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Antanas Mockus y Ecopetrol combatirán la violencia intrafamiliar con pitos

Con silbatos, vacunas simbólicas contra los abusos y una línea telefónica para atender celosos, se pretende reducir esa afectación en 15 municipios.

Redacción Vivir
22 de noviembre de 2012 - 11:41 p. m.
En Barrancabermeja se repartieron pitos que las personas utilizaron para evidenciar los maltratos públicos.  /Corpovisionarios
En Barrancabermeja se repartieron pitos que las personas utilizaron para evidenciar los maltratos públicos. /Corpovisionarios

“Ante el juez dijo que la había matado porque le fue infiel, porque él no iba a soportar que públicamente se pusiera en entredicho su hombría. Pero a mí me confesó en la cárcel que la mató porque se cansó de los malos tratos que ella le daba en la casa: de las golpizas y los abusos que se calló. Un día, borracho, no aguantó más, la enfrentó, se excedió, la asesinó a golpes”.

Confesiones como ésta, de algunos de los reclusos de la cárcel de Barrancabermeja, escuchó Alejandra Ariza, coordinadora del programa “Sin celos sí hay amor”, que la organización Corpovisionarios aplicó en ese municipio de Santander (entre 2009 y 2011) como parte del programa de responsabilidad social de Ecopetrol.

“Historias como estas, de hombres que asesinaron a sus mujeres, nos hicieron ver que quizá los crímenes pudieron ser evitados si ellos hubieran sido escuchados”, dice Ariza.

Corpovisionarios, liderada por Antanas Mockus, puso a disposición de los celosos una línea telefónica (Celán) atendida por psicólogos. En 20 meses recibió 2.088 llamadas de agresores, víctimas y testigos que solicitaban ayuda. “Decidimos trabajar enfocados en los victimarios, algo que no es tan común en Colombia, donde los esfuerzos por combatir la violencia intrafamiliar se han concentrado en atender a las víctimas. Es que cuando los celos afectan la salud mental, los agresores funcionan como adictos”, dice Mockus.

Durante el programa se les entregó silbatos a los habitantes para que respondieran con ruidos a las agresiones que presenciaran: “Pite tres veces si es testigo de un abuso, y si escucha que alguien pita, pite usted también”. Los pitazos se escucharon en la plaza, en la calle y en el parque, donde también reunieron a los pobladores para vacunarlos contra la violencia intrafamiliar. En diciembre de 2011, de manera espontánea, aparecieron en las calles muñecos de años viejos con mensajes como “A las mujeres se les respeta”.

Mientras en 2009 ese municipio denunció 1.071 casos de violencia de pareja, en 2011 se registraron 139 casos. “El 58% de las llamadas recibidas fueron de agresores. Impedimos dos suicidios y dos asesinatos”, dice Ariza.

Ahora, tras comprobar el éxito del programa, Ecopetrol lo implementará en 15 municipios más en los que la empresa tiene incidencia y donde las agresiones entre las parejas se han vuelto comunes. Es el caso de Cartagena, Neiva, Villavicencio y Yopal.

Para lograrlo cuenta con el apoyo de instituciones como la Policía Nacional, el Ministerio del Interior y la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer. “Sabemos que en las zonas de explotación petrolera el machismo está detrás de estas altas tasas de violencia. Hay que impulsar un cambio estructural de la cultura”, dice Óscar Villadiego, vicepresidente de Servicios de Ecopetrol.

En Colombia el año pasado 51.182 mujeres fueron golpeadas por su pareja.

‘Quiero aportar desde donde soy recordado’: Mockus

 

¿Cómo define su estrategia de cultura ciudadana?

Sabemos que mucha gente se porta bien porque su cultura religiosa se lo ha inculcado, pero hay que prepararnos para una transición hacia una sociedad que quizá se vuelva menos creyente. Es volver al dicho de “hay que formar gente honrada, aunque pierda la fe”. No se trata de torear a los que tienen fe, pero de algún modo los proyectos de cultura ciudadana tratan de lograr que la gente adquiera mecanismos de autorregulación y de mutua regulación que funcionen independientemente de la religiosidad. Hace parte de la construcción de una ética civil.

Entonces, ¿su carrera política está relegada?

Claramente sí. Uno debe aportar en lo que puede aportar más. Bendito el momento en que se pudo conjugar lo uno con lo otro, pero ahora doy total prioridad a la cultura ciudadana. Es por lo que seré recordado.

 

Por Redacción Vivir

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