"Es un hito a la impunidad"

A pesar de varios intentos, el Gobierno nunca logró que el mercenario israelí fuera extraditado a Colombia. Ahora Klein podría volver al país y las autoridades no podrían detenerlo.

Sebastián Jiménez Herrera
27 de junio de 2012 - 04:45 p. m.

“Es un hito a la impunidad, un desgraciado referente de cómo está la justicia en Colombia”. Así se refirió Luis Pérez, abogado del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, a la prescripción de la condena contra el mercenario israelí Yair Klein, sentenciado hace más de una década por el Tribunal Superior de Manizales por entrenar a paramilitares en los años 80. Después de años de intentos, el Gobierno colombiano no logró que Klein fuera extraditado a nuestro país y fue por ello que la pena de 10 años y 8 meses de prisión en su contra expiró.

Ahora, el militar en retiro, instructor de criminales como Carlos Castaño, Alonso de Jesús Baquero, alias Vladimir —responsable de la masacre de 11 funcionarios judiciales en 1988, en hechos mejor conocidos como la masacre de La Rochela— y Jaime Rueda Rocha —uno de los sicarios que acabó con la vida del político Luis Carlos Galán, el 18 de agosto de 1989—, podría volver a Colombia si así lo quiere y las autoridades no podrían detenerlo. “Si es capturado, tendrían que dejarlo inmediatamente en libertad. Cualquier detención sería ilegal”, recordó su abogado, Flavio Amador Cortés.

Y agregó que “para la justicia, después de este tiempo, es como si Klein hubiera pagado su pena en la clandestinidad” y, por ello, en este momento no tendría requerimientos con las autoridades, que, de acuerdo con el abogado, no tienen más procesos en su contra, a pesar de haber sido el “profesor” de los paramilitares.

Hace 25 años, Klein se dio a conocer con unos videos, difundidos por la televisión nacional, de los entrenamientos que dio a lo que, según él, eran campesinos que querían defenderse de las acciones de la guerrilla. Esos campesinos serían, años después, los fundadores de las autodefensas del Magdalena Medio, germen del paramilitarismo en Colombia y culpable de un sinnúmero de homicidios. Fue por estos entrenamientos que la justicia lo condenó. Sin embargo, los únicos años que Klein estuvo en prisión los pasó en Sierra Leona (África), donde fue sentenciado a 16 meses de prisión por proporcionarle armamento a un grupo rebelde, y en Rusia, por sus crímenes en Colombia. Pero en nuestro país no estuvo recluido un solo día.

Cuando más cerca estuvo de ser extraditado, a finales de 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos negó su traslado a Colombia porque, de acuerdo con esa corporación, no había garantías de que en nuestro país se le fueran a respetar sus derechos. La decisión molestó profundamente al Gobierno colombiano y fue lamentada por el presidente Juan Manuel Santos; no obstante, no hubo nada que hacer, Klein fue trasladado de Rusia a su natal Israel, donde hoy reside.

De acuerdo con el exmagistrado de la Corte Constitucional Jaime Córdoba Triviño, al Estado colombiano no se le puede echar la culpa por la prescripción de la condena contra Klein. No obstante, resaltó que este caso “deja una lección y es que Colombia tiene que atender más a la cooperación internacional y reforzar sus tratados de extradición con algunos países que han sido reticentes a esta figura”. Además, lamentó que “en este caso ya no hay nada que hacer” porque los delitos que se le imputaron —concierto para delinquir e instrucción y entrenamiento por tácticas terroristas— no están considerados como de lesa humanidad.

Klein no se ha pronunciado sobre la prescripción de la condena en su contra. “Hace mucho no hablo con él, a veces me envía mensajes a través de una periodista que tiene una hija en Israel, pero nada más”, recordó su abogado. Recientemente la comunicadora Olga Behar publicó el libro El caso Klein, en el cual el mercenario reproduce la que ha sido su defensa durante estos años: que él fue traído a Colombia mediante engaños, que su trabajo fue conocido e, incluso, avalado por las autoridades de nuestro país, que lo recibieron con los brazos abiertos y que su intención nunca fue instruir a criminales.

“Si ése hubiera sido su objetivo, ¿usted cree que habría mandado a hacer copias de los videos por los que al final lo incriminaron?”, comentó su abogado, quien, además, aseveró que el proceso contra Klein estaba pegado con babas debido a que había sido condenado por presiones mediáticas. A pesar de esto, la contribución de Klein con las autodefensas del Magdalena Medio está más que probada. Demostrado está qué él fue el instructor de los paramilitares.

Por Sebastián Jiménez Herrera

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