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'Velasco a todas les decía que las amaba, era un picaflor'

Luego de presentarse voluntariamente ante las autoridades, la Fiscalía estuvo en su casa. Se llevó prendas de vestir que usó el día del ataque a Rosa Elvira Cely.

Diana Carolina Durán / Sebastián Jiménez
05 de junio de 2012 - 02:24 p. m.

Ésmer Mauricio Ariza Rojas tiene 29 años. Fue criado en zona rural del sur de Santander, enseñado a trabajar la tierra, educado apenas hasta 5° de primaria. Hace 12 años llegó a Bogotá y hace año y medio ingresó al Colegio Técnico Comercial Manuela Beltrán a validar el bachillerato, motivado por el gerente de la empresa en la que trabaja desde hace ocho años como conductor, mensajero o encargado de pagar recibos. En otras palabras, de ‘todero. 

Hace año y medio, también, conoció a Javier Velasco Valenzuela, el hombre que hoy es señalado de haber abusado brutalmente a Rosa Elvira Cely hasta causarle la muerte. Hace una semana, las autoridades dijeron que en este atroz crimen había dos implicados: el segundo es Ariza Rojas. En entrevista con El Espectador, este hombre, que teme por que alguien quiera hacer justicia por mano propia, asegura que no tuvo nada que ver con el despiadado ataque del que fue víctima su compañera de colegio.

¿Cómo fue la última noche que vio a Rosa Elvira con vida?

Ese miércoles (23 de mayo), a eso de las 10:10 p.m. me fui a fumar frente al colegio en mi moto. Allá llegaron Javier y luego la señora Rosa. Él me pregunto que qué iba a hacer y yo le dije que nada. Me fui para mi casa, guardé mi moto, salí a la cigarrería y allá llegaron ellos. Nos tomamos unas cuatro o cinco rondas de cerveza. Luego me fui a un bar en frente porque tenía hambre, y ellos se fueron para allá también. Me tomé una cerveza con el dueño y ellos se quedaron en una mesa atrás. Saqué unos chorizos fiados porque no tenía más plata y me fui a dormir. Nunca pisé el Parque Nacional.

¿En algún momento usted notó que Velasco le gustara ella?
No.

¿Es verdad que usted dejó de ir a clases después del ataque a Rosa Elvira?
Eso es falso. El jueves 24 de mayo fui a estudiar. El viernes era el cumpleaños de mi mejor amigo y me fui con él. La siguiente semana también fui, hasta fui a la protesta que hubo dentro del colegio el viernes (1° de junio), llevé cartelera y velas.

¿Cómo se enteró de que Javier Velasco estaba involucrado en el caso?
Ese viernes a las 9:00 p.m. teníamos clase de informática. Estábamos ahí cuando vi en Internet la noticia de la captura de Javier. El sábado fui al búnker de la Fiscalía, me presenté, dejé mis datos y el agente me dijo que me llamarían si me necesitaban.

Si usted no tenía nada que ver con el crimen, ¿por qué fue a la Fiscalía un día después del arresto de Velasco?

Porque ya me habían ido a buscar al trabajo. Ese sábado en la noche la mamá de mi niña vio que salió mi nombre en los noticieros y me llamó muy preocupada. Al otro día volví a presentarme en la Fiscalía a las 11:30 de la mañana.

¿Cuánto duró su interrogatorio?

Seis horas, de 3 de la tarde a 9 de la noche.

La Fiscalía confirmó que a usted, con aval de un juez, le habían tomado muestras. ¿Qué tipo de muestras?

Ese domingo fuimos a mi casa, la requisaron, se llevaron unas prendas de vestir que tenía puestas ese día (el día del ataque) como el pantalón del traje y los zapatos. Pasaron a revisar mi moto y el casco. Y ayer estuve en Medicina Legal: me tomaron muestras de ADN, sangre, huellas y carrillos de la boca.

Todo esto voluntariamente, ¿verdad?
Sí, el juez me advertía que yo podía negarme. Pero yo lo que quiero es que mi nombre quede en limpio.

¿Las prendas que se llevó la Fiscalía estaban lavadas?
No, ese traje nunca se ha lavado desde que lo compré.

