El blanqueamiento de corales, un evento intensificado por el calentamiento global, no se daba desde el 2010 y ha afectado al 93 % de los corales del planeta y a un cuarto de los corales de la Gran Barrera de Coral en Australia. El blanqueamiento de este año ha sido el más prolongado y los pronósticos de los científicos no son nada alentadores.
El blanqueamiento de los corales se da cuando el agua que está dentro de ellos se mantiene caliente por largo tiempo. Los pólipos del coral se estresan y escupen las algas que viven dentro de ellos. Sin las coloridas algas, los corales pierden no solo su color, sino también su fuente de energía, volviéndose blancos. Y a menos que las aguas regresen a su temperatura normal, el coral termina muriendo.
Desde el primer evento de blanqueamiento, en 1998, los corales han sido incapaces de adaptarse a los constantes y prolongados picos de temperatura causados por el calentamiento global. Y a pesar de que los arrecifes representan poco más del 0,1 % del suelo marino del planeta, son esenciales para aproximadamente el 25 % del total de las especies marinas.
Varios científicos y expertos afirman que, en el caso de la Gran Barrera de Coral, la mayor concentración de este tipo de ecosistema en el mundo, el daño es irremediable y los culpables somos nosotros. Tienen razón.
En 1911 fue el primer registro de blanqueamiento de corales, y aunque el aumento de la temperatura del agua pueda considerarse un proceso natural, a partir de 1982 se han dado blanqueamientos constantes y tres eventos de blanqueamiento en masa (1998, 2010, 2016), cada uno más agresivo que el anterior.