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¿Qué le traerá el calentamiento global a Colombia?

El clima de Medellín se parecerá al de Cali y en Cartagena se sentirá un calor nunca antes registrado. Aunque los cultivos se verán en peligro, el país podrá adaptarse.

Andy Jarvis*
03 de abril de 2014 - 02:30 a. m.
En diciembre de 2010 las intensas lluvias rompieron el Canal del Dique, provocando la inundación de varios municipios en el norte de Bolívar.  / Daniel Iannini
En diciembre de 2010 las intensas lluvias rompieron el Canal del Dique, provocando la inundación de varios municipios en el norte de Bolívar. / Daniel Iannini
Foto: DANIEL IANNINI

Cada cinco años, el famoso Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) lanza su reporte sobre el estado del arte científico respecto al cambio climático. La actual es la quinta versión y el mensaje es casi el mismo, pero con un lenguaje más fuerte: los humanos somos responsables del cambio climático por las emisiones que nuestras actividades generan y en el mediano y el largo plazo los impactos que puede tener en el mundo son de alerta.

¿Qué significa esto para Colombia? El reporte habla de proyecciones de aumentos de temperatura globales de 3 °C en este siglo. Para muchos ese número es muy abstracto, pero en Colombia hay una forma muy fácil de entender los grados Celsius. Muchos vivimos en las montañas, o cerca de ellas, y sabemos que cuando hace calor, al subir la montaña se encuentran climas más frescos. Por cada 100 metros que se sube, la temperatura baja aproximadamente 0,5 °C. Entonces, los 3° de aumento de temperatura proyectada por el IPCC responderán aproximadamente a la diferencia de 600 metros verticales. Es decir, Popayán con sus 1.750 metros de altura sobre el nivel del mar tendrá algo más parecido al clima de Cali con sus 1.030 metros. Bogotá será más como Pacho, Cundinamarca; Medellín será más cálido que Cali actualmente. Y Cartagena, a nivel del mar, sólo le quedaría 600 metros más cerca al infierno: un calor como nunca antes vivido en Colombia. Además de cambios en la temperatura, habrá cambios en las lluvias, tanto en volumen y en temporadas. Quiere decir, un clima muy diferente al que se tiene hoy.

Pero fuera de lo que se siente en un clima más cálido, lo más preocupante es lo que implica para los sectores de los cuales dependemos. En un mundo con una población en crecimiento, se requerirá producir entre 50 y 80% más comida en los próximos años. Pero el cambio climático impacta en el agua, la energía, la comida y la salud.

Si nos enfocamos en la comida, el reporte del IPCC resume que a nivel global la productividad de cultivos de gran importancia, como maíz, arroz y trigo, bajaría 25% o más. Pero no sólo esto: la vida del campesino será una miseria y los precios de los alimentos para los consumidores urbanos serán mucho mayores.

En los últimos 10 años, los científicos hemos estado gritando fuerte sobre el problema del cambio climático y los temibles impactos que puede tener. Cada año asisto a las negociaciones de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés) para presentar evidencias y hablar de la importancia de un acuerdo global para que reaccionemos como sociedad frente a los retos. Cada año en diciembre vuelvo a Colombia deprimido porque la comunidad global no logra nada. En los años 80, los científicos reportaron el hueco en la capa de ozono y tan sólo cinco años después del descubrimiento de la causa se firmó un acuerdo global controlando los clorofluorocarbonos (CFC) responsables. ¿Por qué no pasa lo mismo con el cambio climático?

Primero, no hay una sola solución, sino muchas acciones diferentes que tienen que ser coordinadas. Y segundo, nos pega donde más nos duele: en el bolsillo. Pocos países en el mundo están dispuestos a acordar acciones que implicarían la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero porque implican mucha inversión y, por lo tanto, tienen un costo en la tasa de crecimiento de desarrollo del país. Entonces nos quedamos en lo mismo, sabemos que tenemos un problema, pero no se logra un acuerdo para solucionarlo. Pero algo en el reporte IPCC nos da la esperanza de que esto puede cambiar.

El informe enfatiza y muestra evidencia de los impactos que el cambio climático tendrá en el largo plazo, pero también demuestra cómo hay ya evidencias de sus efectos. Las temperaturas en Colombia en promedio se han incrementado en 0,6 °C. Vivimos eventos extremos cada vez más fuertes y frecuentes. La ola invernal del 2008 que casi paralizó el país y su impacto económico no son algo que heredarán nuestros hijos sino que ya estamos sintiendo.

El IPCC entregó una importante guía sobre las acciones que se podrían tomar para enfrentar un clima cada vez más peligroso. Hay tecnologías que pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y con una mejor planeación de las ciudades, éstas pueden ser menos vulnerables. Además está la posibilidad de hacer nuestros cultivos más resistentes a sequías y olas de calor.

En el sector agropecuario las oportunidades para adaptarse son muchas. En Colombia, el Ministerio de Agricultura, junto con actores del sector, está impulsando una agricultura climáticamente inteligente baja en emisiones y más adaptable al clima. Cultivos que serían claves para superar ciclos como los fenómenos de El Niño o La Niña.

Con pronósticos agroclimáticos, los productores pueden anticipar el clima en los siguientes meses y adaptar sus prácticas agrícolas para aprovecharlo y no sufrir por él. Con prácticas más limpias se pueden producir alimentos con menos huella hídrica y menos huella de carbono.

La respuesta a tiempo al cambio climático puede convertir una amenaza en una oportunidad para hacer de la economía colombiana, una economía más fuerte y menos volátil. El desarrollo del país puede tomar un rumbo resistente al clima, donde la planificación tenga en cuenta el cambio climático, donde todos los sectores aprovechen información climática para adaptarse y aprovecharla, y donde la industria genere innovaciones que permiten un desarrollo limpio, no sólo para Colombia sino a nivel mundial. Se requiere de un compromiso institucional, pero también personal. No esperemos otro reporte para tomar acciones.

 

 

 

 

* Líder del programa Decisión y Análisis de Políticas del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y líder del programa de Investigación en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS).

Por Andy Jarvis*

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