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Los campesinos que le dicen sí a la sostenibilidad

En el sur del Meta, un proyecto está reduciendo las altas tasas de deforestación y los daños a áreas protegidas. La apuesta es por cultivos sostenibles y ordenamiento del territorio.

Redacción Vivir
24 de julio de 2013 - 10:00 p. m.
Miembros de la Asociación Campesina Ambiental Losada-Guayabero en sus cultivos de cacao. / Cortesía Patrimonio Natural
Miembros de la Asociación Campesina Ambiental Losada-Guayabero en sus cultivos de cacao. / Cortesía Patrimonio Natural

El Área de Manejo Especial de la Macarena (AMEM), casi 4 millones de hectáreas de ecosistemas estratégicos entre el sur del Meta y Guaviare, bien podría calificarse como la aorta del sistema de áreas protegidas para gran parte del país. Allí convergen cuatro parques naturales (Sierra de la Macarena, Tinigua, Cordillera de los Picachos y Sumapaz), con toda la biodiversidad y problemáticas que los caracterizan.

Por un lado, en la sierra de La Macarena y sus territorios aledaños se encuentran dos de los 58 centros de endemismo clasificados para Colombia: el Refugio de Villavicencio-Macarena y el Refugio de Florencia. Asimismo, la variedad de microclimas determina la existencia de 12.000 especies vegetales, 420 tipos de aves, 213 de peces y 63 de reptiles.

Según Rodrigo Botero, consultor en medio ambiente y exdirector de la territorial Amazonia y Orinoquia de Parques Nacionales, la AMEM es el corredor que conecta a la Amazonia, la Orinoquia y los Andes y allí nacen las cuencas más importantes que abastecen de agua a estas regiones.

Sin embargo, de acuerdo con el experto, en la zona, justo entre los municipios de La Macarena y San Vicente del Caguán, se encuentra el núcleo de deforestación más importante del país, el cual inauguraron las empresas petroleras y continuaron grupos de campesinos alentados por las promesas de la ganadería extensiva y el cultivo de coca. Este círculo del terror para tantísimas especies de fauna y flora se fue ampliando a los alrededores de las áreas protegidas, mientras la construcción de carreteras, el cultivo de palma en grandes áreas y la minería ilegal se sumaron a lista de amenazas.

De otro lado, la problemática de la región se agravó con la presencia de asentamientos humanos dentro de los parques (desarrollando actividades que van en contravía del ordenamiento legal del territorio y, a la vez, sin un título sobre las tierras) y con la “evidente ausencia del Estado en la zona”, que, según dice Botero, ha llevado a que la población viva en condiciones “lamentables”: “Hay unos rezagos históricos en inversión pública y privada que dejan a la gente sin salud, sin educación, sin interconectividad, y la hacen más vulnerable a tender a hacer parte de los grupos armados que los acechan”.

Entre las soluciones a esta serie de conflictos se cuenta el Proyecto Gobernanza para la Amazonia, financiado por la Unión Europea y desarrollado por Parques Nacionales, el Fondo Patrimonio Natural y Fundación Gaia.

En principio, el plan quiere resolver los problemas de tenencia de la tierra para un grupo de familias del departamento del Meta que hacen parte de la Asociación Campesina Ambiental Losada-Guayabero (Ascal-G). Asimismo se propone contribuir a que dichas personas salgan de las áreas protegidas en las que trabajan y habitan y, en lugar de depender de actividades que estimulan la deforestación, pasen a otras como el cultivo de caucho y cacao.

Al respecto, Ángel Torres, director de la Ascal-G, cuenta que la integración de las comunidades con las instituciones ha sido vital para lograr los objetivos propuestos. “Hace unos años, la gente tumbaba hasta 200 hectáreas de bosque, pero a partir del proyecto, de las capacitaciones y de crear una mayor conciencia sobre la importancia de cuidar los riquísimos ecosistemas que tenemos, logramos reducir a 20 el número de hectáreas taladas”, afirma el líder, y agrega que , cada dueño de finca en la zona se comprometió a conservar el 40% del terreno para bosques. También hay ya 122 familias que han sembrado 219 hectáreas para el cultivo de caucho y cacao y podría decirse que la región está limpia de coca.

De continuar con tal éxito, el Proyecto Gobernanza para la Amazonia podría lograr el manejo integrado que requiere la zona y, como lo dice Carlos Lora, director de la territorial Orinoquia de Parques Nacionales, “podríamos generar posibilidades de conservación y uso sostenible de la tierra para las cientos de familias que viven alrededor de los cuatro parques de esta región”.

Por Redacción Vivir

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