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Carros eléctricos, ¿amigables con el medio ambiente?

Investigadores noruegos cuestionan el real aporte de esta tecnología a la mitigación del cambio climático.

Redacción Vivir
15 de abril de 2013 - 12:51 p. m.
Carros eléctricos, ¿amigables con el medio ambiente?

Un estudio de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología volvió a encender la polémica: ¿son tan amigables con el medio ambiente los carros eléctricos como se ha publicitado? Si fuera necesario dar una respuesta única con base en este estudio, se diría que efectivamente la energía empleada para fabricar masivamente los vehículos eléctricos y los materiales necesarios para producir las baterías, pueden contribuir hasta el doble en el calentamiento global en comparación con los carros convencionales.

Pero una única conclusión sería imprecisa, porque la misma investigación plantea que los resultados varían dependiendo del país y la manera en que cada uno genera su energía.

En China, por ejemplo, donde dos tercios de la energía eléctrica se producen a base de carbón –que es la forma más contaminante–, las ventajas de los autos eléctricos son radicalmente más bajas que un país como Noruega, la sexta productora de energía hidroeléctrica del mundo –una de las más limpias–. Mientras este estudio encontró que en el país asiático los autos eléctricos eran “mucho más contaminantes” que los convencionales; en la nación europea los eléctricos presentaron un menor impacto ambiental que aquellos que funcionan con gasolina.

Gillaume Majeau-Bettez, uno de los autores de la investigación, le explicó a BBC que “el auto eléctrico tiene un gran potencial para mejorar, pero lo que al final lo conducirá al éxito o al fracaso desde un punto de vista ambiental es cuán limpia es nuestra red eléctrica, tanto para la electricidad que usas para conducir tu auto como para la que se usa para producirlo”.

Así como esta investigación cuestiona la real contribución de los carros eléctricos al cuidado del ambiente, hay otras reconocidas publicaciones que arrojan resultados contundentes en favor de esta tecnología. Manuel Felipe Olivera, director regional para América Latina del C40 (red global que trabaja con iniciativas para mitigar los efectos del cambio climático), cita un estudio de la revista Scientific American del pasado abril, en el que se compara el costo energético de diferentes medios de transporte. Los resultados: los vehículos de energía eléctrica tienen una eficiencia cercana al doble con respecto a los que se mueven con gasolina y cercana al triple en comparación con los que utilizan etanol.

“Uno no puede señalar con el dedo a China o a Estados Unidos, y ponerlos como ejemplo, porque son emisores muy fuertes de gases de efecto invernadero –dice Olivera–. A pesar de que la producción de vehículos allí tiene una carga muy importante, estos países están virando a una velocidad muy importante hacia la producción de energía limpia”. Asegura, además, que siempre será más eficiente concentrar la producción de energía en un punto y luego distribuirla para el consumo de cada vehículo, que producirla en millones de puntos aislados como sucede con los carros tradicionales que producen su energía individualmente.

En Bogotá uno de los principales puntos del plan de Gobierno del alcalde Gustavo Petro es la adaptación de la ciudad frente al cambio climático. Antes de mitad de año llegarán a la ciudad 50 taxis eléctricos para una prueba piloto, y a finales de mayor se realizará una rueda de negocios para abrir la posibilidad de que algunos buses del Sistema Integrado de Transporte (SITP) sean eléctricos o híbridos. Susana Muhamad, secretaria Distrital de Ambiente, explica que el 40% del material particulado que se produce en Bogotá –el contaminante que genera más enfermedades respiratorias agudas– es producido por el transporte público, y el panorama es más preocupante si se tiene en cuenta que esos vehículos representan sólo 1,5% del total de carros que se movilizan en la ciudad.

Sobre los cuestionamientos a los automóviles eléctricos, Muhamad sostiene que es necesario evaluar la realidad de cada país. “Por lo menos el 75% de nuestra energía es hidroeléctrica. El porcentaje de carbono en nuestra energía es de los más bajos del mundo. Sería un desperdicio que no lo aprovecháramos”, asegura. Muhamad señala además que si se hace el análisis del ciclo de vida del carbono de estos autos (que va desde la extracción de los materiales para su fabricación, hasta la producción, el transporte al lugar donde va a funcionar y la operación del vehículo), el balance sería más que positivo. “El cambio tecnológico está justificado en las condiciones específicas de Bogotá”.

El investigador Majeau-Bettez, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, explica que con el estudio que acaban de publicar “queremos que la gente elija con los ojos abiertos, conociendo las ventajas”. Y concluye: “Se han dado gran cantidad de malinterpretaciones a ambos lados del debate. No existe nada que sea cero emisiones, ya sea un vehículo o un edificio”.
 

Por Redacción Vivir

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