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El ahorro ambiental por la paz sería de $7,1 billones por año

Eliminar el uso del mercurio, cesar los derrames de petróleo, disminuir la tasa de deforestación y las emisiones de CO2, restaurar las áreas afectadas, así como incentivar el ecoturismo y fortalecer las instituciones territoriales, retos del posconflicto.

Tatiana Pardo
11 de marzo de 2016 - 04:47 a. m.

“Suelos que pierden sus propiedades y productividad de por vida, ríos desviados por dragas y retroexcavadoras, poblaciones y peces contaminados por mercurio, minería ilegal y deforestación son sólo algunos ejemplos de que el medioambiente es una víctima más de la violencia”, dijo el presidente Juan Manuel Santos durante el foro “Dividendos ambientales de la paz”, organizado por la Fundación Buen Gobierno, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Departamento Nacional de Planeación (DNP).

El encuentro tuvo como objetivo analizar los beneficios económicos que traería la posible firma de un acuerdo de paz con las Farc, pero también los retos y oportunidades que esperan al Gobierno Nacional en los próximos años teniendo en cuenta que este tema es transversal a todos los puntos que se están negociando en La Habana (Cuba).

“En un escenario donde la paz ayude a reducir la deforestación, la contaminación por mercurio y el derrame de petróleo, Colombia ahorraría $7,1 billones en daños ambientales por año”, aseguró el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria.

Gaviria explicó que esta y otras cifras son resultados de un estudio del DNP que utilizó una metodología rigurosa para presentar los dividendos, explicados como los “costos evitados”. Se analizaron bases de datos e información georreferenciada a partir de reportes oficiales de deforestación realizados, por el Ideam; de cultivos ilícitos y extracción ilícita de minerales, de la Policía Nacional y el Simci; derrames de petróleo, de la ANLA y Ecopetrol, y estudios sobre el impacto en salud por uso de mercurio, del Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según las cuentas del funcionario, se ahorrarían $1,2 billones por costos evitados en recuperación de hectáreas deforestadas, $262.000 millones por emisiones de CO2, $96.000 millones por pérdida evitada de bosque, $516.000 millones por costos en salud por el uso del mercurio y $636.000 millones por costos evitados de limpieza, pérdida de petróleo y servicios sistémicos.

Para financiar los proyectos ambientales durante el posconflicto, Santos se refirió a Visión Amazonia, programa con el que se espera reducir a cero la deforestación neta en esta zona del país para 2020, gracias a la colaboración de Alemania, Noruega y el Reino Unido. Durante la pasada Cumbre de Cambio Climático en París, Colombia se comprometió a cuidar sus bosques. Los tres países europeos han prometido aportar US$100 millones si Colombia demuestra que cumple con la meta.

La firma de la paz es sin duda un factor del que depende que Colombia pueda llegar a cumplir este compromiso internacional. Se sabe que en municipios de conflicto se deforestan 6,5 hectáreas por cada 1.000 hectáreas de bosque, mientras que en los demás municipios son 2,6. Es decir, se deforesta casi tres veces más en municipios de conflicto. Entre 1990 y 2013, el 58% de la deforestación ocurrió en municipios de conflicto.

Otra cifra escandalosa que arrojó el estudio es que la guerra y los ataques a oleductos condujo a 4,1 millones de barriles de petróleo derramados en los últimos 35 años: equivalente a 16 veces la catástrofe de Exxon Valdez (así se llamaba el buque petrolero que en 1989 encalló con 11 millones de galones de crudo y causó la peor tragedia ecológica en Alaska).

El presidente Santos también dijo que, de aquí a 2018, espera sumar dos millones y medio de hectáreas en áreas protegidas, para un total de 19 millones. Una extensión de territorio más grande que Uruguay.

Para proteger el medioambiente y enfrentar el cambio climático, el mandatario dijo que contará con cooperación internacional e inversión público-privada a través de la iniciativa Colombia Sostenible, la cual estará administrada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante los próximos quince años. La idea es que a 2030 se movilicen más de $7,2 billones en programas de restauración, reconversión agropecuaria, negocios verdes, desarrollo forestal y formalización minera, entre otros.

Ahora bien, frente a las oportunidades que esperan a Colombia, Arnaud Peral, director del Programa País del PNUD, se refirió a cinco puntos: hacer del medioambiente un elemento fundamental para la reconciliación, cerrar las brechas sociales que existen entre las zonas más afectadas por el conflicto armado y las que no, lograr más y mejores mercados de productos orgánicos para que el sector rural tenga oportunidades laborales, incentivar el ecoturismo y cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible.

Por su parte, Carlos Mario Zuluaga, director de Cornare, enfatizó en la necesidad de enfocar la atención no sólo en el medioambiente, sino también en las personas, pues “con hambre no es posible conservar y nadie va a cuidar un bosque si no tiene dinero para comer y alimentar a su familia”.

“En manos de nuestros hijos y nietos —de las nuevas y próximas generaciones— estará defender, fortalecer y refrendar cada día esa paz que estamos conquistando. Pero para hacerlo necesitan aire limpio, páramos preservados, agua limpia, un país verde, una conciencia de conservación. Es la hora de la paz y es la hora del crecimiento verde”, concluyó el presidente Santos.

En el foro también intervinieron el ministro para el Posconflicto, Rafael Pardo; el ministro de Ambiente, Gabriel Vallejo, y el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri.

Por Tatiana Pardo

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