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Tras las ballenas del Mediterráneo

Un equipo de científicos estudia por qué unos de los cetáceos más inmensos, los rorcuales, han dejado de visitar Cataluña para alimentarse.

Angélica María Cuevas Guarnizo / Barcelona
30 de julio de 2015 - 03:44 a. m.
Este año solo fue posible identificar 20 individuos de rorcual el Cataluña. / Asociación  EDMAKTUB
Este año solo fue posible identificar 20 individuos de rorcual el Cataluña. / Asociación EDMAKTUB

Jesús Tolosa es un biólogo colombiano que durante los últimos cuatro meses se ha dedicado a navegar el mar de Cataluña (España), casi todos los días, con la esperanza de encontrarse al paso uno o varios rorcuales, consideradas las ballenas más grandes del Mediterráneo. A pesar de que estos animales se acercan todos los años durante la primavera a las costas de Tarragona y Barcelona, son muchos los catalanes que se asombran al conocer que esta es área de ballenas.

Tolosa vive en Vilanova i la Geltrú, a 46 kilómetros de Barcelona, justo al lado del puerto del que casi todas las mañanas zarpa un barco con al menos diez científicos, dirigidos por el doctor en veterinaria Eduard Degollada, un apasionado de los cetáceos que hace tres años decidió enfocarse en el estudio y la conservación de los rorcuales del Mediterráneo.

El rorcual, también llamado ballena de aleta Balaenoptera physalus, puede alcanzar los 24 metros de longitud. “La presencia de los rorcuales en la costa catalana ha sido muy poco estudiada, a pesar de que esta es una especie a la que se le deberían aplicar esquemas especiales de conservación. Durante estos años de monitoreo hemos notado una disminución considerable del número de mamíferos que llegan en primavera. Es una situación preocupante. El año pasado pudimos ver unos 60 individuos y este año se identificaron solo 20 individuos”, cuenta Degollada, quien dirige la asociación Edmaktub para el Estudio y la Divulgación del Medio Acuático.

El equipo de científicos ha identificado, a partir de resultados preliminares, que la presencia de estas ballenas en Tarragona y Barcelona se debería a la concentración de alimento como el krill, unos pequeños crustáceos parecidos externamente a los camarones, que pueden medir de 3 a 5 cm de longitud.

Los hallazgos han revelado que serían las condiciones oceanográficas y la existencia de los cañones submarinos, principalmente el cañón del Foix, las que hacen que se concentren poblaciones del krill que terminan atrayendo a las ballenas, convirtiendo el área en una zona muy importante para la migración y la posible supervivencia del rorcual.

Lo complicado es que este año los investigadores pudieron obtener información sobre el cambio en la temperatura de las aguas que estaría alterando la producción de comida de las ballenas. Esa sería una primera hipótesis para determinar por qué han disminuido las poblaciones de cetáceos que migran hacia Cataluña. Una población que a 1996 se estimaba en 3.600 ejemplares.

Para obtener información sobre el número de ballenas que llegan a la zona, Edmaktub promovió la creación de una red de monitoreo en la que los pescadores de las poblaciones de Cofradía de Barcelona, Vilanova i la Geltrú y Tarragona son los protagonistas. En 2014,el 63% de las ballenas avistadas fueron reportadas por pescadores a través de mensajes de texto y fotografías tomadas con teléfonos inteligentes. A esto se le suma el rastreo aéreo que Eduard Degollada realiza a partir de drones con los que ha sido posible capturar imágenes nunca antes vistas de los rorcuales.

Pero los científicos saben que para entender el comportamiento del rorcual es necesario indagar por la salud de los ecosistemas que habita, por eso el equipo de científicos cuenta con especialista en muestreo del plancton marino, fotoidentificación, mediciones de salinidad y temperatura del mar y del mapeo sobre otras especies, como el delfín mular (Tursiops truncatus), el listado (Stenella coeruleoalba) y el calderón gris (Grampus griseus).

En los próximos años, el principal objetivo de Edmaktub es obtener suficiente información para determinar las posibles rutas migratorias de los rorcuales a lo largo del Mediterráneo. Además, los científicos pretenden mejorar los criterios éticos de la investigación de campo con los cetáceos a partir de la utilización de tecnologías no invasivas que permitan el estudio de las especies sin comprometer su bienestar.

“El mundo marino que habita el Mediterráneo merece ser explorado”, concluye Eduard Degollada mientras mira, a través de sus binóculos, el horizonte de ese mar azul profundo.

*La periodista viajó a Barcelona invitada por la Fundación Carolina como parte del Premio Amway de Periodismo Ambiental.

Por Angélica María Cuevas Guarnizo / Barcelona

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