¿Cómo recuerda a Javier Velasco?
Era un compañero de estudios, buen estudiante. A todas las mujeres las saludaba de beso, era un ‘mamagallista’, chistoso. Los medios ahora dicen que éramos súper amigos pero no es cierto, una que otra vez compartíamos una cerveza, un cigarrillo y adiós. Recuerdo también que les vendía plumillas de los limpiaparabrisas a los profesores y una vez me dijo que si quería ponerle luces de neón a mi moto. No se le veía nada raro.

Pero ese hombre, indican las pruebas, posiblemente violó y asesinó a una mujer de la manera más despiadada.

¿De verdad no le vio nada raro en lo absoluto?
Nada. Ustedes le pueden preguntar a 100 personas del colegio y 100 les dirán lo mismo que les estoy diciendo yo.

¿Cómo era Velasco en el colegio?
Era muy inteligente, a veces le pedía que me explicara las tareas. Sobresalía sobre todo en matemáticas y hace poco hasta lo habían felicitado porque sacó 5.0 en un examen, participaba en clase y en todo tipo de actividades, una vez recitó un poema.

¿Era Velasco agresivo?
Nunca lo vi bravo o agresivo. Sólo una vez, hace como dos meses, me dijeron que había tenido un altercado en el colegio. Pero yo no fui ese día.
Un compañero suyo del colegio le dijo en entrevista a la Fiscalía que Javier Velasco le habría confesado entre copas: “La maldad me ha llevado a hacer cosas malas. Pero yo soy así, una gonorrea. Igual que Mauricio. Y entre gonorreas nos entendemos. Hoy estoy aquí, mañana puedo estar en la cárcel”.

¿Por qué cree que lo mencionó en esos términos?

No lo sé.

¿Cómo se expresaba él de las mujeres?

Nunca hablamos de mujeres porque no me gusta, yo tengo una niña de 10 años. Él a todas les decía que las amaba, era un picaflor, un confianzudo. A todas las saludaba de beso en la mano, pero no a todas les gustaba.

¿Le conoció alguna novia?

No, nunca. En el colegio lo veía con una muchacha que le llevaba cartas y dulces, pero de eso todos se daban cuenta.

La muchacha no era Rosa Elvira.
No. A ellos sólo los vi hablando como amigos siempre que los vi.

¿Cómo vio a Velasco una vez capturado?
Fresco.

¿Usted era amigo de Rosa Elvira?
No, ella estaba como uno o dos ciclos más adelante. Sólo coincidimos como dos o tres veces en los mismos sitios pero cada quien iba con su curso.

¿Qué recuerda de ella?
La veía muy de vez en cuando, siempre risueña.

¿Cuándo se enteró de lo que había pasado?

Me enteré el martes (29 de mayo) por un compañero del colegio, pero no sabía cómo había sido.

¿Qué dicen sus compañeros del colegio sobre este crimen?

Que es repugnante. Nadie se lo imaginaba.

¿Qué consecuencias ha traído para su vida el hecho de resultar involucrado en este espantoso episodio?

Muchas. Mi mamá está enferma de los nervios, se le iba durmiendo la cara. Ya le dije que no dejara que mi niña viera noticias porque ella alcanzó a ver mi nombre en los noticieros y se preocupó, no quiero que a ella o al niño me los metan en esto. En mi trabajo los clientes se empezaron a dar cuenta que yo era el que salía en noticias y le dijeron a mi jefe que cómo tenían contratado a un asesino. Pero él se ha portado muy bien, me dio una licencia paga de dos semanas para que arregle todo esto.

¿Va a seguir estudiando?
Yo sí quiero, pero voy a ir a hablar con la directora del colegio para decirle que me retiro unos días. Es por mi seguridad.

¿En qué nivel está usted?
Estoy terminando octavo, paso a noveno.

¿Tiene antecedentes penales?
No, sólo una vez tuve una demanda por alimentos pero eso ya está arreglado, era con la mamá de mi niña y ella misma fue la que llamó toda preocupada a avisarme que mi nombre estaba saliendo en los noticieros.

¿Por qué no quiere que se conozca su cara?
Por seguridad.

Por Diana Carolina Durán / Sebastián Jiménez

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