Colombia ya tiene museo de esmeraldas

Aunque Colombia es considerado el productor de las esmeraldas más hermosas del mundo, nunca había tenido un museo para exhibir estas piedras preciosas y apetecidas, hasta ahora.

El Espectador
23 de octubre de 2008 - 07:59 a. m.

Las más de 3.000 piezas que Alberto Sepúlveda ha coleccionado desde hace 35 años - cuando se convirtió en un empresario que compra y vende esmeraldas - podrán ser observadas a partir del jueves por la noche, en un céntrico edificio de Bogotá.

Sepúlveda tuvo la idea del museo hace 20 años, durante una feria de piedras preciosas celebrada en la ciudad alemana de Munich. "Un señor me compró una esmeralda y me dijo que la iba a donar para un museo. Desde entonces me quedó sonando la idea", relató Sepúlveda.

A la entrada del Museo Internacional de la Esmeralda, un local de 650 metros cuadrados, Sepúlveda mandó construir una réplica de socavón, una cueva que se excava en la ladera de un cerro, de unos 15 metros de largo, donde el visitante tendrá la sensación de encontrarse en una mina de esmeraldas.

Tras ese primer recorrido por el socavón, se llega a un inmenso salón donde están exhibidas, por ejemplo, esmeraldas en bruto y sin pulir, que pueden pesar hasta 265 quilates.

"Hay esmeraldas cuyo quilate puede valer hasta 20.000 dólares", dijo Sepúlveda, al mostrar a un equipo de la AP el nuevo museo.

Después de Brasil y Zambia, Colombia es el tercer exportador de esmeraldas del mundo, según Oscar Baquero, presidente de la Federación de Esmeralderos de Colombia (Fedesmeraldas).

El año pasado esas exportaciones colombianas ascendieron a 140 millones de dólares, teniendo su primer mercado en Estados Unidos, seguido de Hong Kong, agregó Baquero en entrevista telefónica.

Las esmeraldas más costosas en los mercados internacionales están marcadas por su transparencia, por la saturación de su color, por su tamaño y por su forma, explicó Baquero.

Una leyenda popular colombiana dice que alguna vez la diosa indígena Fura lloró amargamente porque su esposo, Tena, le fue infiel, y sus lágrimas terminaron convertidas en pequeñas piedras verdes a las que en adelante se les llamó esmeraldas, narró Sepúlveda, que es el gerente general del nuevo museo.

La figura de esa diosa no podía faltar en el museo y fue tallada por un artesano de una piedra natural obtenida en las minas de los municipios de Muzo, Coscuez y Chivor, en el departamento de Boyacá, ubicados a más de 100 kilómetros al noreste de Bogotá.

El otro municipio que produce esmeraldas en Colombia es Gachalá, departamento de Cundinamarca, localizado a 60 kilómetros de la capital del país.

Sepúlveda, un empresario de 60 años, oriundo de Boyacá, pretende que parte del dinero que produzca el museo sea invertido en los niños pobres de Muzo, Coscuez, Chivor y Gachalá, cuyos padres han muerto en accidentes mineros.

"No tenemos la cifra de cuántos son los niños", advirtió Sepúlveda, quien alegando razones de seguridad declinó revelar tanto el precio de su colección de piedras como el costo del museo, ubicado en uno de los pisos de los 36 que cuenta un moderno edificio en el centro de la ciudad.

Por años, el negocio colombiano de esmeraldas ha estado rodeado de un manto de sospechas y acusaciones debido a que en el pasado algunos de sus más reconocidos productores, como Víctor Carranza, fueron investigados y detenidos en la década de 1990 porque, al parecer, promovieron - junto con el narcotráfico - el surgimiento de grupos paramilitares como reacción a extorsiones y secuestros de las guerrillas.

El Museo Internacional de la Esmeralda está ubicado a escasos 100 metros del Museo del Oro del Banco de la República, donde desde hace 69 años se exhiben 52.000 objetos precolombinos, así que Sepúlveda espera que quienes pasen a visitar un museo, recorran el otro.

Por El Espectador

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