Publicidad

CO2 y economía, un divorcio posible

Inglaterra y Suecia están demostrando que es posible un crecimiento económico y al mismo tiempo reducir emisiones de gases de efecto invernadero.

Pablo Correa, PARÍS
11 de diciembre de 2015 - 12:41 p. m.

“Nos gustaría ver un divorcio entre el crecimiento económico y el aumento de emisiones de CO2”, dijo Faith Birol, presidente de la Agencia Internacional de Energía mientras proyectaba un gráfico en el que dos líneas, una representando el Producto Interno Bruto y otra el C02, escalaban juntas año tras año.

Birol recordó en la Cumbre de Cambio Climático, que tiene lugar en París, que desde que se realizó la primera cumbre de estas reuniones hasta hoy la economía global creció un 40% y aproximadamente en la misma proporción aumentaron los gases de efecto invernadero.

Para Birol, una apuesta por las energías renovables, pero al mismo tiempo por todas las medidas de eficiencia energética posibles, permitirá ir por un camino de crecimiento económico en el que tarde o temprano se frenen las emisiones de CO2, conjurando así un temor que abrigan la mayoría de gremios y políticos.

Kamel Ben Naceur, director de la División de Energías Renovables de la misma agencia, añadió otra variable necesaria para lograr un nuevo escenario energético: eliminar los subsidios a los combustibles fósiles. Hoy, se calcula que las energías sucias, carbón y petróleo, reciben cinco veces más subsidios que las tecnologías limpias.

“Creo que estamos llegando tarde a esto”, dijo al tomar la palabra David King, representante del gobierno británico en cambio climático y un reputado científico con más de 500 publicaciones académicas, “el tiempo para actuar era en el año 2000”. Aun así resaltó que hay muchas cosas por hacer para descarbonizar las economías del mundo y seguir creciendo económicamente.

Inglaterra, por ejemplo, comenzó en 1997 ordenando al sector energético un aumento gradual en la cuota de energías renovables. La estrategia se reforzó en 2004 con la creación de un mercado interno de carbono que obligaba a los contaminantes a pagar por sus emisiones. En 2008, comentó King, entendieron que el problema era la falta de seguridad política para los inversionistas en energías limpias y se logró un acuerdo entre todos los partidos políticos para apostar en el largo plazo por una economía baja en carbono.

“Es quizá la cosa más importante que hicimos”, dijo King. Inglaterra ya logró reducir un 30% sus emisiones y espera llegar al 80% para 2050. Tal vez antes. Y, para sorpresa de muchos, en los últimos años aumentó su crecimiento económico en unos tres puntos. Para King, en gran parte debido a la nueva economía sostenible.

El otro ejemplo en esta historia es Suecia. Ibrahim Baylan, ministro de Energía de Suecia, contó que su país ya logró llevar a cero la producción de electricidad proveniente de combustibles fósiles. En los años noventa la dependencia era prácticamente del 100%. “Tuvimos una visión política muy clara”, comentó Baylan, “y una aproximación holística”. Le pusieron un precio al carbón y aunque la mayoría de gremios económicos se opusieron y pensaron que sería un freno para su economía, con el paso de los años se demostró que esa medida los obligó a ser más eficientes.

Por Pablo Correa, PARÍS

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar