El plan para recuperar la Ciénaga Grande de Santa Marta

El Ministerio de Ambiente diseñó una ruta de acción para devolverle la vida a este humedal Ramsar. Las medidas incluyen estudios técnicos, alternativas productivas y agua potable para las comunidades.

Tatiana Pardo Ibarra
11 de diciembre de 2016 - 02:00 a. m.
Tatiana Pardo
Tatiana Pardo

Para nadie es un secreto que la Ciénaga Grande de Santa Marta está en crisis. La masiva mortandad de peces, la sobreexplotación pesquera, la desviación de ríos por parte de palmeros, bananeros y arroceros, la construcción ilegal de 27 kilómetros de diques que encendieron las alarmas en el país, la tala y quema de bosque de manglar y el exceso de sal son tan sólo algunos de los ingredientes que tienen amenazado a este ecosistema.

La importancia de la Ciénaga es tal que en 1977 se constituyó como Santuario de Flora y Fauna y en 1998 como humedal Ramsar, lo cual significa que en este complejo lagunar sólo se permiten actividades encaminadas a su conservación, recuperación e investigación. Sin embargo, la realidad es otra, y el ecosistema está en pésimas condiciones de salud.

Gracias a la urgencia de poner en marcha acciones coordinadas para su protección, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible se dio a la tarea de crear un plan de trabajo a partir de seis componentes: alerta temprana de emergencias, servicios ecosistémicos del humedal, gobernanza, saneamiento y agua potable, seguridad alimentaria y nutrición, y alternativas productivas.

La idea es que las instituciones nacionales y locales, así como la academia, los pescadores, la comunidad étnica, las ONG y demás actores involucrados en este proceso hablen el mismo idioma y no se pisen unos con otros en la toma de decisiones.

“Necesitamos participación, información y justicia ambiental. Pasan muchas cosas y en ocasiones no se actúa con la responsabilidad social indicada. El posconflicto nos tiene que liberar de esas ataduras como ciudadanos para comprometernos con una ambiente sano y sostenible. Para ello hay que tener una mirada integral de la situación, una coordinación con todos los ministerios”, dice Arlein Velásquez, director de ordenamiento ambiental del territorio.

Con el fin de mejorar las condiciones de la Ciénaga y, por ende, de la población, el Ministerio de Ambiente invertirá $50.000 millones en la intervención y adecuación hidráulica de caños por donde el agua dulce entra a la Ciénaga proveniente del río Magdalena y demás afluentes que bajan de la Sierra.

También se hará un monitoreo continuo y estandarizado, en tiempo real, de la calidad del agua dentro del complejo lagunar, para generar alertas en los entes territoriales sobre una posible emergencia de mortandad de peces.

Esta situación ha preocupado tanto a la gente que incluso los pescadores, ayudados por Dejusticia y el Grupo de Litigio Estratégico y de Interés Público de la Universidad del Norte, presentaron una acción de tutela el pasado 10 de noviembre en defensa de los derechos fundamentales al medioambiente sano, la vida digna, el mínimo vital, el trabajo y la libertad de oficio, la alimentación y el agua que tienen las comunidades que habitan esta región, pues algunos han debido desplazarse dado que su principal actividad económica se ha visto directamente impactada.

Para saber en qué sentido apuntar las acciones, el Ministerio de Ambiente está a la espera de las sugerencias de un grupo de expertos de la Convención Ramsar que en agosto estuvo monitoreando las condiciones de la Ciénaga, así como hablando con las comunidades directamente involucradas y los entes territoriales. Esas recomendaciones tendrán que estar listas a finales de este año.

Según explica el director de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, Tito Calvo, “mejorar el estado ecológico del humedal es algo muy lento”, por lo que tienen proyectado, junto con Invemar, recolectar información robusta hasta 2018 para saber qué hacer y cómo.

“Ha habido mucha crítica de que recogemos muchos datos pero no hacemos nada. Lo cierto es que las dinámicas de la Ciénaga han cambiado en los últimos años y los estudios no están actualizados”, señala Calvo.

Por otro lado, las condiciones de saneamiento básico en las que viven los lugareños preocupan. La Defensoría ya había advertido que los pobladores carecen de servicios públicos de acueducto, alcantarillado y aseo, además de que todas las excretas y residuos sólidos se vierten directamente en la Ciénaga.

“No tienen una infraestructura adecuada que asegure a la población el agua para satisfacer las necesidades básicas; se abastecen directamente del caño del río Aracataca y hacen su distribución a través de bongoductos, que no cuentan con ningún mantenimiento, almacenan el líquido en latas y en tanques que no presentan higiene alguna”, dijo el ente en 2008.

Los bongoductos son canoas con tanques de plástico llenos de agua a los que se conectan mangueras para luego distribuir el líquido entre las comunidades. La idea de Hicela Mosquera, directora de Recurso Hídrico del Ministerio de Ambiente, es “incorporar criterios de sostenibilidad, calidad y emprendimiento comercial en torno a esta iniciativa, de acuerdo con la visión de desarrollo que tiene la misma comunidad”.

De ahí se desprenden los últimos dos puntos, que prácticamente serán la última fase del plan de trabajo una vez la Ciénaga esté en condiciones propicias, para garantizar la seguridad alimentaria de la comunidad y generar alternativas productivas enfocadas en el agroturismo, el turismo de naturaleza, la mujer rural, los viveros de manglar o los cultivos de peces.

Esta iniciativa iría acompañada de cooperación internacional, particularmente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Departamento para la Prosperidad Social (DPS).

“Estamos parados frente un proceso donde nos cuestionan mucho las actuaciones del Ministerio de Ambiente, pero donde los problemas causados sobre la Ciénaga no son responsabilidad de nosotros. Necesitamos un proceso de articulación para coordinar las políticas de las otras entidades y que entiendan la importancia y el significado de este ecosistema”, sentenció Andrea Ramírez, directora técnica de Asuntos Marinos, Costeros y Recursos Acuáticos del Ministerio.

Por Tatiana Pardo Ibarra

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