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San Carlos: el horror en 33 masacres

Este sábado los habitantes de San Carlos, un pueblo en el oriente antioqueño, recuerdan a las víctimas que dejó la guerra en ese municipio: 33 masacres entre 1988 y 2010 y 219 personas muertas.

María Paula Rubiano
09 de julio de 2016 - 03:44 p. m.
San Carlos estuvo a merced de los grupos armados durante casi un década.  / Foto: Archivo.
San Carlos estuvo a merced de los grupos armados durante casi un década. / Foto: Archivo.

Un grupo de sobrevivientes se reunirá este 9 y 10 de julio para recordar a las víctimas que dejó el conflicto en su municipio, San Carlos, Antioquia. Lo harán en Samaná, una vereda que casi quedó abandonada en los años más cruentos de la guerra. Tendrán una misa y un acto simbólico el sábado. Construirán un mural comunitario el domingo. El pueblo de las 33 masacres recordará a quienes no se escaparon de los asesinatos, las desapariciones, la violencia sexual y el desplazamiento que recorrieron el municipio entre 1998 y 2005. 

En San Carlos seis de cada diez víctimas por el conflicto armado murieron en una masacre. De ellas 32 ocurrieron entre 1998, cuando los paramilitares entraron al municipio; y 2005, cuando el Bloque Héroes de Granada se desmovilizó. Fueron siete años. Fueron 219 sancarlitanos masacrados. Y eso sin contar a las víctimas mortales de otros delitos. En San Carlos el conflicto se vivió en todas sus dimensiones.

Según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), “las masacres ocurrieron en 20 de las 73 veredas y especialmente en los tres corregimientos del municipio de San Carlos (El Jordán, Samaná del Norte y El Chocó)”. Todas quedaban al occidente: la zona de embalses y cercana a centrales hidroeléctricas como El Peñol, la zona que atraviesa la autopista Bogotá-Medellín. La zona que además se despobló casi en su totalidad.

Los paramilitares del Bloque Metro, comandado por alias Doble Cero, fueron responsables de 23 masacres con 156 víctimas fatales. El Frente Noveno de las Farc fue culpable de seis masacres con 42 víctimas fatales. Y grupos armados no identificados de cuatro, con 21 asesinados. Fueron 33 masacres: 33 escenas de terror que soportó este pueblo enclavado en las montañas de Antioquia.

1995
No se sabe quiénes fueron pero estaban armados. Entraron a una casa en el corregimiento de El Jordán y mataron a un padre y a sus tres hijas: niñas de 4, 7 y 8 años. Se llevaron a la de 14. Después de violarla, también la mataron. Era el 27 de agosto de 1995.

1998
Los torturaron en Pinski, una base de los “paras” del Bloque Metro. Eran seis que, en una noche de marzo, los paramilitares habían sacado de sus casas. Los encontraron ya muertos en la carretera que va al municipio vecino de San Rafael.

Luego, el 27 de octubre de 1998, después de matar a 13 personas y desaparecer a 15, un grupo de 200 “paras” escribieron en las paredes del corregimiento La Holanda: “Muerte a los sapos. Muerte al ELN. Los paramilitares llegamos ACCU”. Fue el inicio de las masacres paramilitares en el municipio.

En diciembre los mismos hombres llegaron por primera vez con las temidas listas negras. Era de noche y faltaban cinco días para navidad. Mataron a siete personas y desparecieron a otra. Al otro día, familiares y vecinos encontraron los cuerpos en las afueras de los corregimientos de El Jordán y Narices.

1999
Cuatro días de junio: el 17, el 18, el 19 y el 20. Doce campesinos muertos, 13 desaparecidos. Menos de dos meses después, el 12 de agosto, todos los pobladores de la cabecera hicieron una fila en la plaza central. Los paramilitares los obligaron a mostrarles sus identificaciones y acto seguido, fusilaron a seis. Cuando el año despuntaba, a finales de noviembre, debajo de un puente de La Holanda, flotando en la represa Punchiná, los vecinos que no se habían marchado encontraron seis nuevos cadáveres.

