Publicidad

Santoyo, general por acuerdo de poderes

El general (r) Luis Ernesto Gilibert, quien seleccionó al condenado oficial Santoyo como jefe de seguridad del candidato Uribe, asegura que su nombramiento de secretario presidencial en 2002 fue decisión exclusiva del mandatario.

Cecilia Orozco Tascón
02 de febrero de 2013 - 09:00 p. m.
General (r) Luis Ernesto Gilibert.
General (r) Luis Ernesto Gilibert.

General (r) Gilibert: “Encontré la hoja de vida del coronel Santoyo y me acordé que el candidato lo conocía.”

 

Cecilia Orozco Tascón.- El general ® de la Policía Mauricio Santoyo  confesó complicidad con los paramilitares ante la justicia de Estados Unidos y fue condenado por ese crimen. No debería conservar su rango ¿No hay forma de degradarlo? 

General ® Luis Ernesto Gilibert.- No. Ese tipo de sanciones no está contemplado legalmente en Colombia.  Pero en la historia militar y policial del mundo, a muchos grandes oficiales que cometieron desafueros o delitos les rompían el sable, les arrancaban las charreteras, los degradaban. Entre nosotros no está permitido.
 
C.O.T.- ¿Cuántas veces y en cuáles lugares trabajó con el general Santoyo?

L.E.G.- Los oficiales nos cruzamos en muchas oportunidades. No tengo claridad sobre las últimas veces que lo vi pero recuerdo que era un hombre de cuyos buenos resultados se hablaba mucho.

C.O.T.- ¿En  cuál área se destacaba Santoyo?

L.E.G.- En Inteligencia. 

C.O.T.- ¿Por eso fue seleccionado para dirigir el Gaula de Antioquia a mediados de los años 90? 

L.E.G.- Sí. La trayectoria de Santoyo en ese tema es muy extensa. Cuando la Policía se enfrentó a la aparición del delito de secuestro y creó los primeros GOES (Grupo de Operaciones Especiales) para combatirlo, dependían de Inteligencia. Santoyo hizo parte de esos grupos. 

C.O.T.- ¿Cómo era la personalidad de Santoyo?

L.E.G.- Era un hombre tímido, callado, solitario y muy reservado. 

C.O.T.-  Usted era comandante de la Policía de Medellín desde el año 94 y hasta cuando Álvaro Uribe ganó las elecciones para la gobernación de Antioquia ¿Percibió las preferencias del nuevo gobernador con el oficial Santoyo?

L.E.G.- Fui trasladado de Antioquia a Bogotá poco tiempo después de las elecciones. Sin embargo, es un hecho que la autoridad civil regional - gobernadores y alcaldes- tiene relación directa con el comandante del departamento,  de la ciudad y de otros grupos de uniformados. Además, los gobernadores coordinan acciones y operativos con los comandantes  y reciben informaciones de ellos. 

C.O.T.-Aunque Santoyo también fue trasladado meses después, tuvo tiempo de relacionarse con el gobernador ¿Por qué lo recomendó usted, ya como director de la Policía Nacional, para ser el jefe de seguridad de Álvaro Uribe cuando este era candidato a la Presidencia en 2001?

L.E.G.- Escogí a Santoyo para ser el jefe de seguridad del candidato porque el doctor Uribe había sufrido un atentado en Barranquilla y su situación era complicada. 

C.O.T.- ¿Cuándo tomó esa decisión?

L.E.G.- A principios de 2002. El doctor Fabio Echeverri Correa  (gerente de la campaña) se comunicó conmigo. Me dijo que estaba preocupado por la situación de orden público y me pidió cambiar al jefe de seguridad del candidato. Hasta ese momento estaba designado un mayor que no tenía experiencia suficiente ni peso institucional. Como era mi responsabilidad  proteger a todos los aspirantes a la Presidencia, me dediqué a estudiar hojas de vida. Entienda que un ataque o la muerte de un candidato en cualquier época, es grave para el país y mucho más para el director nacional de la  Policía.

C.O.T.- Cuál experiencia debía tener, a su juicio, el jefe de seguridad del candidato Uribe?

