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'Yo le dije a 'El Loco' Barrera que se entregara'

El abogado, condenado en EE.UU. por obstrucción a la justicia, asegura que aceptó cargos en ese país sólo para recuperar su libertad.

María del Rosario Arrázola y Juan David Laverde Palma
25 de marzo de 2013 - 09:02 p. m.
 El controvertido abogado Ricardo Villarraga niega haber cometido delito alguno.   / David Campuzano
El controvertido abogado Ricardo Villarraga niega haber cometido delito alguno. / David Campuzano

 

En las agencias antidrogas de Estados Unidos (como lo reveló El Espectador el pasado 10 de marzo) ha resultado escandaloso que Ricardo Villarraga no sólo esté litigando de nuevo en Colombia sino que esté defendiendo a un sobrino de Daniel ‘El Loco’ Barrera. Villarraga fue condenado en ese país por el delito de obstrucción a la justicia, por haber obtenido ilícitamente un documento reservado en relación con un proceso que involucraba al capo Luis Agustín Caicedo Velandia y su cartel —que incluye a El Loco Barrera—.  En entrevista con este diario, Villarraga da su versión de esta intrincada historia.  

En organismos antidrogas estadounidenses no ha caído nada bien que usted ahora oficie como abogado de un sobrino de ‘El Loco’ Barrera.

No  tengo información sobre eso y la persona que yo defiendo nada tiene nada que ver con la causa que yo enfrenté en Estados Unidos. Mi defendido es un muchacho de 30 años que, si bien es sobrino de  El Loco Barrera, goza de presunción de inocencia.  

¿Cómo  explica que un abogado condenado en EE.UU. por obstrucción a la justicia en un caso  de narcotráfico pueda ejercer en Colombia?

Yo no obstruí la justicia de EE.UU. Acepté un cargo por conveniencia, pero ni las autoridades americanas ni el  juez  ni la fiscal entendieron qué fue lo que  hice. El juez me preguntó qué había hecho, le dije que quería irme para la casa y que si debía aceptar lo que me decía la Fiscalía, una obstrucción simple, pues lo hacía. 

Pero eso que usted dice no se refleja en la transcripción de la audiencia en que aceptó cargos.

No sé si ustedes tienen la transcripción  completa o cuál fue la cadena de custodia de esos papeles. Los invito a revisar sus fuentes porque hay muchos intereses alrededor del  proceso en el que estoy trabajando en Colombia. 

Explíquenos primero cuál fue su situación en Estados Unidos, por favor.

Repito, no obstruí la justicia de EE.UU. Es diferente  que la justicia de ese país sea tan pragmática para resolver la situación de un procesado.  Se accede a la libertad cuando se acepta el cargo. No soy el primero que lo hace. Ante EE.UU., hay  pocas posibilidades de ganar un juicio y las tarifas de los abogados son supremamente caras. Enfrentarme a un juicio era demorarme uno o dos años más. El mismo abogado me dijo que si aceptaba una obstrucción simple me iba para mi casa, y eso fue. 

Ante la Corte del Distrito Este de Nueva York usted admitió, a través de su abogado, que en un caso de lavado de dinero en Colombia obtuvo de manera corrupta un documento de la justicia de EE.UU.

Eso lo dijo el abogado, no yo.

Su abogado dijo que usted estaba devastado, que no podría volver a practicar el derecho, que la Fiscalía  iba a pedir que se cancelara su tarjeta profesional, y que usted sí usted sí asesoró al narcotraficante  Luis Agustín Caicedo.

Yo no representaba al señor Caicedo. Eso es mentira.

¿Entonces su abogado mintió ante un juez de Estados Unidos?

Seguramente.

Pero sus afirmaciones contrarían lo que quedó consignado en la Corte del Distrito Este de Nueva York. 

El proceso en el que yo  trabajaba en Colombia era de una empresa que se llama Comersucol., Ahí no aparece ningún Caicedo. Eso es un gran error. El abogado fue impreciso.  

Pero usted  estaba presente en esa audiencia y escuchó a su abogado hablar.

Estaban hablando en inglés y la traducción no es exacta, eso va muy rápido.

¿El abogado le informaba lo que iba diciendo?

En detalle no. Yo representaba  a una empresa que importó unos abonos y allí metieron unos dólares. Al proceso llegó un documento extranjero que no nombraba ni a Caicedo ni a ‘El Loco’ Barrera, sino a un muchacho que estaban investigando aquí. Yo  accedí a ese documento y hablé con él. En Colombia no era un acto irregular,  tampoco en Estados Unidos. 

Ante el juez de Nueva York, usted literalmente dijo: “Su señoría, estoy completamente arrepentido de lo que pasó, esto me arruinó la vida”.

Eso no es cierto. Si ustedes me presentan una grabación con mi voz, lo acepto. Ustedes tienen una transcripción manipulada. 

Es un documento federal de la justicia de Estados Unidos.

Yo ese día dije palabras muy cortas porque el llanto no me dejó hablar. Lo que dije fue que no tenía nada de qué arrepentirme, que mi decisión era irme para mi casa, y que si tenía que aceptar cargos lo hacía.  

