Los ojos del país están hoy puestos en Arauca, tras el ataque del pasado fin de semana en el que murieron 11 militares y las respuesta de la Fuerza Pública que ya cobra más de 30 guerrilleros muertos. Sin embargo, los combates que hoy se viven son el resultado de una guerra continua que azota esta zona del país.
Este departamento tiene elementos estratégicos, que lo hacen atractivo para los grupos armados ilegales: La frontera con Venezuela como ruta para el narcotráfico, el contrabando de gasolina y el boom petrolero con todo el dinero que mueve. Por años, tanto las Farc como el Eln han hecho presencia y han dominado la zona. Los paramilitares también llegaron a sumarle un ingrediente al conflicto en este territorio.
En el 2005 hacían presencia las Farc con los frentes 2, 10 y 45. El Eln con el frente Domingo Laín, la columna Che Guevara y el Batallón ABC. Por su parte, los paramilitares con el bloque Vencedores de Arauca. Se vivía un clima de zozobra. Pese a los esfuerzos de la Fuerza Pública por recuperar el control, no han logrado consolidarlo.
De acuerdo con analistas del conflicto, contrario a lo que el país cree, quien realmente domina en Arauca la frontera con Venezuela es el Eln y no las Farc. Entre 2005 y 2010 hubo una cruda guerra entre ambos grupos guerrilleros, en la que incluso algunos frentes del Eln se aliaron con el Ejército para combatir a las Farc. En 2009 el Eln emitió un comunicado en el que hablaba del absurdo conflicto en Arauca y en el que hicieron un llamado a las Farc a ponerle fin a este enfrentamiento.
Desde entonces, las condiciones cambiaron y ahora El Eln y las Farc, tras la tregua están aliados para enfrentar al Ejército. Ahora son cerca de mil guerrilleros coordinando acciones para enfrentar a la Fuerza Pública, con golpes contundentes como el del fin de semana.
“Si hubo un departamento donde la Seguridad Democrática fracasó fue Arauca. No ha tenido avances y por una razón sencilla: la Fuerza Pública no se comportó muy bien con la población civil. Además, han tenido fuerzas políticas corruptas, como el caso de Julio Acosta Bernal”, dijo Ariel Ávila, analista de la fundación Nuevo Arco Iris.
Durante los últimos meses, las extorsiones y secuestros de empleados de las empresas petroleras, al igual que la destrucción de los vehículos que transportan el combustible, hicieron que el Estado fijara los ojos en esta zona y con ello un aumento de las operaciones militares. “Arauca es una zona muy compleja donde la guerrilla es muy fuerte. Ahora el Ejército está haciendo mucha presencia. Es un conflicto que va a seguir”, agregó Ávila.