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“Entre las ciudades hay competencia y no complementariedad”: Fernando Carrión

El coordinador del proyecto Hábitat 3 Alternativo (Flacso Ecuador) habló con El Espectador sobre el presente y futuro de las ciudades.

Tatiana Acevedo
29 de octubre de 2016 - 02:57 p. m.
Fernando Carrión, coordinador del proyecto Hábitat 3 Alternativo. / Youtube / El Colegio de México.
Fernando Carrión, coordinador del proyecto Hábitat 3 Alternativo. / Youtube / El Colegio de México.

“Lo que estamos viviendo en América Latina es el resultado de una gran crisis de la planificación”, dice Fernando Carrión, quien lleva una vida entera estudiando el desarrollo urbano, la planificación y las políticas de seguridad ciudadana. Ha escrito 10 libros y centenares de artículos en los que reflexiona sobre la historia y retos de las ciudades. Ha trabajado como consultor de organismos multilaterales y como docente universitario en los países de la Región Andina y del Mercosur.

Desde la década de los noventa asistimos a transformaciones en el escenario urbano de América Latina, ¿puede hablar un poco de estos cambios?

Si, bueno yo creo que hay cambios notables. Uno primero yo diría, en el orden demográfico en el sentido de que hoy día las ciudades no están creciendo como crecían antes. Si en 1950 el 41% de la población vivía en ciudades, hoy día prácticamente es el doble, más del 80%. Eso significa que las tasas de urbanización se han reducido a la mitad. Y se reducen a la mitad, precisamente porque ya no queda población en el campo. Entonces esa visión gigantista que nosotros teníamos de la ciudad ha desaparecido. Los grandes procesos de urbanización ya no están en América Latina sino en Asia y aquí, quizás, dos ejemplos. Las ciudades más grandes que nosotros tenemos, la Ciudad de México y Sao Paulo, que en un momento determinado fueron las ciudades más grandes del mundo, están hoy en el décimo primero y décimo tercer lugar. Las grandes ciudades están en el Asia y principalmente en China.

Con respecto al Hábitat Oficial, que tuvo lugar en esta misma ciudad, vimos cómo el sistema de las Naciones Unidas hace el ejercicio de delinear una nueva agenda urbana. Esta “nueva agenda” gira en torno a un conjunto de palabras y definiciones de la ciudad: la ciudad como “inclusiva”, “competitiva”, “resiliente”. ¿Cuál es el futuro de estos rótulos? ¿Qué piensas de esta agenda de palabras?

Es lo que yo llamo el urbanismo de las palabras, es justamente la ciudad “Segura”, la ciudad “Histórica”. Estas son versiones absolutamente sectoriales de la ciudad. No hay una visión comprensiva, una visión completa de la ciudad. Y el otro problema que tiene esto es que, de acuerdo a la lógica de la globalización de la información que nosotros estamos viviendo, conduce a que haya un proceso de competencia entre las ciudades y no de complementariedad. Porque todos queremos subir en el ranking para mejorar nuestra presencia internacional. Esto ha conducido a que, como en el caso de las “Ciudades Inteligentes”, una de estas definiciones financiadas por IBM que es una de las grandes corporaciones mundiales, las ciudades compitan para acceder al rótulo.

La existencia de las llamadas “Ciudades Históricas”, una definición inventada por la UNESCO de Naciones Unidad, lleva a pensar es que hay unas ciudades que no son históricas. Cuando todas las ciudades son históricas. También existen definiciones como las “Ciudades Resilientes”. ¿Qué es una ciudad resiliente? Es una ciudad que buscaría reaccionar frente a un hecho externo, pero generalmente este hecho externo es natural, es una inundación, una sequía, un huracán. Pero ¿cómo reacciona una ciudad frente a una recesión económica? ¿Cómo reacciona Londres frente al Brexit? ¿Cómo reaccionan los obreros frente a una situación de explotación? ¿Cómo reaccionan los barrios que no tienen agua potable frente a la realidad diaria? Qué pasa si nosotros llevamos este concepto, que está tan de moda, al ámbito del género, de las mujeres en la ciudad. ¿Habría que pedirles que sean más “resistentes”? ¿Eso será lo que se necesita? ¿Una población resistente? Yo creo que no va por ahí el camino.

Son conceptos que terminan planteándonos realidades muy sectoriales, que hacen que las ciudades compitan entre sí. Y hacen que, de paso, las grandes corporaciones mundiales obtengan recursos económicos muy grandes.

Hablando precisamente de estos rótulos, de estos eslóganes que se ponen de moda dentro de la gobernanza municipal, ¿cuál es el rol de la planificación urbana? ¿Cuál debe ser la respuesta de la planeación urbana en un escenario en donde la financiación y las tendencias nos llevan a planear sectorialmente?

