Publicidad

La versión de Silvia Gette

En entrevista con “Los Informantes”, de Caracol Televisión, una vez más sostiene que no asesinó al ganadero Fernando Cepeda y asegura que se trata de un complot en el que está involucrada una organización criminal entre “Don Antonio” y alias “28”.

Los Informantes
16 de marzo de 2015 - 03:05 a. m.
Desde la cárcel de El Buen Pastor, Silvia Gette habló con “Los informantes”, de Caracol Televisión. / Nicolás Reyes Palacio
Desde la cárcel de El Buen Pastor, Silvia Gette habló con “Los informantes”, de Caracol Televisión. / Nicolás Reyes Palacio

Silvia Beatriz Gette Ponce permanece recluida en El Buen Pastor de Bogotá. Se le nota tranquila y habla fuerte. Su acento argentino está intacto, si acaso con algunos modismos costeños. Pregona a los cuatro vientos su inocencia, que nada tuvo que ver con la muerte de Fernando Cepeda Vargas, el ganadero barranquillero aficionado al mundo de la moda y de la belleza. (Vea el video de la entrevista con Silvia Gette)

Le indigna que ahora, además, le digan que su marido Mario Ceballos murió intoxicado, como dando a entender que ella también habría propiciado esta muerte. Intenta conservar la calma. Habla de vez en cuando de cuando era bailarina en Argentina y de cuando llegó a Colombia a presentarse con su compañía. Dice una y mil veces que no era cabaretera, que es un adjetivo para descalificarla.

En entrevista con la Nena Arrázola, de Los informantes, de Caracol Televisión, también acude a la memoria para contar cómo conoció a Mario Ceballos, el amor de su vida, y que tuvo relaciones distantes con María Paulina Ceballos y con Fernando Cepeda, el marido de su hijastra. Que no conoce a alias Don Antonio y que todo se trata de un complot de los paramilitares y de María Paulina Ceballos para sacarla de la rectoría de la Universidad Autónoma, que había sido fundada por Mario Ceballos.

El juicio empezará esta semana y espera que todo se aclare y que sea la justicia la que tenga la última palabra.

¿Dígame qué mentiras han dicho de usted?

Uff, por ejemplo han dicho que yo soy una asesina, han dicho que yo soborné; yo no sé, pero para todos los casos existe la presunción de inocencia.

Sin duda...

Hasta que uno no es vencido en juicio no se puede acusar a una persona así, sin embargo, muchos periodistas lo han hecho, han sacado las fotos de mis hijos que son cuatro niños menores de edad y eso está prohibido terminantemente, eso es una falta de respeto, esa gente parece ser que no ha estudiado periodismo.

Nunca, ni se escondió, ni evadió, ni huyó, nunca, siempre estuvo pendiente...

Nunca, porque tengo que resolver mis cosas. No puedo salir corriendo y decir “no, yo no”, aparte por qué si yo no hice absolutamente nada.

¿Cómo era su relación con María Paulina?

No hubo relación.

¿No había una relación cercana entre ella y su padre?

Lo que pasa es que cuando un hombre conoce a una mujer y quiere formalizar, las intenciones son buenas. Lo primero que él me dijo es que tenía una hija con una señora que tuvo en su juventud y quería que la conociera. “Quiero formar un hogar contigo y quiero que sepas cómo es mi vida y cómo fue mi vida anterior””, me decía.

De frente y sin problema...

De frente. La revista Semana dijo que yo había destrozado el matrimonio de mi esposo con la mamá de esta niña. Eso fue una aventura cuando mi esposo era jovencito. La mamá de María Paulina vivía con su esposo, tenía su matrimonio, vivía y tenía hijos con su esposo; quiso tener una aventura con otra persona y fue y tuvo sus relaciones con esa otra persona, que era mi esposo, o sea en esa época yo no existía ni siquiera en fotos.

No, ni por ahí...