Pero ese año no hubo tregua: se ejecutaron otras tres masacres en diciembre. Eran las 9 de la noche del 9 de ese mes cuando un hombre encapuchado señaló a tres espectadores de un partido de baloncesto en el barrio Zulia de la cabecera municipal. Los mataron en el acto. Al otro día cayeron otras cinco personas. Entre el 14 y 15 de diciembre, los paramilitares asesinaron a 15 personas. Siete quedaron tendidas en el suelo del trapiche donde trabajaban.

2000
Las dos primeras masacres del año, la del 5 de febrero y la del 15 de abril, ocurrieron en los caminos del municipio. En la primera pararon a tres chivas en un retén improvisado, en la segunda los “paras” pasaron reclutando a campesinos en un carro escalera cubierta a los lados por plásticos negros. En la primera asesinaron a cuatro, en la segunda recogieron a 15. La primera no tiene nombre, la segunda la recuerdan como “la historia del carro encarpao”: el carro que todos vieron pasar.

Fue el año más cruel: en abril las AUC mataron a cuatro personas en Samaná, las Farc hicieron lo mismo en marzo. Mayo, octubre: 14 muertos en Santa Inés, en Culebritas, en el casco urbano. La última masacre del milenio ocurrió en los caminos del corregimiento de San Miguel. Bajaron a cinco campesinos de una chiva y les dispararon a quemarropa.

2001
En la primera semana del año murieron cuatro personas, dos eran un par de esposos de 70 y 60 años. En la segunda semana, los “paras” masacraron a ocho más. En la segunda semana de febrero, ese mismo grupo perpetró otras dos masacres y se instalaron en el hotel más lujoso del casco urbano: el Punchiná. Cuando habían corrido 12 semanas del 2001, en el casco urbano ya invadido por los hombres del Bloque Metro, fueron señaladas de guerrilleros y ejecutadas 17 personas. En la semana 30 del año 2001, los “paras” mataron a cinco habitantes. Una semana más tarde hubo un nuevo muerto. 

2002
Se llamaba Buenos Aires la vereda donde, el 21 de marzo, integrantes del Frente Noveno de las Farc dispararon contra una ambulancia y una volqueta y mataron a tres personas. Se llamaban La Cascada y Vallejuelo las veredas donde entre el 9 y el 11 de mayo paramilitares dejaron 12 víctimas mortales. Se llamaba El Chocó la vereda en la que el 22 de noviembre de 2002 el Bloque Metro de las Auc asesinó entre ocho y once campesinos. Los desfiguraron: Usaron hachas, sierras y machetes. Se llamaban Balsora, Hortoná y El Vergel donde en noviembre ese mismo grupo masacró a cinco pobladores.

2003
El 16 de enero de 2003 ocurrió una nueva tragedia: fueron asesinadas 18 personas. No fueron los “paras”, pero sus autores iban uniformados. Las Farc reconocieron su autoría días después, cuando dijeron que el asesinato de los labriegos de Dos Quebradas, Dinamarca y la Tupiada había sido una retaliación contra los “paras” por la masacre cometida en El Chocó.

2004
El corregimiento de Samaná ya estaba desierto. En una de las casas que alguna familia había abandonado huyendo del miedo, el 10 de julio, diez integrantes del Frente Noveno de las Farc les dispararon a siete campesinos que apenas tres meses antes habían decidido retornar. La gente de San Carlos recuerda con profundo dolor esa agresión: los últimos estertores de la guerra contra un pueblo que empezaba a reponerse.

2005
Un 29 de enero, la última masacre de San Carlos ocurrió contra siete miembros de una de las pocas familias que aun vivían en el caserío El Vergel. Cuando los “paras” entraron a la casa, los campesinos estaban reunidos viendo televisión. Quienes quedaron vivos se marcharon. Dicen las fuentes oficiales que fueron hombres del Bloque Héroes de Granada. Fue la última. Pero aún se recuerda.

Esta nota fue elaborada con información recogida del informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) “San Carlos, Memorias del exilio en la guerra” y del portal Rutas del Conflicto.

Por María Paula Rubiano

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