¿Por qué se presentó ante las autoridades de EE.UU.?

Porque el mismo Rubén Oliva (su abogado defensor) me dijo que había una situación. Yo me comuniqué con la Fiscalía de allá y me dijeron que fuera en 20 días. Entonces cuadramos una fecha.

Este es un documento fechado el 5  de octubre de 2010. Estados Unidos de América vs. Ricardo Villarraga Franco. Es una transcripción de su proceso en la Corte del Distrito Este de Nueva York.  Según las leyes norteamericanas, cuando se consignan datos que no son fidedignos se comete el delito de perjurio. ¿Usted lo cometió?

No y tampoco obstruí la justicia de Estados Unidos.

El proceso en su contra se abrió por un documento que, según admitió su defensor ante la Corte, usted consiguió de manera corrupta. ¿En qué consistía ese documento?

Era de una agencia americana y le informaban a un fiscal colombiano que una persona, que ellos tenían identificada, podía estar involucrada en  hechos que ese fiscal  investigaba en Colombia.  No se mencionaba a ningún Caicedo. 

¿Y cómo termina  usted involucrado con Luis Agustín Caicedo, Julio Lozano y demás miembros del cartel más grande que se haya formado en Colombia después de los de Cali y Medellín? 

 Las autoridades determinan que un dinero decomisado en Colombia podría ser propiedad de esas personas. Yo estaba representando a la empresa que hizo la exportación.

¿Cómo conoció usted a Julio Lozano, quien se entregó a las autoridades de EE.UU.?

A Lozano lo he visto una sola vez, tres minutos. Fue a mi oficina y estaba de afán. Nunca fue cliente mío. Me buscó para consultarme su situación futura.

¿A Luis Agustín Caicedo, detenido en Argentina y extraditado a EE.UU.?

Fue cliente mío. Me hizo algunas consultas sobre su situación antes de ser detenido. Yo le dije que tenía dos opciones, una era entregarse.

¿Y a Daniel Barrera donde lo conoció?

En Bogotá, él fue a mi oficina  para hacer consultas sobre derecho.

¿Y le recomendó lo mismo?

Sí. Mi consejo fue que se presentara. 

Caicedo aparece en su expediente, ¿puede aclarar este episodio?

Caicedo fue un cliente que fue a la oficina tres o cuatro veces. En la última le dije: ‘A usted lo  van a necesitar en una Fiscalía en Tampa, preséntese’.

¿Cómo conoció a Nemecio Ayala, su cliente y sobrino de ‘El Loco’ Barrera?

Él me buscó, fui a la cárcel y me consultó para la etapa del juicio. Soy su abogado desde 2012 y estoy convencido de que es un hombre inocente.

¿Por qué lo cree?

Por las pruebas. Él es sobrino de Daniel Barrera pero es un tipo muy joven y su relación es mínima con ese señor. La última vez que lo vio fue hace ocho o 10 años.  Las autoridades ya comprobaron que no hay comunicación ni negocio jurídico entre ellos. 

 ¿Cómo llegaron Barrera y Caicedo a usted?  

Es  lo normal de cualquier oficina de abogados. Si uno se mueve en las cárceles, va a la Fiscalía, actúa en los juicios, ellos se van dando cuenta y consultan.

¿Recibió honorarios  de ellos?

Por todo trabajo jurídico lógico que cobro y pago mis impuestos.

¿Usted se especializó en el tema de narcotráfico?

Tengo especializaciones en derecho penal y constitucional. También he defendido a personas en temas de homicidios o abusos sexuales. Por eso no acepto el titular que ustedes me pusieron de “El abogado de la mafia”. El trabajo que hace un abogado no se puede confundir con las causas que representa.

Pero es que usted aceptó su culpabilidad en una corte por haber obstruido la justicia de EE.UU. ¿Con qué versión nos quedamos? 

La versión es una sola. Yo acepté un cargo y fui condenado en EE.UU. por obstrucción simple de justicia, pero la verdad no la obstruí. Lo tengo claro en mi mente y en mi corazón. 

¿Fue un error?

No permanecí allá más de seis meses. No soy socio ni soy enlace de esas personas, soy un simple abogado colombiano que trabaja en derecho.

¿Cuál es su relación con el abogado Rubén Oliva?

Es un abogado americano, que como muchos que viene a atender casos de colombianos. Hemos trabajado algunos.

¿A usted lo conocen en Estados Unidos como abogado?

Por supuesto. Los abogados interactuamos con las autoridades. 

¿Usted lleva a EE.UU. personas requeridas por la justicia de ese país?

No, yo lo que he hecho es atender a personas capturadas en extradición que buscan abogado colombiano.

En los documentos de EE.UU. se dice que usted ha colaborado con ese país y que una de esas cooperaciones produjo como resultado la incautación de millones de dólares.

(Risas) Eso no es cierto. Nunca he recuperado plata ni he colaborado con la justicia de ese país.

¿Ni  para que se entreguen testigos en el proceso contra Carlos Arturo Patiño, alias ‘Patemuro’, como se aseguró en la Corte del Distrito Este de Nueva York?

A ese señor no lo conozco y jamás ha sido cliente mío. 