La señora creyó que se iban a casar, pero no pasó eso. Mi esposo no quiso saber nada, solamente le dijo “yo te reconozco la niña, yo la voy a mantener”, como una persona correcta que mantuvo siempre a su hija.

¿Y conoció a María Paulina?

La conocí cuando ella se separó. Se fue a vivir a Barranquilla y se me presentó en la casa. Mi esposo no vivía conmigo, vivía con su mamá, y bueno, vino y hablamos. Me dijo que quería trabajar en la Universidad Autónoma del Caribe y yo le dije que “bueno, habla con tu padre que él tiene el poder para que trabajes allá” y ella me dijo que no, que quería que yo la ayudara para entrar. Hablé con él, y me dijo que no quería, que no quería saber nada de ella en la universidad. Entonces ella me dijo: “Tú tienes que lograrlo, cómo puede ser que tú le pidas algo y que él no te dé, tan enamorado que dice que está de ti y no te hace caso.

Claro...

Para quedar bien con ella pataleé hasta que me dijo que sí.

María Paulina entra a la universidad entonces gracias…

Él quería que yo entrara a la universidad como coordinadora artística. Entonces le puse como condición que primero entrara ella y después entrara yo. María Paulina entra como el 20 de julio de 1987 y yo entro los primeros días de agosto de ese año.

Unos días de diferencia

Y bueno, ella entró. Para él era tremendo que su hija no haya querido ni siquiera terminar el bachillerato.

Pero no había relación estrecha .

No, no había relación, ya le digo, porque cada vez que él se ponía en amores, él era un hombre soltero, él podía tener a todas las mujeres que quisiera... Entonces, ella duró tres meses en la universidad porque mi esposo la echó.

¿Y por qué la botó?

Porque tuvieron problemas. Esa fue la última vez que nosotros supimos de ella.

¿Y a Fernando Cepeda lo conocía entonces?

Lo conocí mucho después, creo que en el 89 o en el 90, porque fue más o menos por esa fecha que fundé una academia de arte frente a la universidad.

Era lo suyo, en lo que usted había trabajado...

Entonces yo había puesto mi academia y tenía un concurso de niñas que se llamaba Miss Colegiala, entonces había que buscar a alguien que me sirviera de jurado y un sobrino de mi esposo me dijo “yo conozco a Fernando Cepeda” (...) porque uno siempre busca para esos concursos un buen peluquero, un buen modisto...

Sí, alguien relacionado con el mundo.

Él tenía una boutique y yo fui y le digo “bueno, quisiera que si te es posible que me salgas de jurado. Habré hablado con él 10 minutos.

Con María Paulina no aparecía nada por ahí, ¿en qué momento se encuentran ellos?

No sé, pero en 1995 aparecen en la universidad panfletos y un montón de cosas, motos que corrían por todos lados diciendo “que salga la prostitución de la Universidad Autónoma del Caribe, que salgan los argentinos que se la han tomado”.

No lo vinieron venir...

Eso fue el 27 de septiembre de 1995, nosotros no teníamos ni idea. Como a los dos meses la misma persona que me recomienda a Fernando Cepeda para que sea jurado, que es el sobrino de mi esposo, vio a mi esposo tan mal porque a él ya le habían matado a un sobrino. Entonces, él tenía mucho miedo que me mataran a mí y quería irse del país. ¿Qué es lo que estábamos hablando?

De que empiezan a aparecer las pancartas de la prostitución...

Las pancartas, todo eso y la investigación de la Fiscalía, yo fui el 28 porque el 27 fue el día que aparecieron los carteles y yo el 28 fui a la Fiscalía y presenté una denuncia contra desconocidos.

La Policía no sabía, nadie...

Nadie sabía nada, usaban a niñitos de la calle para tirar panfletos dentro de la universidad, eso fue muy feo y los investigadores de la Fiscalía descubrieron que eran Fernando Cepeda, María Paulina, Antonio Vallejo, que era el vicerrector de la universidad, y una amante que tuvo toda la vida, que se llamaba Nacimanca.

