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Carta al papa para frenar petrolera en el Llano

Campesinos de la vereda San Pedro de Guajaray le expusieron al líder religioso por qué no quieren que la compañía Mansarovar Energy se instale en cuatro municipios de Cundinamarca y Meta.

María Mónica Monsalve
13 de agosto de 2015 - 11:04 a. m.

“De la manera más respetuosa (...) nos dirigimos a usted, santo padre Francisco, para ponerlo al tanto de una situación que nos agobia como comunidad y como cristianos y que tiene relación con la desprotección y destrucción de nuestro ecosistema de la mano de empresas multinacionales que pretenden extraer recursos (...)

Queremos que no haya intervención de empresa alguna en nuestra región en busca de minerales, que en su desarrollo ocasionen graves consecuencias ambientales (...)

Somos una población muy pequeña dentro del mapa mundial, que por su aparente poca importancia no ha recibido una real protección del Estado colombiano con ninguno de sus gobiernos a lo largo de nuestros 50 años de existencia, constituyéndonos en víctimas de las diferentes guerrillas y grupos paramilitares. Pero esta vez, decididos a trabajar, a vivir en normales condiciones y ante el entendimiento de que el medio ambiente debe ser mantenido en un estado de armonía, queremos ponerle en conocimiento una situación que nos envuelve y nos atemoriza”.

El 1º de julio pasado la Junta de Acción Comunal de la vereda San Pedro de Guajaray, en Medina (Cundinamarca), envió a la dirección de correo del Vaticano esta carta que continúa con una petición de los campesinos para que el papa intervenga en el plan de estudio y exploración de petróleo que viene realizando la empresa Mansarovar Energy en su territorio.

En 2012 el bloque Llanos 69 (un área de 216 km² entre los municipios Medina, Camaral, Restrepo y El Calvario, estos tres en el departamento del Meta) fue ofrecido y asignado a esta compañía por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), que autorizó a Mansarovar a recoger información sísmica, hacer la perforación de un pozo exploratorio y, en caso de encontrar hidrocarburos, comenzar el proceso legal para realizar la extracción del crudo.

Aunque el proyecto aún se encuentra en fase de estudio y la fase de socialización con los campesinos ya se realizó, como lo comprueban documentos de la ANH, existe un gran número de personas de las distintas comunidades que se oponen a que continúe la fase exploratoria.

Sus principales temores son que las fuentes hídricas alimentadas por los ríos Guacavía y Caney terminen contaminadas y que el proyecto comprometa zonas altas del piedemonte llanero donde están ubicados los municipios seleccionados. Esta preocupación quedó consignada en una encuesta que realizó en marzo pasado la autoridad ambiental local Corpoguavio.

“El municipio más afectado sería Medina, que tiene zonas de amortiguación del Parque Natural Chingaza que permiten la comunicación del páramo con el resto de sectores. Es un panorama terrible, porque nosotros no queremos que se haga ningún tipo de actividad en la zona de piedemonte, cordillera y páramo”, explica Nelson Vivas, exsecretario de Ambiente de Villavicencio.

Carlos Benavides, vicepresidente de Mansarovar, le explicó a El Espectador que las técnicas que usarán para hacer la sísmica durante la fase exploratoria son innovadoras y amigables con el medio ambiente. “Sólo hemos realizado la prueba con un minivibro, y si los resultados son efectivos traeríamos equipos un poco más grandes llamados vibros, que funcionan como una ecografía. Se mandan ondas sonoras y se les cambia la intensidad para que lleguen a cierta profundidad y así registran la información bajo tierra. Este proceso de exploración se ha hecho en Colombia con dinamita, pero aquí no la vamos a utilizar. Sólo si es estrictamente necesario”, explica.

Corpoguavio explica que esta técnica no tendría por qué generar movimientos sísmicos importantes, sin embargo, los habitantes desconfían. “Me dijeron que en otras regiones los vibros no encuentran nada, entonces pasan a usar dinamita”, manifestó Ómar Javier Umaña, abogado, habitante de San Pedro de Guajaray y representante de la comunidad.

Según Umaña, la prevención de los campesinos hacia la petrolera comenzó con las irregularidades que supuestamente se presentaron en el proceso de estudio del proyecto. “En varias oportunidades, funcionarios de la empresa Antea Group (contratistas encargados de realizar el estudio de impacto ambiental y la socialización) engañaron a la gente y no dijeron que venían en nombre de una petrolera sino a hacer conteo de plantas o cosas por el estilo. De hecho, el pasado 22 de junio una camioneta de esta empresa entró a una finca de la región sin permiso alguno. Hemos enviado varios derechos de petición, pero no nos han dado una respuesta concisa porque dicen que es información confidencial”, explicó el abogado.

En su caso, dice el líder, Antea Group no sólo invadió su predio sin autorización, sino que también engañó a las personas para que firmaran el permiso. Sostiene que la empresa alteró un documento que sólo firmó un miembro de su familia para que apareciera como válido para todas las fincas de los Umaña.

Para el vicepresidente de Mansarovar, esta última situación sólo ha sido reportada por la familia del abogado Umaña y afirma que la compañía ha llevado a cabo todos los protocolos cumpliendo con la norma. Además asegura que todos los permisos, donde se comprueba la autorización para entrar a las fincas, tienen el logo de ambas compañías y especifican que se trata de un proyecto petrolero. “Estamos dispuestos a reunirnos para explicar todo de nuevo”, afirma.

Mientras el proyecto avanza, los campesinos esperan alguna respuesta del Vaticano. Creen que su caso motivará al papa Francisco a referirse a las preocupaciones de los campesinos católicos. “Queremos que, además de pronunciarse sobre nuestro caso, lo haga para todos aquellos similares que tienen vigencia en Colombia, en Latinoamérica y en el mundo. Ese deseo nos lo da haber conocido su encíclica Laudato si, que, como se dice popularmente en nuestro continente, vino como caída del cielo, y además nos sirve como aliento para seguir oponiéndonos a las multinacionales y las políticas económicas que conllevan a la destrucción del medio ambiente”, le escribieron al papa.

mmonsalve@elespectador.com

Por María Mónica Monsalve

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