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Un museo entre el cielo y la tierra

El arquitecto del Museo Nacional de la Memoria habla de lo difícil que fue buscar un diseño “neutral” para todas las víctimas.

Juan Sebastián Jiménez Herrera
15 de agosto de 2015 - 03:49 a. m.

“Somos intérpretes de la sociedad para la que trabajamos”, afirma el arquitecto Felipe González Pacheco, de la firma MGP Arquitectura & Urbanismo de Colombia. Esa sociedad, junto con el Estudio Entresitio de España, se acaba de ganar el concurso internacional para diseñar el Museo Nacional de la Memoria, organizado por el Centro de Memoria Histórica y la Sociedad Colombiana de Arquitectos.

El reto era hacer una propuesta arquitectónica que representara a las víctimas. En entrevista con este diario, González se refirió a los pormenores y la importancia del proyecto. Así las cosas, Colombia pasa a ser parte de los países que, además de enfrentar la violencia, la recicla en espacios comunes en busca de que la barbarie no se olvide ni se repita.

¿Cuál es el mensaje que pretenden dar con este proyecto arquitectónico?

Un proyecto arquitectónico tiene una complejidad que es difícil poner en palabras, pero voy a tratar. Se trata de seis piezas iguales que, aunque separadas, conforman un todo. Que tocan muy levemente el suelo y el cielo. Es eso: un recorrido entre el suelo urbano, democrático, para todos, y el cielo. En el intermedio hay seis salas independientes entre ellas que, en conjunto, conforman una secuencia de espacios cuyo mensaje es que en este país existen miles de individualidades, todo tipo de víctimas, pero en el fondo tenemos que pensar que todos somos parte de esto.

¿A qué se refiere con “entre el suelo y el cielo”?

En lo físico, en lo espacial, el suelo es de todos. El espacio público. Es ahí donde nos encontramos todos por igual, a diferencia, por ejemplo, del espacio privado. Y ese suelo está cubierto por el cielo de Bogotá, que es, de la misma forma, de todos. Ese cielo subrayado por los cerros bogotanos. Y eso es algo que también nos une.

¿Por qué es importante un Museo Nacional de la Memoria para el país?

La memoria es la historia y es la que nos mantiene cuerdos. Sin la memoria estaríamos locos. Recordar lo que hemos sido nos permite evolucionar. Es indispensable. Por eso en muchos lados del mundo se hacen grandes monumentos a la memoria, sea buena o mala. Es la historia, en resumen, la que nos proyecta hacia el futuro. Y un museo como este es el registro de la historia.

¿Qué tal fue armar este proyecto en trabajo en equipo?

Tanto MGP Arquitectura & Urbanismo de Colombia como Estudio Entresitio de España hemos tenido experiencias positivas. Ellos, en su país, con edificios para servicios de salud y de vivienda. Yo tengo experiencia en edificios educativos. Hace poco hicimos el proyecto de la Plaza de la Hoja con la Universidad de los Andes, y otros edificios educativos para el Distrito. Ambos, afortunadamente, compartimos una misma visión arquitectónica e ideológica.

¿De qué forma la arquitectura puede ayudar a la memoria?

La arquitectura es la madre de todas las artes. Hay una condición bonita de nuestra profesión y es la conciencia del hombre respecto del lugar donde está. Nos es imposible abstraernos del lugar donde estamos. Esto permite que no se nos olvide qué somos y quiénes somos. Y por medio de la arquitectura se llena un espacio en esa dirección. Como llenar el olvido con la memoria.

¿Cómo ha visto el renacimiento del centro de Bogotá, del que se espera que haga parte este edificio?

Muy valioso. Creo que ese desarrollo es muy importante. Tener la posibilidad de hacer un recorrido, ojalá ambiental, a través de una secuencia de edificios de alto valor social. Devolverle el espacio público a la ciudadanía. Caminar desde la montaña hasta el río. Qué buena cosa que ese edificio lo sea.

¿Por qué se hizo arquitecto?

Creo que hablo por mí y por mis colegas del Estudio Entresitio de España. Esta es una profesión que llevamos en la sangre, uno nace con esa vocación y se va dando cuenta en la vida. Recuerdo que me gustaba ver a mi abuela pintar sobre un plato de porcelana y llenar de vida un espacio en blanco. Arrancar con una hoja en blanco y producir es algo que simplemente le toca a uno el corazón.

¿Cuál cree que va a ser la reacción de las víctimas al ver este edificio?

Espero que les guste. Es un edificio para todos. Esa es su condición arquitectónica: que abre sus brazos para recibir a todo el mundo. Tiene una neutralidad justa, una neutralidad correcta. Porque este es un edificio para todas las víctimas, no sólo para algunas de ellas. Era difícil como arquitectos lograr esa neutralidad, porque siempre está la visión de uno, pero creo que lo logramos. Somos intérpretes de la sociedad para la que trabajamos.

Por Juan Sebastián Jiménez Herrera

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