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Presagios de un clima más severo

Una herramienta permite identificar qué lugares del mundo tienen hoy las condiciones climáticas que sufrirán ciudades como Cali en el año 2030. El experimento da pistas sobre futuras sequías, escaseces e inundaciones.

Mariana Escobar Roldán
04 de septiembre de 2013 - 10:00 p. m.
Científicos del CIAT y la Universidad de Oxford durante la travesía por Nepal para buscar climas futuros de la comunidad agrícola de Beora. Los resultados permitieron hallar alternativas de sembrado. / Neil Palmer - CIAT
Científicos del CIAT y la Universidad de Oxford durante la travesía por Nepal para buscar climas futuros de la comunidad agrícola de Beora. Los resultados permitieron hallar alternativas de sembrado. / Neil Palmer - CIAT
Foto: Neil Palmer (CIAT)

¿Existe alguna relación entre Colombia y la República del Congo? A simple vista, ambos países sólo comparten orígenes étnicos y culturales, pero ciudades como Cali tienen mucho que aprender de esta nación del África Central. En 2030, las condiciones climáticas de la capital del Valle serán similares a las que presenta este país a más de 12.000 kilómetros de distancia.

A esta conclusión llegó un equipo de científicos del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), en Palmira (Valle), que hacen parte del Programa de Investigación en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria.

El grupo, en colaboración con el Instituto Walker para Investigación de Sistemas Climáticos y la Universidad de Reading (Inglaterra), diseñó una herramienta digital capaz de conectar climas del presente y el futuro que son estadísticamente similares, como el que tendrá Cali en un par de décadas y el que hoy caracteriza a la República del Congo.

La herramienta, a la que cualquiera puede acceder mediante el portal web Climate Analogues, primero selecciona un lugar de interés, detecta similitudes pasadas, presentes o futuras de temperatura, precipitación y suelos en otros lugares del mundo, y muestra los resultados en un mapa interactivo.

Una vez identificados los sitios análogos, gobiernos interesados, científicos y comunidades pueden seguir investigando para determinar qué medidas deben tomar frente al cambio climático que les espera y cómo podrían verse afectadas la agricultura y el avance de las enfermedades, por ejemplo.

Según Chase Sova, investigador del CIAT y candidato a doctor del Instituto de Cambios Ambientales de la Universidad de Oxford, con este avance aparecen nuevos tipos de conexiones: “Las comunidades aisladas ahora se unen bajo la bandera común de la similitud del clima y allanarán el camino para construir de forma colaborativa medidas de adaptación, como el intercambio de semillas”, explica.

A raíz de Climate Analogues, por ejemplo, surgió un proyecto en Nepal con la Universidad de Oxford, denominado “Las fincas del futuro”. Mediante la herramienta se predijo qué lugares del occidente de ese país asiático presentan hoy las condiciones climáticas que Beora, una pequeña comunidad agrícola en el distrito de Rupandehi, tendrá en 2030.

Una serie de pequeños poblados mostraron coincidencias y hasta allí llegó un grupo de agricultores de la comunidad experimental para observar sus “climas futuros” y comprender cómo otros campesinos enfrentan las altas temperaturas y las variaciones en los patrones de lluvia.

El interesante intercambio podría replicarse en cualquier país y funcionaría como alternativa para preparar a quienes, según el Banco Mundial, recibirán con mayor intensidad los golpes del cambio climático: los más pobres del Tercer Mundo.

De acuerdo con Andy Jarvis, líder del programa de Análisis de Decisiones y Políticas del CIAT, la herramienta ha llegado a los campos de Asia y África, y en Colombia se está utilizando en parcelas experimentales para evaluar qué variedades de alimentos de la canasta familiar podrían apoyar a un productor que vive en los sitios más afectados por el cambio climático a mantener sus rendimientos, pese a los fenómenos de La Niña y El Niño.

Y es que los cambios drásticos en los niveles de lluvia y temperaturas ya han dejado su huella en Colombia. Chase Sova explica que el país se enfrenta a las amenazas de la erosión costera tanto en su costa Caribe, como en las del océano Pacífico. Mientras tanto, dice, el derretimiento de los glaciares que está afectando el suministro de agua es causa de la degradación de los suelos en las laderas andinas.

“Por ejemplo, la producción de banano, arroz, maíz, soya, frijol, árboles frutales y, particularmente, del café, ha caído significativamente en los últimos años”, dice Sova, y añade que los productores agrícolas de pequeña escala serán los más afectados, ya que tienen poco capital para apoyar los cambios en las prácticas de producción y gestión que vienen con las nuevas condiciones de clima y suelos.

mescobar@elespectador.com
@marianaesrol

Por Mariana Escobar Roldán

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