La cogió por sorpresa eso...

Sí, porque no pensamos que la hija de mi esposo estuviera metida en una cosa de esas y entonces ahí empezaron a venir los comentarios que María Paulina estaba con Fernando Cepeda. Para mi esposo fue un golpe muy feo porque no podía ser que un señor como Fernando Cepeda pueda tener una relación con María Paulina, no era cuadrable en la mente de ninguna persona. Pero se descubrió que eran ellos, les dieron medidas de aseguramiento. Ellos huyeron, se escaparon.

Pero se hablaba en esa época del bloque Norte.

Sí, pero no tenía ni idea... Eso es un complot muy grande y está demostrado en el proceso que hay una organización criminal entre Don Antonio y alias 28. Don Antonio se llama Édgar Ignacio Fierro Flores; 28 se llama Johnny Acosta Garizabalo. Y no sé quién más porque tengo entendido que hay un abogado prestigioso que tengo que tener la prueba, pero la prueba está en el proceso que ellos han dicho todo esto para sacarme de la universidad y hacerme una campaña de desprestigio porque, ¿Don Antonio de dónde va a sacar que yo tengo algo que ver con ese señor Fernando Cepeda? Si yo no lo conocía y no lo había tratado nunca.

Pero fíjese que por el otro lado hay dos paramilitares que dicen que la viuda...

Cuando matan a Fernando Cepeda yo no era viuda. Mi esposo muere el 25 de octubre y cuando matan a ese señor yo estaba en cama. Lo recuerdo porque mi esposo lo leyó en el periódico: “Mataron a Fernando Cepeda”

¿Quien lo mató?

Yo no sé, lo que yo sí sé es que yo no fui, yo no tengo nada que ver con eso.

María Paulina siempre fue un obstáculo?

No fue un obstáculo, no existió, para nosotros no existió.

¿De dónde sale la versión de que su esposo murió intoxicado?

A mi esposo se le declaró cirrosis. Cuando él se enteró que tenía cirrosis me dijo “Silvia tengo un año de vida, un año de vida”, yo dije “hay estamos en el siglo XX y no hay enfermedad que se resista, tú vas a salir adelante. Lo llevé a Estados Unidos y le hice todos los tratamientos que eran posibles, me dijeron “no se puede hacer nada”, yo le quise hacer un trasplante y me dijo la médica: si le haces un trasplante se te muere en la mesa de operación, disfrútalo, tenlo bien, no hay posibilidades de nada por la edad que tiene ... Mi esposo murió cuando el bebé tenía dos meses y medio, imagínese si yo voy a querer quedarme sola con tres niños, dos nenitas de 5 años y uno de dos meses y medio. Mi esposo rogaba a Dios poder estar vivo para poder ver a su bebé.

¿“Don Antonio” de dónde saca tanta cosa?

Está comprobado que Don Antonio tiene un negocio muy lucrativo de extorsiones y toda esa cosa, que las tuvo en Barranquilla junto con 28, y hay otra gente que está también metida ahí y en el proceso, si miraran el proceso.

Doña Silvia, ¿cómo llega a Colombia?
 
Yo era artista, veníamos de una gira en el Ecuador, después nos propusieron Buenos Aires. Luego, al director del grupo le ofrecieron venir a Colombia. Yo me moría por conocer a Colombia, aunque tenía mucho miedo porque los comentarios que habían en el 85-86 eran que este país era tremendo, que había muchísimos problemas…
 
¿Y aun así vino?
 
Pero porque venía con grupos. Y bueno… llegamos aquí a Bogotá, después nos fuimos al hotel Intercontinental de Medellín, estuvimos también en Cali, en el hotel Cadebia en Barranquilla; y llegamos a Cartagena. Tuve la suerte de que terminamos en el hotel Caribe, en Cartagena, y el director del grupo quiso quedarse en esa ciudad. Cuando conocí Cartagena, me volví loca.
 

Por Los Informantes

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar