Las víctimas que en redes sociales apoyan el plebiscito

En medio del debate pasional sobre la ratificación de los acuerdos de paz con las Farc, en las redes sociales hay valiosos testimonios de víctimas del conflicto a favor y en contra del plebiscito. El Espectador habló con ellas. Hoy hablan las del sí.

José David Escobar Moreno
31 de agosto de 2016 - 10:49 p. m.
El soldado Juan Manuel Valencia murió a raíz de la explosión de un tatuco. El coronel Herrera perdió la vida en un accidente en un helicóptero militar. / Fotos: Archivo familiar
El soldado Juan Manuel Valencia murió a raíz de la explosión de un tatuco. El coronel Herrera perdió la vida en un accidente en un helicóptero militar. / Fotos: Archivo familiar

“En el plebiscito #YoMarcoSÍ porque este conflicto me quitó a mi persona favorita y deseo que nadie más pase por eso”, trinó desde su cuenta de Twitter Natalia Castaño este martes, adjuntando una foto de su primo, que en su corazón es su hermano: el soldado profesional Juan Manuel Valencia Castaño. Él murió en combate el 30 de marzo de 2013 en un enfrentamiento con las Farc en Patía (Cauca).

Luego de prestar servicio militar y no encontrar un trabajo estable y bien remunerado, Juan Manuel Valencia regresó a las filas del Ejército como soldado profesional. Acabar con la guerrilla no era el motivo del soldado Valencia, asegura su prima Natalia, quien estudia Ciencia Política en la Universidad Icesi de Cali. A él, asegura ella, le interesaba tener una fuente de ingresos para alimentar a su hijo, para que no tuviera que vivir la difícil infancia que él vivió.

“Casi un año duré llena de odio hacia la guerrilla por habérselo llevado tan rápido. El murió muy joven y de paso dejó un hijo de 11 años huérfano. Luego empecé a ver que nos hemos matado durante más de 50 años y nada ha funcionado. Mi familia vivió la violencia tanto de paramilitares como de guerrilla en Granada (Meta) y en Bolívar (Cauca) y no quiero que mi generación y las que vienen sigan sufriendo. Intentemos otro camino”, le contó Natalia Castaño a este diario.

El cambió de opinión de Natalia Castaño con respecto a la guerrilla y al proceso de paz que se acaba de sellar en La Habana también lo vivió Ana María Herrera Ignarra, quien perdió a su padre en un accidente aéreo, cuando dos helicópteros del Ejército colisionaron. El coronel del Ejército Arturo Herrera, quien por varios años realizó labores en el Meta y Arauca contra las Farc, murió en un accidente aéreo en Tolima junto con otros seis militares en abril de 2010.

Una noche del pasado junio, Ana María Herrera Ignarra empezó a ver las fotos de su papá para recordarlo. Luego, cuando se disponía a dormir y por fin logró cerrar los ojos, su padre apareció en sus sueños y lo vio en combate: era un combate por conseguir la paz de Colombia. “Desde ese momento empecé a leer todo lo que estuviera relacionado con el proceso de paz y me dije que si iba a votar en el plebiscito, lo tenía que hacer de manera informada”.

Su familia siempre ha estado convencida de que a las Farc hay que combatirlas por la vía militar, por ser uno de los principales enemigos del Estado. Ella piensa distinto. “No me importan los sacrificios que tenga que hacer. Si mi voto salva una vida, habrá valido la pena. ¿Y es que a quién no le dan ganas de soñar viendo titulares que anuncian un país sin guerra?, aseguró Herrera Ignarra, quien estudia medicina en la Universidad Militar Nueva Granada.

En Medellín, en la sede de la Universidad Nacional, un grupo de estudiantes de distintas vertientes políticas se agrupó bajo el nombre de Jóvenes por el Sí, el cual en redes sociales comparte sus actividades en favor del proceso de paz y el plebiscito. Ángela María Correa Areiza, quien pertenece a dicha agrupación, es la nieta de Marco Aurelio Areiza, una de las víctimas de la masacre paramilitar en el corregimiento antioqueño de El Aro (Ituango). Como consecuencia, toda su familia tuvo que desplazarse.

Su abuelo, quien fue asesinado el 26 de octubre de 1997 frente a su esposa, era la única persona que tenía una tienda de abarrotes en El Aro. Hoy, su nieta, pero que para él fue como su hija, sueña con regresar a Ituango algún día. Por eso le dijo a El Espectador: “Así como los pobladores de El Aro y como todas las víctimas de los diferentes actores del conflicto en el país, merecemos una segunda oportunidad. Mi familia y yo no queremos que más colombianos vivan lo que nosotros soportamos. El acuerdo entre el Gobierno y las Farc es una gran oportunidad para el cambio”.

Por José David Escobar Moreno

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