Lo que estamos viviendo en América Latina es el resultado de una gran crisis de la planificación. Esta crisis se expresó en un momento determinado con, por ejemplo, la “planificación estratégica”, o a través de lo que llamamos “los grandes proyectos urbanos”. Estos, a la larga, eran básicamente grandes intervenciones que se hacían en las partes centrales de las ciudades con grandes recursos económicos, y que terminaron por desplazar a muchísima gente. Eso fue, yo diría, el periodo más importante de esta crisis.

¿Qué es lo que ocurre ahora, cuando se habla un retorno de lo público?

Creo que se busca y se habla de una nueva planificación, pero estamos haciendo lo mismo que se hacía antes. Yo creo que hoy día el gran debate de la planificación urbana, que tiene que ser sin lugar a duda recuperada, está en la perspectiva de regular los mercados, principalmente en el caso de la planificación urbana, regular los mercados inmobiliarios. Creo que es una planificación que tiene que estar mucho más cerca de la toma de decisiones. Creo que tiene que ser una planificación que no surja en las oficinas de planificación, sean privadas o públicas, sino que permita construir un proyecto colectivo de ciudad a través de la participación y obviamente esta planificación tiene que generar una cultura de plan. En otras palabras que la ciudadanía, como ha sido parte actuante de este plan, reconozca la existencia de estas normas, las defienda y las acate.

Hábitat 3 Alternativo es un proyecto que surge y crece en paralelo al Hábitat III Oficial. Como coordinador de este nudo de iniciativas, cuéntanos un poquito sobre ¿cómo surge la idea de un Hábitat Alternativo, cuál es la propuesta y que razones y fuerzas están empujándolo?

Este es un proyecto que ya lleva año y medio. Hemos venido trabajando con representaciones de países de América Latina, de Europa, los Estados Unidos. Hemos venido debatiendo los grandes problemas que hay en ciudades de América Latina y lo hemos hecho a través de reuniones presenciales y virtuales. El resultado de estos debates es precisamente lo que tuvimos aquí en Quito este Hábitat 3 Alternativo.

¿Por qué lo alternativo?

Principalmente por 3 cosas: Una, porque Hábitat planteó la necesidad de generar un espacio absolutamente cerrado donde se llevaron a cabo estas discusiones del Hábitat III Oficial. Se creó una ciudad amurallada. Incluso, para recibir esta reunión mundial, se extirpó de este espacio de la ciudad una vieja escultura de los desaparecidos políticos sin ninguna justificación. La gente vivió también, lo difícil que fue entrar al Hábitat Oficial. Frente a este Hábitat amurallado, frente a esta ciudad cerrada, lo que nosotros planteamos fue crear un debate, un foro, en una ciudad abierta, donde el derecho y las libertades fueran los ejes fundamentales del debate.

Una segunda razón que tiene que ver con eso es que no se tuvo en cuenta a los actores principales en los grandes debates del Hábitat Oficial. Los documentos, la nueva agenda urbana, fueron hechos principalmente por la cooperación internacional. Los países son los que se comprometen a cumplir con esta agenda y los que tienen la obligación de llevarla a cabo son los municipios. Con lo cual esta vieja idea de pensar globalmente y cumplir localmente se ha cumplido. Los municipios dejan de tener autonomía porque no pueden pensar. Ellos simplemente tienen que actuar. Y la situación que ocurre es que las organizaciones, los movimientos sociales, etc., no estuvieron invitados. Y una ciudad sin ciudadanía no existe. Por ejemplo, que es lo que ha ocurrido, dos días antes varios grupos de alcaldes tuvieron que reunirse en Bogotá tomar algunas decisiones. Un día antes tuvieron que reunirse las organizaciones de mujeres para ver qué es lo que pueden hacer frente a este Hábitat Oficial al que no fueron invitadas.

Y la tercera razón, es que nosotros no estamos de acuerdo con la nueva agenda urbana, porque creemos que esta “nueva agenda”, que está hace ya rato ya está aplicándose, es esta agenda del urbanismo de las palabras. Esa va a ser la gran política urbana que se lleve a cabo. Y se llevará a cabo con este ranking de ciudades que veíamos, según los temas de moda. Y con los casos exitosos en cada uno de estos temas. Por ejemplo, Medellín en determinado momento fue un caso exitoso en el ámbito de la seguridad. Por ejemplo, en el caso de Bogotá, un caso existoso en temas de transporte. Y así siempre vamos a tener una ciudad que se convierta en un caso existoso: la ciudad inteligente, resiliente, incluyente. Pero esos casos existosos no pueden aplicarse en otras realidades. Entonces por esto hemos planteado este Hábitat Alternativo.

Por Tatiana Acevedo

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