L.E.G.- Precisamente en inteligencia y seguridad porque era indispensable que pudiera prevenir amenazas y evitar ataques.  Entre las hojas de vida que revisé, encontré la del entonces coronel Santoyo y me acordé que él había trabajado en Medellín y que el candidato lo conocía. Pensé que si ellos dos se entendían y tenían buenas relaciones personales, seguramente el objetivo del cargo se iba a cumplir de manera cabal.  

C.O.T.-  ¿Cómo se concretó el nombramiento?

L.E.G.- Le pedí una cita al doctor Uribe, nos reunimos con él y con doctor Echeverri y les propuse el nombre. El candidato respondió que le parecía muy bien, que lo identificaba como un hombre comprometido y que me agradecía la sugerencia. De inmediato di orden de trasladarlo a la campaña. 

C.O.T.- ¿Por qué Santoyo continuó con el mandatario?

L.E.G.- La Policía no tuvo nada que ver con esa determinación. El presidente  decidió, como lo hacen todos los mandatarios, los nombres de quienes iban a trabajar con él en palacio y entre ellos seleccionó al coronel Santoyo como su Secretario de Seguridad, lo cual significaba un ascenso importante: una cosa era ser el jefe de seguridad de la campaña y otra, Secretario de Seguridad del Presidente de la República.

C.O.T.- Un año después de ser designado Secretario de Seguridad de Presidencia, en 2003, el coronel fue destituido por la Procuraduría por “falta gravísima” debido a miles de interceptaciones ilegales a teléfonos de defensores de derechos humanos, dos de los cuales están desaparecidos desde entonces, en hechos sucedidos cuando Santoyo era el comandante del Gaula de Antioquia , y el presidente Uribe, gobernador ¿Cómo se entiende que después de semejante sanción, el presidente lo dejara en su cargo y la Policía lo postulara al grado de general?

L.E.G.- Para entonces yo  ya no estaba en la Policía pero es bueno tener en cuenta que el llamamiento a curso para general no es un acto simple. El aspirante deber pasar, primero, la prueba de revisión de su carrera en una comisión nombrada por la junta de Generales. Luego, la junta hace su propio examen. Después viene el llamamiento a curso. Más adelante, la junta y el ministro de Defensa hacen una nueva selección y envían finalmente la lista de ascensos al Congreso en donde se vota por cada uno de los candidatos. Por último, el jefe de Estado firma el decreto.

C.O.T.- Significa que todos fallaron. Llegar a grado de general ¿requiere un empujoncito político?

L.E.G.-  Pues en la institución el procedimiento que le describí se cumple siempre.

C.O.T.- No me vaya a decir que un oficial vetado por el Presidente, por el ministro de Defensa o por alguien de peso político puede ascender, o al contrario, que un recomendado presidencial sea rechazado por la junta, para no hablar de lo que sucede en el Senado.

L.E.G.- Depende de las personalidades de quienes integren la junta de Generales. No es tan sencillo presionarla.

C.O.T.- ¿Cómo le parece que un general de la Policía colombiana haya sido condenado en otro país después de confesar vínculos con grupos criminales?

 L.E.G.- Todos los generales y miembros de la institución hemos pasado un trago muy amargo por habernos dejado engañar de quien creíamos que era alguien calificado y recto. Creo que el engaño venía, no desde 2003 o 2004 cuando fue sancionado por la Procuraduría, sino desde mucho antes.

 

……………..

Senadora  Moreno Piraquive:

“Cuando llega la época de los ascensos, la presión externa es constante”

Cecilia Orozco Tascón.- ¿Recuerda cómo transcurrió la discusión en la Comisión Segunda del Senado, en 2007, cuando ustedes estudiaban el ascenso a generales de varios coroneles entre quienes estaba Mauricio Santoyo?

Senadora Alexandra Moreno Piraquive.- Claro que sí. Lo normal es que cuando llega la solicitud de ascenso a generales, revisamos las hojas de vida. En esa ocasión, encontramos que el coronel Santoyo tenía registrados problemas judiciales delicados. Empezamos la discusión que se demoró varios días, y mientras tanto, se crearon movimientos de apoyo para que todos los aspirantes, incluyéndolo a él, pudieran ascender. 

