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Sobrino de Urdinola fabricó la versión "criolla" de droga sintética alemana

Alias 'Chicho' era el único productor de "2CB".

El Espectador
30 de enero de 2013 - 10:00 a. m.

Tras la captura de Héctor Mario Urdinola, alias ‘Chicho’, en una lujosa finca a las afueras de Villavicencio, Meta, las autoridades revelaron nuevos detalles de sus negocios en el mundo de la mafia.

El sobrino del extinto capo del Cartel del Norte del Valle, Iván Urdinola, comenzó su carrera delictiva en la década de los noventa, bajo la custodia de su tío. Rápidamente fue escalando posiciones en la estructura criminal en la que libró fuertes batallas por las rutas de la cocaína.

Se ganó el respeto dentro del poderoso cartel por cuanto jugó un papel importante en la guerra de narcotráfico contra el de la amapola liderado por Leónidas Vargas. También participó en otra guerra del narcotráfico como fue el enfrentamiento del cartel del norte del Valle contra los hermanos Rodríguez Orejuela.

Sin embargo, este narcotraficante decidió incursionar en el mercado de las drogas sintéticas, sin descuidar los envíos de cocaína a Centroamérica y Estados Unidos.

Alias ‘Chicho’ era reconocido por ser el único productor de la droga sintética “2CB” de origen alemán. Conocida entre los sectores exclusivos de la sociedad por sus intensos efectos en el sistema nervioso y por su elevado costo.

Para lograr apoderarse de ese nuevo mercado, Urdinola secuestró a un narcotraficante para que revelara la formula y así producir la versión “criolla” del “2CB”, popular en las fiestas electrónicas.

El origen de esta droga sintética se remonta a finales de los años setenta en Alemania; a Latinoamérica llegó por México, hace ocho años, de la mano del auge del éxtasis. El “2CB” viene en pastillas, cápsulas o polvo de diferentes colores. Si se consume por vía oral, los efectos comienzan a los 15 o 20 minutos y se prolonga de dos a cuatro horas, inhalada el efecto es más rápido.

“En este negocio vio la oportunidad económica para fortalecer todo su aparato militar y consolidar su presencia en mundo delictivo ya que esta droga sintética ha desplazado a la cocaína, al éxtasis y a la heroína, señalaron fuentes de la Dijin.

La droga se empezó a distribuir en Medellín hace seis años, expandiendo el mercado hacia el eje cafetero y el Valle. A Bogotá llegó aproximadamente hace cuatro años cuando un solo kilo de esa sustancia costaba 80 millones de pesos.

La organización de ‘Chicho’ producía semanalmente entre cinco y ocho kilos para su exclusiva clientela que pagan más de 150.000 pesos por gramo; es decir, diez o 15 veces lo que vale uno de cocaína.

Este miércoles un juez con función de control de garantías le dictó medida de aseguramiento en la cárcel de máxima seguridad de Jamundí a Héctor Mario Urdinola, junto con los dos integrantes de su organización también detenidos en la operación, sindicados por los delitos de concierto para delinquir con fines de narcotráfico, homicidio agravado y porte ilegal de armas.
 

Por El Espectador

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