Capturado por las Farc en el sur de Colombia, el periodista francés Roméo Langlois cumplirá el lunes un mes de cautiverio pese a la creciente presión sobre la guerrilla, que ya expresó su intención de liberarlo.
El periodista de la cadena de televisión France 24 fue dado por desaparecido el 28 de abril, cuando una patrulla militar con la que se desplazaba para realizar un reportaje sobre operativos antidrogas fue atacada por guerrilleros de las Farc en el departamento de Caquetá, tradicional plaza fuerte de esa guerrilla.
Principal guerrilla de este país que sufre desde hace casi medio siglo un conflicto armado, las Farc inicialmente calificaron a Langlois como "prisionero de guerra" y exigieron un debate sobre el papel de la prensa en Colombia antes de comprometerse a mediados de mayo a liberarlo.
Ante la falta de novedades sobre el caso de Langlois, el embajador de Francia en Bogotá, Pierre-Jean Vandoorne, pidió que "lo que en su inicio tal vez no era un secuestro, no se transforme con el tiempo en un secuestro de verdad".
Una declaración que evocó inevitablemente el recuerdo del secuestro de Ingrid Betancourt, de nacionalidad colombiana y francesa, quien fue rehén de las Farc entre 2002 y 2008.
Pero una experiencia similar a la de Betancourt parece poco probable. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha manifestado su optimismo con respecto a la próxima liberación de Langlois.
Tras haber participado en la entrega de una treintena de rehenes de las Farc, el CICR sólo espera una señal de la guerrilla para partir en busca del periodista de 35 años, que recibió una herida de bala en el brazo.
Los otros mediadores solicitados por las Farc para la liberación de Langlois -la exsenadora Piedad Córdoba, del colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz, y un delegado del presidente francés François Hollande- también se han declarado listos para el operativo.
"Si las Farc anunciaron su liberación es porque lo van a hacer", dijo a la AFP un diplomático europeo en Bogotá.
Pero los designios de la guerrilla -que en febrero se comprometió a cesar el secuestro de civiles con fines de extorsión económica y en abril liberó a los últimos diez policías y militares que mantenía como rehenes- son difíciles de descifrar.
"El desprestigio que les implica ese secuestro es menos relevante para ellos que la posibilidad de hacerse presentes en el escenario internacional", señaló Román Ortiz, especialista en el conflicto colombiano y profesor en la Universidad de Los Andes de Bogotá.
"Después de la liberación de Ingrid Betancourt, las Farc habían dejado de ser una figura relevante afuera", refirió Ortiz, para quien la guerrilla "está manipulando el secuestro (de Langlois) e intenta dilatar el proceso de su liberación para atraer al máximo la atención internacional, especialmente en Francia y la Unión Europea".
Fundadas en 1964, las Farc aún cuentan con unos 9.200 guerrilleros. Pese a sus recientes llamados a un diálogo en busca de una salida negociada al conflicto, ese grupo guerrillero conserva una capacidad ofensiva que apenas el lunes pasado causó la muerte de doce militares en la región de la Guajira, cerca de la frontera con Venezuela.
En tanto, el gobierno colombiano, que constantemente discrepa sobre las modalidades de un diálogo con las Farc, ha insistido en que la liberación de Langlois "tiene que ocurrir sin show" y ha resaltado que "lo que no quisiéramos es que (la entrega) vaya a tomar un cariz político de conversaciones con el gobierno francés, porque sería absurdo", según dijo la canciller María Angela Holguín.