Luces y faroles, la magia de la Guacherna que vivió Barranquilla

El desfile nocturno más importante de los carnavales de La Arenosa copó todos los tendidos de la calle 44 con gritos de ¡Viva el Carnaval!

Wendy Clavijo y Duvan Lara*
18 de febrero de 2017 - 10:10 p. m.
Andrea Giraldo
Andrea Giraldo

La innovación y la tradición se tomaron la noche de este viernes en Barranquilla. La Guacherna, el desfile nocturno más importante de los carnavales de La Arenosa copó todos los tendidos de la calle 44 con gritos de ¡Viva el Carnaval! lanzados por multitudes compenetradas con el baile, la sonrisa, el mamagallismo y los aplausos. “Yo sólo vengo a La Guacherna porque es al que toca”, se oyó decir a un asistente mientras miles de danzantes de Barraquilla y sus alrededores acompañados de reinas y reyes –figuras muy respetadas en el Carnaval- y de una fauna repleta de color, deslumbraron a los niños y grandes en la tribuna, y los pusieron a soñar. ¡Porque la Guacherna es el comienzo de un sueño! (Lea aqui: Herman Munster también disfruta del Carnaval de Barranquilla)

A las 7 de la noche dio inicio el tan esperado desfile, que acogió a locales y a extranjeros -algunos de los cuales catalogaron el evento como “una gran fiesta”. Visitantes de muchas partes del mundo que terminaron adornados como toca hoy en Barranquilla: con espuma, diademas, collares, brindaron en la antesala por el goce de los próximos 10 días, en una fiesta inolvidable.

El cielo de Barranquilla se iluminó, mientras un espectáculo de fuegos pirotécnicos anunciaba, junto a el sonido de las sirenas de bomberos, que la guacherna “Esthercita Forero” 2017 estaba lista para recorrer las calles de la ciudad, que con ansias esperaba su llegada.

Una guacherna que le apostó a los sonidos folclóricos y de tradición, en la que 143 grupos folclóricos y 241 disfraces colectivos e individuales, entre ellos 60 con vestuarios iluminados, llenaron de luces y color el recorrido por la carrera 44, desde la calle 72, hasta la Casa del Carnaval, en el Barrio Abajo, donde culminó con el desfile pero siguió la fiesta.

Un gran bache – una pausa en el flujo del desfile – precedía a su majestad la reina, Fefi Mendoza, quien sonriendo venía vestida en homenaje al Junior de Barranquilla con un traje denominado 'El Papá del Carnaval’. Al son del ‘Dale Junior de Barranquilla Dale’, uno de los icónicos temas de las barras del rojiblanco, y acompañada de Willy El Tiburón y una gran comitiva musical, la soberana compartió con el público que coreaba y vitoreaba a su paso (todavía más) al equipo barranquillero. Pasó la comparsa del Junior y todos los espectadores se pararon y cantaron las estrofas de sus barras bravas, porque el equipo tiburón “es el mejor y va por otro gol”.

Pero los asistentes, también vieron pasar a personajes emblemáticos: la Reina hispanoamericana, María Camila Soleibe; los actores Karoll Márquez y Aida Bossa; el invaluable hijo de Barranquilla, Agmeth Escaf; e incluso Alex Char, alcalde de la ciudad, quien con un disfraz de “monocuco”, rojo y blanco con los colores del Junior, se perdía entre la comitiva de la reina. Igual estuvieron Mario Barackus, un ahorcado, un hombre mujer al que se le podían coger los senos, La Chilindrina, Oscar de León, y esta vez –para fortuna de muchos- menos guerrilleros. “Ve, gritó un espectador… Esos son cachacos”, refiriéndose a quienes decidieron no danzar en sus comparsas sino adornarse con escenas teatrales, varias de Oriente. En Barranquilla, ¡quien no baila, no goza!

El homenaje a Esthercita forero, 'la eterna novia de Barranquilla’, estuvo a cargo de Pachalo y su comparsa Los Guaracheros de Cuba, quienes entonaron y bailaron las canciones que la homenajeada le compuso a lo largo de su vida a su adorada ciudad.

En este 2017, en el desfile de La Guacherna se destacó la notable participación de la Escuela Distrital de Arte – EDA – con la elaboración de unas macro figuras iluminadas que hacían alusión a las danzas más representativas del Carnaval. Y la verdad es que la cultura opacó algunas discusiones y peleas –menos que en años anteriores, según lo reportado por las autoridades-, que en muchos casos obedecieron a la búsqueda del mejor puesto.

“¡Quien lo vive es quien lo goza!”, gritó un barranquillero entonado a las 11 de la noche. Y ahí no terminó la fiesta, porque en muchas calles de la ciudad, adornadas por parejas dispuestas a seguir el comienzo de la fiesta, el asunto fue hasta el amanecer. “Y ¡prepárese para lo que viene!”.

*Estudiantes de la Universidad del Norte, de Barranquilla

Por Wendy Clavijo y Duvan Lara*

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