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Coronel no apareció en sepelio de su esposa, descuartizada en Ibagué

Fiscalía de Derechos Humanos de Bogotá asumió la investigación por homicidio y tortura.

Olga Lucía Garzón Roa
05 de octubre de 2009 - 08:48 p. m.

Desde el 6 de septiembre pasado, Erika Cecilia Yenerys Gutiérrez no se volvió a comunicar con sus familiares en Sincelejo y Cartagena, según la versión de Sander Yeneris, uno de sus hermanos. Según el pariente de esta joven de 28 años de edad, cuyo cuerpo apareció desmembrado a lo largo de la vía Ibagué- Alvarado, su hermana se comunicaba a diario con sus familiares, porque era muy apegada al hogar y permanecía preocupada.

Pero desde ese día, inexplicablemente se perdió toda comunicación. Su celular siempre estaba en buzón de mensajes.  Según Yeneris, comenzaron a preguntarle al coronel Aldana, el esposo de la joven, sobre su paradero. "Nos decía diferentes cosas: que estaba en Medellín; que estaba muy ocupada y que por eso no llamaba…  que estaba en Costa Rica, sin embargo averiguaron en el DAS y no se reportaba su salida del país, además tenía vencido el pasaporte…Pese a la insistencia, el coronel no les ponía atención", indica el familiar de Erika.

Ante el silencio del oficial, sus diferentes versiones y el hecho de saber que Erika nunca dejaba de comunicarse, sus parientes decidieron darla por desaparecida. Entonces pusieron un aviso en internet:

…¡Busco a mi hermana Erika Cecilia Yeneris Gutiérrez… urgente.. desaparecida en Ibagué, en septiembre -9-de 09... Comunicarse con su mamá en Cartagena.!

Este es el aviso que el 21 de septiembre pasado comenzó a rodar por OLX, una página de internet creada en el departamento de Bolívar, y que ayuda gratis a buscar desaparecidos. La mujer que buscaban estas personas resultó ser Erika Cecilia Yenerys Gutiérrez, la esposa del comandante operativo de la Policía del Tolima, coronel José Joaquín Aldana.

Mientras desde Cartagena salía este aviso, en Ibagué, un vigilante de la hacienda San Isidro hacía el macabro hallazgo:  dentro de bolsas negras había una cabeza y los brazos de una mujer de 30 años aproximadamente. En los días siguientes encontraron en diferentes sitios a lo largo de la vía Ibagué - Alvarado las piernas, dedos de los pies y el tronco en esqueleto, así como alguna ropa de esta joven trigueña de cabello castaño oscuro largo.

A la mujer le destruyeron el rostro y le quitaron los pulpejos de las manos, con el fin de no dejar ninguna forma de identificarla. El CTI ordenó otros exámenes de ADN a cada una de las partes, primero para establecer si era la misma persona, y segundo para darle identidad. El CTI en Ibagué hacía continuos llamados a la ciudadanía para que se reportara en caso de que a alguien se le hubiera desaparecido un pariente con las anteriores características, pero las autoridades se encontraban perplejas ante el silencio de la comunidad.

Era muy misterioso. Parecía que la pobre víctima no tenía dolientes que la buscaran. Una comisión especial conformada por CTI, Fiscalía y Policía en Bogotá dieron finalmente los resultados: La mujer se llamaba Erika  Cecilia Yeneris Gutiérrez, nadie menos que la esposa del comandante operativo de la Policía en el Tolima, coronel Joaquín Aldana. Sin embargo, en una actitud que ha sido vista como extraña, el oficial Aldana no les reportó nunca a sus superiores ni la desaparición ni menos que la mujer descuartizada era su esposa.

Es por esto que el coronel Israel Robay, aseguró que fue el más sorprendido cuando se enteró de que la mujer cuya atroz muerte aterró a Ibagué era la esposa del oficial. "A mí nunca me reportaron que el coronel Aldana tenía a su esposa desaparecida”, afirma. Según Robayo, el viernes en la mañana recibió en su oficina al coronel Aldana, quien le pidió 83 días de  vacaciones, según él para arreglar algún problema con su esposa. Un día después de la conversación y de haberse despedido del oficial, Robayo se enteró del hecho. “Debe estar en el sepelio de su esposa. Él debe tener mucha fortaleza para enfrentar este hecho tan duro y triste”, dijo Robayo.

Sin embargo, los familiares de la joven estuvieron en Ibagué, hicieron el reconocimiento de las prendas de la joven y determinaron que efectivamente se trataba de la esposa de Aldana, quien en ningún momento apareció. En el sepelio brilló por su ausencia. “No sabemos nada de ese señor. Desde hace mucho no se ha comunicado con la familia” dice. En Ibagué, los comandantes tampoco se han vuelto a comunicar con él, según afirman.

Lo que esperan es que se haga justicia. “Se lo dejamos a la Justicia Divina. Tenemos mucha fe en esta ley y esperamos que este no sea otro crímen que quede impune”. puntualizó. El coronel Aldana vivía en el barrio Piedra Pintada, de Ibagué, con su esposa y sus hijas de 11 y 4 años de edad.

Por Olga Lucía Garzón Roa

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