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Las imágenes de cerca de 20.000 animales muertos en Casanare, entre chigüiros, reses, venados, peces y tortugas, llevaron a la Gobernación de ese departamento al borde de declarar una emergencia ambiental.
Las sequías ligadas a la falta de lluvias de los últimos tres meses dejaron sin agua los reservorios de los que se abastecían estas especies. El secretario de Agricultura departamental, Alexis Duarte, confirmó que la situación más crítica se presenta en Paz de Ariporo, el tercer municipio más grande del Casanare. Duarte habló de los graves y evidentes efectos del cambio climático, mientras algunos ambientalistas, como Íngrid Falla, de la Asociación de Protectores de la Fauna Colombiano (Aprofac), advirtieron que los efectos negativos de la minería y las extracciones petroleras podrían estar disminuyendo las fuentes hídricas de la zona.
Sin embargo, distintos expertos en cambio climático coinciden en que la situación que atraviesa la Orinoquía es común y lo que ha ocurrido es que las redes sociales ahora difunden imágenes que hace un par de años solo eran registradas por medios regionales.
Ayer las autoridades nacionales, encabezadas por el Ministerio de Ambiente y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), aclararon que el fuerte verano que atraviesa el departamento de Casanare es completamente normal y lo que ha ocurrido en es que ni los ganaderos ni los agricultores tomaron medidas a tiempo para aprovechar el agua que cayó en esa zona del país durante junio y noviembre del año pasado.
“No estamos dándole un uso adecuado al agua en función de la producción. Tenemos que hacer ganadería de manera más organizada. Pero lo que ha sucedido por años es que los ganaderos han ido abriendo campo, tumbando bosques y morichales y, como todo lo queremos volver pradera y pastizales para ganado, perdemos sostenibilidad. El agua que cuidaban esos bosques ahora se evapora, porque no aguanta las altas temperaturas. Esto es lo que está ocurriendo, y no obedece precisamente a efectos del cambio climático”, explicó Ómar Franco, director del Ideam.
En cuanto a la relación entre la ausencia del recurso hídrico en el Casanare y la explotación petrolera (que utiliza aguas subterráneas en sus operaciones), Franco respondió que sería un error culpar a estas empresas. “La Orinoquia tiene el 47% del agua subterránea del país. Es la región con mayor potencialidad de este recurso. No se puede responsabilizar a la explotación de hidrocarburos de una desaparición de agua que no es real. Además, esas aguas subterráneas no están siendo aprovechadas como deberían serlo, ni para el consumo humano ni para las actividades productivas”, dijo.
Si la Orinoquia planeara y diseñara un esquema de pozos para extraer agua subterránea, podría contar con mucho más líquido del que le entregan los ríos para el suministro de humanos y animales, explica el experto.
Por ahora, la Gobernación del Casanare admitió que no tomó medidas preventivas a tiempo frente a esta situación. La Secretaría de Gobierno de Yopal dispuso un buldózer y dos volquetas para intervenir los reservorios de agua que aún se encuentran activos.
Entre tanto, la ministra de Medio Ambiente, Luz Helena Sarmiento, les llamó la atención a las corporaciones autónomas regionales, Cornare y Corpoorinoquia, les pidió que atiendan de manera más ágil este tipo de prioridades y les ordenó identificar algunos puntos donde podrían construirse pozos para extraer aguas subterráneas y menguar así los efectos del fuerte verano en los próximos días.