La apuesta por un sector lácteo más sostenible

La Unión Europea y el gobierno colombiano llevan varios años fortaleciendo un plan que les permita a los lecheros hacer frente a retos como el cambio climático y la firma de los TLC.

Redacción Medio Ambiente
22 de diciembre de 2016 - 03:00 a. m.
El apoyo complementario de la Unión Europea ha llegado a 16 departamentos. / Fotos: Unión Europea
El apoyo complementario de la Unión Europea ha llegado a 16 departamentos. / Fotos: Unión Europea

Para nadie es un secreto que en los últimos años el sector lácteo en Colombia no ha vivido sus mejores momentos. A pesar de representar el 2,3 % del PIB nacional y generar cerca de 717.434 empleos directos, son varios los desafíos que, con el tiempo, se han ido sumado. Los efectos del cambio climático, por una parte, han hecho que los lecheros se enfrenten a sequías e inviernos cada vez más fuertes y prolongados. Algunos tratados internacionales, por otra parte, les pusieron el desafío de aumentar su competitividad.

Es por esto que el Gobierno, de la mano del Ministerio de Agricultura y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, firmó un acuerdo con la Unión Europea (UE) por 30 millones de euros (alrededor de $90.000 millones) para prender el motor de un sector que, se advirtió, debía blindarse ante la firma del tratado de libre comercio (TLC) con esta comunidad política.

Desde que se firmó el TLC con Europa, han advertido varios analistas, uno de los sectores más vulnerables fue el lácteo, pues se debe enfrentar a la gran competitividad que tiene este producto en esa región. Entonces, a la par, la UE se comprometió a asignar unos recursos en asistencia técnica, competitividad y calidad de la leche, entre otros.

“Adicionalmente a los recursos de cooperación que entrega la Unión Europea al Gobierno Nacional para la ejecución de instrumentos de la política sectorial, también da un apoyo complementario a los ministerios para el diseño y la socialización de la política láctea, para lo cual se ha contratado a Propaís”, afirma María Lucia Castrillón, gerente de esta entidad encargada de ejecutar el apoyo complementario que brinda la UE.

Es así como desde hace algún tiempo Garín Garzón, coordinador de campo de la Fundación para el Desarrollo Sostenible Territorial (Fundesot), en convenio con el Ministerio de Agricultura, viene trabajando con 40 asociaciones en 20 municipios de Cundinamarca para que estas ideas se lleven a la práctica. “Son un conjunto de acciones que permiten pensar en un sector lácteo sostenible y rentable, no sólo para los productores, sino con el medioambiente”, afirma.

Por ejemplo, para superar la incertidumbre en la que los ha sumido un clima cada vez más extremo, los lecheros de esta zona han recibido asesoramiento para que adopten el ensilaje. Un método que les permite acumular el forraje que cortan, por medio de un proceso de fermentación sin presencia de aire, para conservarlo hasta por cinco años. Con esto, tienen un pase de seguridad ante las sequías prolongadas y pueden disminuir los costos de producción.

A esto se suman talleres de capacitación en buenas prácticas ganaderas y una renovación de pradera más sostenible, en la cual, en vez de pasar el tractor cinco veces, hacen el arado con un cincel que descompacta la tierra. Método con el que, en palabras de Garzón, “han aumentado dos o tres veces la producción en la misma área”.

Ahora, otro de los retos que impuso la firma del TLC con la UE, es aumentar la calidad de la leche, pues los lecheros de Colombia tienen que empezar a incursionar en un mercado internacional con estándares más competitivos. Y a mayor calidad de leche, mayor es el ingreso que reciben por litro.

Por esto, uno de los enfoques que se están liderando con el apoyo de la UE es el de mejorar la calidad del producto, iniciativa que se está desarrollando a través de los seis laboratorios de leche acreditados que tiene el país. Según comenta Angélica Pichimata, jefa del departamento de laboratorios de Corpoica, “hay unas tablas establecidas que permiten saber cuánto se le liquida al productor dependiendo de la calidad de la leche”. Así, además de darles los resultados de su leche a los más de 12.000 productores que se han visto beneficiados con el programa, se les da una clave para saber qué camino deben tomar para mejorar su producto.

“Esta información les permite saber qué tanto deben racionalizar el alimento, si hay exceso o qué cantidad de nitrógeno están utilizando”, agrega Pichimata.

Y aunque estas prácticas son sencillas, llevadas a las cifras parece que han dado buenos resultados. Según datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y Propaís, en los 16 departamentos y con los 48.257 productores que han sido atendidos, son cerca de 59.672 las hectáreas que han atravesado un proceso de mejoramiento de praderas y 3.381 millones los litros de leche con control de calidad, y se ha dado un aumento del 8 % en los ingresos por cada litro de leche para cada productor.

Como señala Paulino Rodríguez, presidente de la Asociación de Campesinos Agroindustriales de Santa Helena, en La Calera, con la asociatividad y el mejoramiento de prácticas ganaderas, pasaron de “producir el litro a $740 y venderlo a $800, a producirlo a $590 y venderlo a $1.000”.

Desde su experiencia, aunque sólo lleva en el sector siete años, los programas para hacer asociaciones, formalizarse, lograr el mejoramiento genético, la sostenibilidad de praderas y la mejor calidad de leche, sí le han permitido mantenerse vigente en un sector que, según datos de la Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac), en los últimos siete años ha disminuido el pago al productor en un 12 %, mientras al consumidor, en los supermercados, le ha aumentado 20 %.

Por esta razón cree que el “inicio de la pirámide, es decir, los productores”, ya están preparados si se comparan con los países que llevan “años luz” realizando estás prácticas. Ahora, según él, “falta transformar el monopolio de la leche, porque nosotros no tenemos muchas opciones para comercializarla”, agrega.

Esto y el miedo a que los programas terminen cuando se hagan las transiciones entre gobiernos parecen ser sus únicos peros. “Yo me he topado con un problema grave y es que la continuidad de estos proyectos depende del político de turno, cuando deberían ser políticas institucionales que siempre estén”, afirma.

Para evitar que el sector lácteo termine hundiéndose, se necesita seguir trabajando en programas que no sólo garanticen la rentabilidad del productor y su éxito en el mercado internacional, sino en prácticas que les permitan una mayor sostenibilidad ambiental, pues sus recursos son el insumo base para seguir creciendo.

Por Redacción Medio Ambiente

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