaile hace tres años, el día de las elecciones parlamentarias en Sahagún (Córdoba). Acababa de bajarse de la camioneta Ford Raptor en que llegó al puesto de votación en el colegio Andrés Rodríguez Balseiro. Venían con él sus hermanos Johnny Besaile –que estuvo detenido cuando fue alcalde de Sahagún– y Edwin Besaile –hoy gobernador de Córdoba–.

Un policía le pidió la cédula y como Musa Besaile, elegido por primera vez senador en 2010, no la tenía, le dijo que no podía ingresar al lugar de votación. Era uno de los policías enviados desde Bogotá y Cartagena por el riesgo de fraude electoral.

Alguien trajo la cédula y el senador pudo votar. Fue uno de los 145.402 votos que obtuvo en todo el país en las elecciones del 9 de marzo de 2014. Esos votos tenían un beneficiario: el presidente Juan Manuel Santos, que logró así conformar la principal bancada política en el Congreso.

Musa Besaile y el otro senador de Sahagún, Bernardo Miguel Elías, más conocido como el “Ñoño” —hoy preso en La Picota—, no son como otros políticos de Córdoba investigados o condenados en los últimos 20 años por un abanico de delitos.

Musa Besaile y el “Ñoño” Elías son los pilares del poder político del presidente Santos en el Congreso. El senador Jorge Enrique Robledo obtuvo 191.000 votos hace tres años, pero Musa Besaile con sus 145.000 votos y el “Ñoño” Elías con sus 140.000 electores, fueron la dupleta más votada en Colombia.

Musa Besaile confesó hace un par de semanas haber pagado $2.000 millones al abogado Luis Gustavo Moreno para evitar una orden de captura por parte de la Corte Suprema en su expediente por parapolítica. Dinero que, según Besaile, tuvo dos destinatarios: los expresidentes de ese alto tribunal Francisco Ricaurte y José Leonidas Bustos, hoy en la mira de la justicia.

Por su parte, el “Ñoño” Elías está acusado de recibir ni más ni menos que $16.000 millones en sobornos para favorecer a Odebrecht.

Por su influencia en el Gobierno, fue el “Ñoño” Elías el contratado por Odebrecht para intervenir ante la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y asegurar la adición Ocaña-Gamarra de la Ruta del Sol 2. Odebrecht no buscó al senador Robledo para esa gestión.

Por su parte, el expresidente de la ANI, Luis Fernando Andrade, asegura que esa obra se aprobó vía Conpes por razones técnicas. Y que si Odebrecht pagó sobornos al respecto, esa fue plata perdida porque no fue el lobby el que impulsó su aprobación.

En el gobierno Uribe, Odebrecht pagó un soborno de US$6,5 millones al viceministro de Transporte, Gabriel García Morales, quien como director del Inco (Instituto Nacional de Concesiones) debía adjudicar el contrato.

En el gobierno Santos el epicentro de los sobornos se trasladó al “Ñoño” Elías. No han aparecido pruebas de comisiones para el funcionario del gobierno que debía firmar el contrato, el hoy expresidente de la ANI, Luis Fernando Andrade.

“Ningún familiar mío ha hecho un solo negocio con el Gobierno o ha sugerido o ha estado envuelto en algún tipo de tráfico de influencias”, expresó Santos en enero de 2017, cuando ya había explotado el escándalo Odebrecht. Pero el presidente no cobijó con la misma salvedad a sus principales socios políticos, los “Ñoños” de Sahagún, ni a su amigo y exgerente de campaña, Roberto Prieto.

La reciprocidad entre Santos y los “Ñoños” está comprobada en los resultados electorales. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2014, Juan Manuel Santos perdió ante su rival Óscar Iván Zuluaga. En Sahagún, tierra de los “Ñoños”, 20.308 personas votaron por Santos y 9.000 por Zuluaga. En la segunda vuelta, los votos a favor de Santos conseguidos por los “Ñoños” aumentaron 57 % para llegar a 31.829. El propio Santos se ha jactado de que en Sahagún obtuvo el 77 % de la votación.

Política en Sahagún

Los “Ñoños” están hoy en el banquillo de los acusados, pero hace tres años llegaron al curubito. Las diferencias entre ellos son apenas de personalidad. A Musa Besaile no se le ve mucho por las calles de Sahagún, anda en la Raptor o en otros carros blindados, pero atiende a la gente en su casa, que tiene fachada de esquina a esquina en la manzana que ocupa, cerca del comando de Policía. Allí hace favores, reparte plata y es como el médico que atiende gratis, dijo alguien que lo conoce.

Musa Besaile es hijo de Musa Abraham Besaile, un inmigrante que fundó en Sahagún la Arrocera Palmira y tuvo fincas y ganado. En el pueblo dicen que fue la arrocera más grande del Caribe y que exportaba a Venezuela.

