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Gustavo Alberto Moreno Maldonado será el nuevo director del Inpec, o al menos así lo da por descontado una buena parte de la Policía. Desde el pasado 14 de enero, sin embargo, tiene que cargar a cuestas un asterisco en su trayectoria: la muerte de un hombre llamado Francisco Javier Llanos Franco. Ese día, el oficial y uno de sus hijos fueron abordados por dos hombres armados que los habían estado siguiendo por varios minutos y que sabían que él acababa de retirar dinero de un banco. Los robaron, pero luego vino un intercambio de disparos. Fue en ese momento que Llanos Franco perdió la vida.
En otras palabras, uno de los oficiales de más alto rango de la Policía, que se está preparando para ser general de la República, que fue agregado militar en la embajada colombiana en Washington y que podría llevar las riendas de todas las cárceles del país, fue víctima de uno de los delitos que más afectan a los ciudadanos de a pie cuando intentan hacer retiros bancarios: el fleteo. La motocicleta los alcanzó cuando Moreno y su hijo casi llegaban a su casa. Llanos se bajó, partió el vidrio de la camioneta del coronel con la culata del arma y encañonó al hijo adolescente del uniformado y, por minutos, tuvo en sus manos el dinero del oficial. Luego vino el tiroteo.
Fue el Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía el que llevó a cabo el levantamiento del cuerpo. Poco después, el director de la Policía, general José Roberto León Riaño, advirtió que ningún integrante de su institución podía estar involucrado en las pesquisas judiciales. Según información del organismo investigativo, el caso hace parte de los denominados “actos urgentes” y en los próximos días, con base en un programa de trabajo que ya estará finalizado, se definirá si hay bases o no para imputar el delito de homicidio. El coronel Moreno no está siendo investigado aún.
En las anotaciones de la Fiscalía se habla del fleteo y del intercambio de disparos. Está también por determinarse si las manos de Llanos Franco muestran residuos de pólvora, es decir, si en algún momento él también accionó su pistola. El conductor de la moto en la que Llanos Franco se desplazaba, que iba armado, resultó igualmente herido, pero su paradero se desconoce. Además, para la Policía es muy importante saber si estos hombres hacen parte de una banda quizá más organizada que haya hecho del fleteo su rutina. Moreno iba sin escoltas esa mañana y lo que los investigadores creen es que sus asaltantes ignoraban su preparación como miembro de la Fuerza Pública.
Este alto oficial lleva escasos 30 días en Colombia. Acababa de aterrizar de Estados Unidos, en donde fungía como agregado militar en Washington, cuando la Policía anunció los cambios en su cúpula y agregó que él sería el hombre que reemplazaría al general Gustavo Ricaurte como cabeza del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario. Este nombramiento, no obstante, es aún incierto, pues la decisión le compete en realidad al Gobierno. Fuentes de alto nivel del Ministerio de Justicia le contaron a El Espectador que la hoja de vida de Moreno es una de las cuatro que se encuentran examinando, pero la elección no se conocerá hasta la próxima semana.
Mientras el tema del Inpec se resuelve, Moreno sigue en el Curso Integral de Defensa Nacional (Cidenal), el cual dura un año y culmina con un primer sol sobre su solapa. Estudió administración de empresas; se especializó en estudios políticos, recursos humanos y resolución de conflicto; tiene 18 condecoraciones y 211 felicitaciones en su haber. Eso lo sabe el Ministerio de Justicia también: “Tenemos muy buenas referencias de él; sobre todo, que es muy vertical contra la corrupción, pero todavía no se ha tomado ninguna decisión”, le dijo a este diario una fuente de alta credibilidad de esa cartera.
El complejo episodio del fleteo ya es conocido por el Gobierno. En la Policía, sin embargo, no saben aún si afectará de algún modo la imagen del coronel Moreno frente a quienes tienen el poder de decidir al sucesor de Ricaurte. El pasado martes, precisamente, Moreno estuvo reunido con la ministra Ruth Stella Correa: ella quería conocerlo y hablar con él en persona. Consultado por este diario, el alto oficial señaló: “Lo que sucedió el 14 de enero fue una situación infortunada desde todo punto de vista. Ya las autoridades judiciales están a cargo de la investigación. Prefiero no decir nada más para no violar la reserva judicial”.