¿No le reclamó a Oliva por haber hecho afirmaciones, según usted, falsas?

No puedo reconocer que él haya hecho esas aseveraciones.

¿Cuál es su relación con el señor Eduardo Méndez, expresidente del  Santa Fe y condenado en EE.UU. a 70 meses de prisión por obstrucción a la justicia?

Ninguna. Es un colega y lo he visto en el litigio.

¿Fue  usted a visitarlo a EE.UU.?

Sí. Cuando a él se le presentó el problema me consultó y le aconsejé que se presentara a las autoridades. Le dieron la oportunidad de hacerlo y viajé con él para presentarlo y relacionarlo con un abogado americano que le recomendé.

¿Han vuelto a verse?

Sí. Somos conocidos y nos vemos esporádicamente. Lo normal, en las fiscalías o las cárceles.

En un momento de la investigación al cartel de Luis Caicedo se habló de dineros que supuestamente ingresaron al Santa Fe. ¿Fue así como Caicedo y Barrera llegaron a usted?

No  creo que haya sido así. Ellos llegaron a mi oficina  a través de otras personas.

¿Cuál es su relación con Ignacio Londoño, señalado por alias ‘Rasguño’ de haber participado en el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado?

A Londoño lo conozco desde hace año y medio por cuestiones de trabajo. Me consultó  algún tema y tratamos dos o tres veces en algún caso. No somos cercanos.

Hablemos del caso  de los presuntos testaferros del Loco Barrera. Tenemos un documento de la DEA en el que se resalta su preocupación  porque las autoridades colombianas no le han prestado atención a  Jefferson Murcia Rodríguez, alias ‘Sebastián’, y a  las amenazas que ha venido recibiendo.  ¿Usted conoce este documento?

Ese documento es público, pero no llegó al juicio por los canales que debía llegar según indica la ley, ni en la oportunidad que debía llegar. Contiene muchas imprecisiones.

¿Cómo cuáles?

En la tercera página se dice: “En mayo 5 de 2011, la DEA entrevista a Murcia Rodríguez en presencia de un oficial de la Dijín, quien dijo que el sábado 2 de julio de 2011 Fabián Jerez y dos individuos lo habían abordado y obligado a entrar en un vehículo en contra de su voluntad”. ¿No les llama la atención que el hombre de la DEA diga que entrevistó a un hombre que le iba a adivinar el futuro?

¿No pudo ser un error?

Ese documento tiene muchas fallas. Los abogados pidieron su declaración y la Dijín dijo que no sabía nada de su paradero. En el documento de la DEA se dice que siempre estuvieron con él.   ¿Por qué, entonces, no dejaron que los abogados lo interrogaran? 

¿Qué otras inconsistencias ha encontrado?

El tipo dice en 2009 que él trabajó con los Jerez hasta hacíaunos meses. Está probado que trabajó cuatro meses en 2004 como conductor de uno de estos señores. De 2006 a 2008  prestó servicio militar. Desde 2004 no los ve y viene a decir que era su hombre de confianza y  sabía que eran lavadores y testaferros de ‘El Loco’. También aseguró que un general del Ejército le colaboraba a esta supuesta organización. Ese general declaró y desvirtuó todo, y ese general sigue con visa y estuvo el pasado diciembre en EE.UU. Jefferson dijo que un abogado le ofreció dinero para cambiar su testimonio, ¿no era fácil identificar al abogado? 

¿Qué interés tendría la DEA en este asunto?

Habría que preguntarles a ellos. No sé, la verdad. 

¿Cuántas personas a través de suyo pudieron someterse a la justicia norteamericana?

No sé, yo vengo trabajando en el tema desde que se reformó la Constitución en el 97. Yo calculó más de 10 pero menos de 20.

¿Ha tenido clientes de igual o más alto perfil que Caicedo y Barrera?

Sí, ha habido otros. No doy nombres por reserva profesional y respeto a ellos. Algunos siguen en EE.UU., otros ya han vuelto. 

¿Cómo termina usted relacionado en  una investigación por posible lavado de activos en el equipo de fútbol Santa Fe?

Fue una ligereza por la causalidad de que mi hijo jugaba con el equipo, pero no puedo responder por  palabras de otros. Hubo una equivocación, yo denuncié a la doctora Ana Margarita Durán (excoordinadora de la Unidad Antinarcóticos) por injuria y calumnia, ella reconoció su error y conciliamos. 

En una llamada que le interceptan a usted, dice que El Espectador no lo lee nadie. ¿Por qué le preocupaba tanto este diario?

Me preocupa más bien el delito de  escuchar abogados y  clientes. Eso tiene una protección de la ley, una reserva legal que se violó. El contenido de esa conversación no tiene nada delictivo.

¿Por qué insistía en que nadie leía el periódico?

Para tranquilizar al cliente.

Pero es que la persona a la que se refieren en la conversación era Julio Lozano, quien, según usted mismo dijo en esta entrevista, nunca fue su cliente.

No sé, no me acuerdo. Tendría que tener  memoria prodigiosa.

 

Por María del Rosario Arrázola y Juan David Laverde Palma

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