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Un camposanto llamado Colombia

La Fiscalía deja saber en un reciente informe que entre 2007 y 2015 han sido exhumados los restos de 5.978 personas.

Sebastián Jiménez, Santiago Martínez
08 de agosto de 2015 - 02:00 a. m.
Archivo El Espectador
Archivo El Espectador

Tantos años de conflicto han hecho de Colombia un camposanto: cuerpos tirados a las aguas de los ríos Cauca y Magdalena, cuerpos enterrados en medio de la selva, cuerpos en basureros. Como si los muertos no fueran más que desechos. Tal cual ocurre en La Escombrera, en Medellín, donde la Fiscalía lleva 12 días buscando los restos de 96 personas asesinadas por los paramilitares, la Fuerza Pública y la guerrilla. “Colombia es una inmensa fosa común y está inundada de ríos por los que flotan cadáveres sin nombre”, fueron los términos que usó John Fredy Ramírez, el antropólogo que lidera las exhumaciones en La Escombrera.

Aunque el caso de Medellín no deja de llamar la atención por la cantidad de víctimas que se buscan y porque nunca se ha intentado una exhumación similar en el mundo, en Colombia, hallar restos como un intento de mitigar el dolor de la desaparición forzada es una tarea mucho más efectiva desde que los paramilitares empezaron a revelar las ubicaciones de fosas comunes. Y un reciente informe de la Fiscalía arroja luces sobre la magnitud del drama y de lo que se viene haciendo: desde 2007 han sido exhumadas 4.649 fosas y encontradas 5.978 personas.

El informe, conocido por El Espectador, señala que, del total de cuerpos exhumados, 2.027 (34%) no han sido identificados, 1.017 (17%) se encuentran en proceso de ser identificados y 2.934 (49%) ya tienen nombre y apellido. De hecho, todos los identificados han sido entregados a sus familiares, quienes han esperado años para darles sepultura.

Hasta la fecha han sido 226 ceremonias organizadas por la Fiscalía. Tan sólo entre junio y agosto se realizaron por lo menos tres grandes. En una de ellas, llevada a cabo el pasado 19 de junio, se entregaron los restos de 15 personas asesinadas en Antioquia y Norte de Santander por guerrilleros y paramilitares. Porque, aunque las confesiones de los “paras” hayan sido fundamentales en los últimos ocho años para saber qué pasó con miles de desaparecidos, también la guerrilla y el Estado han sido responsables de ese crimen.

Luego, el 29 de junio, se entregaron otros 15 restos de personas asesinadas en Antioquia y Córdoba. Según la Fiscalía, “muchas de las víctimas, campesinos entre los 19 y 52 años de dichos departamentos, fueron atadas, torturadas y asesinadas, en algunos casos en presencia de sus familiares, entre 1988 y 1996”. La más reciente tuvo lugar el pasado 31 de julio, cuando el ente investigador entregó los cuerpos de 12 personas víctimas de las autodefensas y de las guerrillas en Santander. En estos años se han hecho 26 entregas simbólicas por la imposibilidad de hallar los cadáveres de las víctimas: 12 en Santander, diez en Antioquia y cuatro en Bogotá.

De acuerdo con el informe de la Fiscalía, Antioquia es el departamento en el que se ha encontrado la mayor cantidad de fosas, con una espeluznante cifra de 803 en las que se han hallado 1.026 cuerpos. Eso sin contar La Escombrera, que podría ser la fosa común urbana más grande del mundo. La siguen en esta deshonrosa lista Magdalena, con 470 fosas; Meta, con 406; Putumayo, con 367, y Córdoba, con 303. En estos cuatro departamentos, que han sido bastiones de guerrillas y paramilitares, se han encontrado 2.042 cuerpos, es decir, la tercera parte del total.

De la misma forma, Antioquia encabeza la lista de departamentos en los que se han entregado la mayor cantidad de cuerpos, con 547 restos identificados y devueltos a las familias. La siguen Magdalena, con 331 restos; Córdoba, con 325; Putumayo, con 185, y Meta, con 166 cadáveres entregados. Una gran parte de estas exhumaciones han sido posibles gracias a las confesiones de algunos exjefes paramilitares, como Ramiro Vanoy, alias Cuco Vanoy; otras han sido halladas gracias a las denuncias de los familiares de los desaparecidos.

Desde 2007 se han conformado 21 grupos de exhumaciones en 12 sedes a nivel nacional, y el proceso continúa: el ente investigador tiene la misión de reconocer por lo menos 20.000 N.N. enterrados en 861 municipios —los demás no le reportaron a la Fiscalía, en encuesta reciente, cuántos N.N. yacen en sus cementerios—. Identificarlos podría reducir la cifra de 94.275 personas que, según indica el Registro Nacional de Desaparecidos, fueron desaparecidas a la fuerza o se esfumaron a propósito entre 1938 y 2014.

A este escenario se suma la posibilidad de que las Farc, en virtud de un posible acuerdo de paz, entreguen datos sobre otras tantas víctimas. De cualquier manera, falta desenterrar mucho para que Colombia deje de ser un camposanto. Son 50 años de conflictos escondidos, torpemente, bajo la tierra.

Por Sebastián Jiménez, Santiago Martínez

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