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'Un depredador sexual'

En el juicio en contra de Raúl Muñoz Linares se hizo un detallado perfil psiquiátrico suyo. El militar en retiro testificará esta semana.

Ángela Rojas Vargas
05 de agosto de 2012 - 09:00 p. m.
El subteniente (r) Muñoz Linares fue capturado en diciembre de 2010.  / Archivo
El subteniente (r) Muñoz Linares fue capturado en diciembre de 2010. / Archivo

No falta mucho para conocer el fallo en contra del subteniente (r) Raúl Muñoz Linares. Esta será la última semana de testimonios y él mismo será el último en hablar en su propio juicio, acusado de haber violado a una menor de 13 años el 2 de octubre de 2010 y, 12 días después, haber asesinado a los hermanos Torres: Jenny, de 14 años, Jimmy, de 9, y Jefferson, de 6. De acuerdo con las evidencias que quedaron en los cuerpos de los pequeños, antes de cometer el triple homicidio el hombre también habría abusado de la niña y del niño de 9 años.

Muñoz Linares declarará a pesar de los repetidos intentos de su abogado defensor de retrasar el proceso. Por esa razón el litigante se ha ganado más de un fuerte llamado de atención. Sin embargo, ni la Fiscalía ni las víctimas tienen sus esperanzas puestas en lo que Muñoz pueda decir en el estrado. Al fin y al cabo, desde que fue capturado en noviembre de 2010, este militar en retiro ha negado los asesinatos, lanzando frases como “yo nunca he matado a nadie, ni en combate”, y ha afirmado además que él no violó a las niñas sino que ellas accedieron a tener relaciones sexuales con él porque eran sus novias.

La Fiscalía, no obstante, cree que tiene en sus manos la partida que necesita para mandar a Muñoz tras los barrotes. En este propósito no sólo los exámenes forenses le han resultado claves; los dictámenes psiquiátricos han sido fundamentales para desentrañar la personalidad del subteniente en retiro. Para el organismo investigativo, no hay duda de que Muñoz agredió a los cuatro menores de edad y que lo hizo con un nivel de brutalidad característico de un “depredador sexual”. Ese, cuando menos, fue el término empleado por Heidy Luz Chica, especialista en neurociencia y perito de Medicina Legal.

Los análisis psiquiátricos realizados por los peritos describen a Muñoz, de 28 años, como una persona consciente de sus acciones, sin ninguna enfermedad mental, pero con evidentes rasgos sociopáticos. “Dificultad para crear vínculos estables, duraderos y significativos. Tendencia a la manipulación y el engaño. Utilización de otras personas para lograr sus fines. Conductas en apariencia erráticas, pero de ejecución organizada”, son algunas de las características que se identificaron en Raúl Muñoz Linares, además de patrones de emotividad, dramatismo y narcisismo marcados. Más grave aún, es un hombre con “falta de remordimientos”.

Los espeluznantes crímenes de los que es responsabilizado Muñoz salieron a la luz pública cuando se desempeñaba como comandante de la patrulla Buitres, adscrita a la Brigada Móvil 5, en Arauca. El uniformado quedó en la mira de las autoridades cuando los cuerpos de tres pequeños fueron encontrados en una fosa común por la vereda Flor Amarillo (Tame), cerca del lugar recorrido por él y sus hombres. La violencia con la que fueron agredidos Jenny, Jefferson y Jimmy Torres Jaimes quedó grabada en sus cuerpos como huella indeleble de atrocidad, y la fosa fue encontrada por un grupo de campesinos que alertados por el padre de los niños iniciaron la búsqueda.

De acuerdo con las necropsias, los menores registraban múltiples heridas con arma cortopunzante. Su otra presunta víctima les había relatado a sus padres que mientras se encontraba sola en su finca, un soldado entró y luego de preguntarle por su padres, le pegó, la obligó a salir, la forzó a caminar hacia un matorral y la violó. Según varios uniformados de su patrulla, en los días en que se registraron las agresiones Muñoz se había alejado del grupo por varias horas y había regresado comportándose de manera extraña, “agitado y ansioso”. En una oportunidad no sólo pidió ser rapado totalmente, sino que también regresó un machete que había tomado sin informar a uno de sus compañeros.

La prueba reina con que las autoridades lograron procesar al subteniente (r) fue el cotejo de ADN realizado con el semen encontrado en las víctimas. Al uniformado se le imputaron los delitos de acceso carnal abusivo contra menor de 14 años, homicidio agravado y desaparición forzada, y fue trasladado a una cárcel de máxima de seguridad de Villavicencio mientras continúa el juicio en su contra. De no declarar hoy, el uniformado lo haría el próximo miércoles. Luego vendrán los alegatos finales. Y, finalmente, el fallo en el que se determinará si fue el culpable o no de tan brutales ataques.

Investigan cinco asesinatos en el Valle

Las autoridades buscan esclarecer cinco crímenes ocurridos en varios municipios del Valle del Cauca. De acuerdo con las autoridades, en Palmira el joven David Fernando Saldarriaga de 18 años fue baleado. En esa misma ciudad Javier Antonio Guerrero Jiménez, de 43, también fue asesinado con arma de fuego.

En la vía que conduce al Club Zabaletas, en la ciudad de Buenaventura, fue encontrado el cuerpo sin vida de José Luis Torres Segura, de 22 años, y en Tuluá fueron asesinados, en hechos aislados, Gustavo Adolfo Vásquez Victoria y Mario Alberto Rivera.

Estos homicidios se suman a los de Juan Carlos Cuadro Caicedo, de 37 años, y Ponciano Júnior Ortiz, de 36, ocurridos en Cali. Los hombres se movilizaban en una camioneta BMW cuando fueron atacados por sicarios que se desplazaban en una moto con la placa cubierta.

Los homicidios fueron perpetrados con arma de fuego y ocurrieron en Palmira, Buenaventura, Tuluá y Cali.

 

Por Ángela Rojas Vargas

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