“Un tipo muy disciplinado”. Así describen a Musa Abraham, que llegó a Colombia de Siria en 1966 y falleció en 2004. Aún vive su esposa Yolanda María Fayad, apellido que en Sahagún pronuncian como si fuera Fayet. El viejo Musa no quería que sus hijos entraran a la política, pero solamente uno se dedica a los negocios. Los otros tres son políticos.

Musa Besaile Fayad tiene en Sahagún una finca con toros de lidia que alquila para las tardes de corraleja. En mayo de 2014, unos días antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales que se realizaron el 25 de ese mes, el presidente Santos viajó a Montería a inaugurar el comando de la Policía Metropolitana, acto que se cumplió en la mañana.

Por la tarde estuvo en una manifestación política que duró más de tres horas en una cancha de fútbol. La mayoría de los asistentes llevaban la camiseta y la gorra verde de Musa Besaile, el cual pagó buses para transportar gente de varios municipios.

“Había más camisetas verdes de Musa que blancas de Santos”, contó un asistente al evento. También estuvo presente el Ñoño Elías. Santos no los mencionó ni se sentó al lado de ellos, ni les dio la mano en público, ni los invitó a hablar. “Santos no los mentó en el discurso y ellos fueron los que le llenaron la cancha”, dijo la fuente.

Algunos asistentes dijeron: “Ellos son los que lo están poniendo presidente”. Un mes antes el “Ñoño” había declarado a la revista “Semana” que Santos debía salir en la plaza pública junto con él y Musa Besaile.

El único orador fue Santos, que estuvo solo en la tarima. En un momento dijo: “Vamos a gritar ‘paz, paz, paz’, que se escuche en El Ubérrimo”, la finca del expresidente Álvaro Uribe en Montería. Antes del discurso de Santos se presentó la cantante cordobesa Adriana Lucía. La animación en la tarima estuvo a cargo de Rosa María Corcho, barranquillera que fue presentadora de Caracol Televisión. Ella tampoco mencionó a Musa Besaile o al “Ñoño”.

En el acto también estuvieron presentes la senadora Arleth Casado, a quien en Córdoba le dicen “hueso pelado”, y el exgobernador de Córdoba Jorge Elías Náder, tío del Ñoño Elías y de quien heredó el sobrino la maquinaria política. Joche Elías, como lo llamaban, falleció en 2015.

Asistió igualmente el representante a la Cámara Eduardo José Tous de la Ossa, fórmula del Ñoño y quien está casado con su prima, Adriana Elías. Todo en familia. Pero no estuvo presente el entonces gobernador de Córdoba Alejandro Lyons, casado con una hermana del Ñoño y hoy procesado por desfalcos de regalías cercanos a los $10.000 millones.

El Ñoño es bajito y flaco, extrovertido, no es protocolario, saluda chocando los dedos, en Sahagún anda siempre de jeans, camiseta polo y tenis. “Es sabanero, es decir, muy costeño”, dijo una fuente. Mencionaba a Santos en todos los discursos en Córdoba. Decía que si el presidente “nos ha dado mermelada, que nos empalague de mermelada, porque las regiones merecen apoyo y progreso”.

Su padre, Bernardo Elías Náder, se viste con camisa y abarcas, y su madre es una señora humilde de Sahagún. El abuelo del Ñoño fue un inmigrante. Es mucho más rica la familia de Musa Besaile. La familia de Otto Bula, cuyas delaciones tienen en la cárcel al Ñoño Elías, es otra de las acaudaladas de Sahagún.

En apariencia, Musa Besaile y el Ñoño son rivales, pero en realidad pertenecen al mismo partido, apoyaron a Santos y los dos consiguieron casi la misma cifra de votos en las elecciones. “Los dos ganan votos en el mismo territorio”, indicó una fuente.

En los discursos, Musa Besaile decía: “Yo no soy como el Ñoño, que heredó del tío. Todo lo que soy se lo debo al pueblo”. Por su parte, el Ñoño Elías le contestaba: “Yo no soy como ese turco Besaile, que anda en carro blindado de $500 millones. Soy un hombre del pueblo que anda de mochos (bermudas) y que si ando en camioneta es porque el gobierno me la da”.

Pero Musa y el Ñoño no son enemigos. En el Senado ocupaban curules contiguas.

Los habitantes de Sahagún, que no son más de 150.000, han visto en los últimos días a funcionarios de Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría haciendo pesquisas en la ciudad. Dos son los asuntos candentes que deberían estar investigando: el enriquecimiento ilícito de los dos senadores aliados de Santos y la compra de votos.

En las elecciones de 2014, personas humildes, con ropa remendada, o mal vestidas, se bajaban en Sahagún de camionetas de $400 millones frente a puestos de votación y luego se subían a las mismas camionetas para que los llevaran de vuelta a sus barrios. Las vieron los que quisieran observar. ¿El transporte en esos vehículos fue la única contraprestación que recibieron por el voto?

 

Por Alberto Donadío

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