C.O.T.- En concreto, ¿cuál fue la objeción que le vieron a la hoja de vida de Santoyo?

A.M.P.- Vimos que había sido destituido por la Procuraduría cuatro años atrás y que los hechos por los cuales se había tomado esa determinación eran graves: la responsabilidad del coronel, como jefe del Gaula, de más de mil interceptaciones ilegales a organismos de derechos humanos en Antioquia.  Algunos senadores, cuatro en total (Juan Manuel Galán, Cecilia López, Jesús Piñacué y yo) nos opusimos al ascenso. Pero quienes defendían a Santoyo argumentaban que la destitución no tenía efectos porque el Consejo de Estado la había suspendido mientras la revisaba de fondo. Decían que como no había fallo definitivo, se presumía la inocencia del coronel y procedía el ascenso.

C.O.T.- Y ustedes ¿por qué insistieron en no ascenderlo?

A.M.P.- Uno entiende que haya investigaciones sobre la forma como se desarrollan los operativos policiales o militares cuando es muy posible que haya confusiones. En esos casos es prudente esperar a que los procesos concluyan. Pero es distinto cuando los hechos investigados se relacionan con conductas que están claramente por fuera del marco legal y constitucional, como era el de  interceptar masivamente las comunicaciones de  personas que no eran sospechosas de delinquir. Por eso sostuvimos que no se trataba de un error del servicio sino de algo mucho más grave. 

C.O.T.-  Del otro lado: ¿por qué sus colegas de la Comisión Segunda y de la Plenaria del Senado desecharon sus argumentos?

A.M.P.- Infortunadamente muchos debates terminan en lo que dice la norma y se apegan a ella para evitar la discusión. La mayoría decía que no podíamos indagar más allá de lo que se veía en las hojas de vida y que solo debíamos atenernos al procedimiento de aceptar o negar los ascensos. Aseguraba que si la misma Fuerza Pública nos entregaba la información, debíamos creer lo que allí se consignaba. Por nuestra parte, manifestamos que lo prudente era suspender el ascenso hasta cuando se produjera el fallo final. Pero el contraargumento fue que los tiempos militares y policiales para ascensos eran unos y que si se pasaba el momento, el oficial ya nunca podría ascender y se le haría un daño irremediable.

C.O.T.- Sintieron ustedes presiones externas para que se aprobara el ascenso de Santoyo?

A.M.P.- Se sentía la presión de miembros de la Policía y de funcionarios del Ministerio de Defensa. Pero no solo en este caso. Cuando llega la época de los ascensos, la presión externa es constante. Siempre ha sido así. Se pide que votemos rápido porque, según dicen, se trata solo de un ritual.  

C.O.T.-  ¿Recuerda a alguien que especialmente hubiera rondado por la Comisión en aquellos días? 

A.M.P.- Siempre están los funcionarios de enlace del ministerio. 

C.O.T.- ¿No cabe la posibilidad de que Santoyo los hubiera engañado a todos con sus aparentes éxitos y buena conducta?

A.M.P.- En la convivencia de treinta años o más de los miembros de la Fuerza Pública, todos se saben las intimidades de su vida. El director de la Policía en 2007 era el general Naranjo y a él le tocó participar en el proceso de selección de las hojas de vida de los coroneles que irían a curso para general. Los miembros de la junta no pueden decir que no sabían nada.  Pero algo ha cambiado: en la última sesión  del año 2012 no votamos unos ascensos. Le dijimos al ministro de Defensa que mientras ellos se conocen entre sí, nosotros no tenemos posibilidad de saber quién es quién en la lista. 

C.O.T.-  Supongo que con la condena al general Santoyo en Estados Unidos, el procedimiento de votar afirmativamente sin reflexionar, será revaluado.

A.M.P.- Ojalá. Precisamente radiqué un proyecto en ese sentido, que casi no pasa su primer debate en la Comisión. En ese proyecto se modifica  el procedimiento de aceptación de los ascensos: se pedirían, no solamente la hoja de vida como ocurre ahora, sino también las declaraciones de renta, los estados financieros, informes de contrainteligencia, etc., de los aspirantes. Las Fuerzas Armadas se oponen y exigen mantener la reserva de datos. 

