“Águilas Negras” ocupan zonas que abandonan las Farc en el Catatumbo

Varias familias que habitaban dos veredas aledañas en Tibú (Norte de Santander) se trasladaron hacia La Gabarra, un pueblo cercano, tras amenazas de hombres que llegaron a la zona recién abandonada por la guerrilla, anunciando que tomarán el control. Habitantes temen que se repita la violencia de finales de los 90's y reclaman presencia del Estado.

redacción Nacional
10 de febrero de 2017 - 07:17 a. m.
Archivo particular.
Archivo particular.

La última marcha de los miembros del frente 33 de las Farc fue interrumpida abruptamente en la mañana de este jueves. Luego de que los guerrilleros de dicho frente iniciaran su traslado hacia Caño Indio, el punto en el que se concentrarán para desplazarse hasta la zona veredal en la que iniciarán su proceso de desmovilización como parte del Acuerdo de Paz, un grupo de encapuchados y con armas llegó hasta una zona de veredas aledañas en Tibú, Norte de Santander. Intimidaron con sus fusiles a la población y les dieron un mensaje que fundió todas las esperanzas de paz que tienen: los reunieron, se presentaron como un grupo de autodefensas y les advirtieron que ahora que las Farc abandonaron el territorio ellos iban a tomar el control de la zona.

Así, la caravana se vio interrumpida, pues los guerrilleros decidieron suspender el desplazamiento hasta Caño Indio hasta que no se garantizara la seguridad de los pobladores, aunque se estima que unas 20 familias resolvieron abandonar el territorio ante la amenaza criminal de los hombres que llegaron a El 60 y El 40, dos veredas limítrofes, para decir a quienes allí habitaban que no querían ver a nadie en esa zona. Los miembros de las Farc se detuvieron en un lugar conocido como Matecoco y retrasaron por un par de horas su traslado.

“Alrededor de las 8:00 a.m. los guerrilleros que se van a desmovilizar se desplazaron de la vereda El 60 hacia el pueblo. Ellos vinieron en una caravana, se bajaron en el parque del pueblo, entraron a una ceremonia que les hicieron en la iglesia y salieron del pueblo a eso del mediodía. A las 2:00 p.m., en la vereda El 40 dijeron que habían llegado de 40 a 50 hombres, vestidos de negro y haciéndose llamar 'Águilas Negras'”, dijo a Colombia2020 una habitante de La Gabarra, quien fue testigo del traslado que hicieron varias familias desde sus viviendas hasta el pueblo. “Se están desplazando hacia acá”, agrega la residente del corregimiento, quien prefiere reservar su identidad.

A las veredas llegaron tropas del Ejército y el representante de la diócesis de Tibú, que hacía parte de la caravana que acompañaba a los guerrilleros hacia Caño Indio. Tanto el prelado como los hombres de la Fuerza Tarea Vulcano tomaron las denuncias de los habitantes que decidieron quedarse en El 40. La marcha de los guerrilleros se reactivó y los militares aseguraron que, en coordinación con la Policía, garantizarán que la amenaza paramilitar no hará presencia en ningún punto del departamento, mucho menos los que poco a poco son abandonados por la guerrilla.

Pese a que los sujetos armados se identificaron como parte de las “Águilas Negras”, en el lugar no hay certeza de que sea realmente esa banda criminal la que esté detrás de las intimidaciones. Y no porque no se tengan las pruebas suficientes de que grupos criminales están rondando la zona, sino porque a otras veredas y fincas de la región, a las que también han llegado hombres armados, los sujetos afirman ser de las “Autodefensas del Catatumbo”.

Las familias que tuvieron que salir recorrieron de dos a tres horas desde sus moradas hasta La Gabarra, que hoy es un pueblo en el que ronda la preocupación porque sus coterráneos están siendo desplazados. Están reviviendo la historia de ese funesto 1999, cuando entre mayo y agosto los paramilitares protagonizaron uno de los capítulos más sanguinarios en la historia del conflicto en Norte de Santander. Primero fueron los asesinatos en retenes: los ‘paras’ bajaban a personas de los automóviles y con lista en mano decidían a quién asesinar y a quién no. Tres meses después, el 29 de mayo, se perpetró una horrible masacre que inició con un corte de luz provocado por los mismos criminales, y finalizó con un río de sangre tras la muerte de cientos de residentes del pueblo, en un nuevo episodio de la lucha por el codiciado Catatumbo.  

Aparte de su preocupación, los pobladores de La Gabarra no dudan en culpar de estos hechos al Gobierno. No se explican cómo, nuevamente el abandono, hizo que en pocas horas el territorio pasara de manos de la guerrilla a ansiado por las bandas criminales. “Es una falta del Gobierno. ¿Cómo es posible que apenas se estén desmovilizando las Farc y ya haya incursión de otro grupo al margen de la ley en el corregimiento?”, dice la habitante de La Gabarra.

El hecho fue rechazado por la asociación de campesinos del Catatumbo (Ascamcat), que solicitó a las personas que integran el Mecanismo de Monitoreo y Verificación de la ONU su apoyo para que las denuncias no se queden en el aire. También se pronunció al respecto el movimiento Marcha Patriótica, que anunció una comisión de verificación para este viernes, en la que se aclare lo sucedido y se haga un pronunciamiento oficial.

Por redacción Nacional

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