C.O.T.- En el caso Santoyo la Procuraduría lo sancionó. Y el tiempo parece haberle dado la razón. En cambio el Consejo de Estado le hizo un favor de dudosa factura: suspendió, hasta el día de hoy, la destitución, de tal manera que pudiera subir a general, para vergüenza de Colombia.

A.M.P.-  Eso que usted dice fue aceptado en cierta forma por el procurador Ordóñez en un reciente debate sobre Santoyo. Él contó que, como consejero de Estado que era en aquella época, fue testigo de cómo se “inventaron” apelaciones y otros recursos jurídicos para evitar el castigo al coronel y para que quedara como víctima de una mala decisión.

C.O.T.- ¡Pero si Ordóñez fue de los que votó a favor de Santoyo! 

A.M.P.- En todo caso, él manifestó que hubo errores jurídicos malintencionados para que no recayera la sanción sobre Santoyo.  Hoy acepta que se violaron las normas del Derecho para favorecerlo.  Ahí están las actas en donde consta lo que le cuento. 

Un oficial con estrella

El coronel Mauricio Santoyo parecía tener estrella y padrinos.  En 1996 y 97, cuando era jefe del Gaula Antioquia, su grupo interceptó, falsificando firmas de dos fiscales, más de 1500 llamadas de defensores de derechos humanos. Dos de estos desaparecieron y no se sabe qué pasó con ellos. Antioquia había elegido como gobernador a Álvaro Uribe. En 2001Santoyo era jefe de seguridad del candidato presidencial Uribe. En 2002 fue nombrado Secretario de Seguridad del mandatario. En 2003 la Procuraduría lo destituyó por las “faltas gravísimas” que cometió en los 90 pero se mantuvo en palacio porque su sanción había sido apelada. En 2004 se confirmó la destitución. Continuó en el cargo mientras el Consejo de Estado resolvía otra revisión del fallo. En 2006 una sala de tres magistrados suspendió los efectos de la decisión hasta cuando se resolviera de fondo el asunto. Uno de los consejeros de la tripleta que mantuvo viva la carrera de Santoyo fue Alejandro Ordóñez. En 2007 la junta de la Policía lo seleccionó para ascenso a general. La Comisión II del Senado aprobó su premio pese a la destitución y a 4 votos negativos. La plenaria reconfirmó el ascenso por 59 votos contra 9. Hoy Santoyo está en una cárcel de Estados Unidos por asociación criminal con grupos paramilitares. El Consejo de Estado sigue sin fallar definitivamente.

Las actas del Senado “confiesan” cómo fue el ascenso

El 28 de noviembre de 2007 se reunió la Comisión II del Senado para discutir los ascensos a general. Pertenecían a esa célula de mayoría uribista, entre otros, Carlos Barriga, Marta Lucía Ramírez, Adriana Gutiérrez, Luis Humberto Gómez Gallo, Nancy Patricia Gutiérrez. De estos, unos están condenados y otros investigados. En la lista de candidatos a general estaban  Mauricio Santoyo (condenado), José Roberto León Riaño (hoy director de la Policía) y Flavio Eduardo Buitrago (otro cuestionado secretario de Seguridad de Presidencia). El gobiernista Manuel Enríquez Rosero rindió ponencia favorable a Santoyo por “su profesionalismo”. Frente a la sanción que pesaba sobre él, aseguró, citando al senador Héctor Elí Rojas, que “una suspensión provisional del Consejo de Estado (ocurre) cuando hay más del 99% de certeza de que esa decisión (de la Procuraduría) va a ser anulada”. La Comisión aprobó el ascenso de Santoyo pese a las advertencias de los senadores Cecilia López, Alexandra Moreno, Juan Manuel Galán y Jesús Piñacué. La discusión en la plenaria fue una réplica de la de la Comisión: el uribismo votó a favor de Santoyo. El opositor Jorge Robledo se desahogó: “con franqueza les digo que hay días como este en que me asquea lo que sucede y me dan ganas de coger la credencial y tirarla a la basura”.

 

Por Cecilia Orozco Tascón

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar